Ciencia y Sociedad

La superstición atribuye riesgos a algunas plantas

  • l La ignorancia y la tradición mantienen, sin fundamento científico, creencias supersticiosas sobre los efectos nocivos de algunas plantas.

Está muy extendida la infundada superstición de las desgracias, ruinas, desdichas o calamidades de todo tipo que puede acarrear el cultivo o presencia de determinadas plantas de las que se usan como ornamento en jardines y viviendas; lo que carece de fundamento real y se sostienen por ignorancia y pereza mental.

Una de ellas es la hortensia, hermosa planta de pequeñas flores rosas, azules o violetas, reunidas en formas globulares. Sin embargo, en la isla Faial (Islas Azores, Portugal), los setos que se establecen como límites entre fincas agrícolas se hacen a base de hortensias y, que se sepa, en esta bucólica isla atlántica no se sufren más desgracias o calamidades que en cualquier otro lugar del mundo.

Otro 'respeto' supersticioso es considerar a los crisantemos como 'flor de muerto', tal vez originado porque esta planta, procedente de Japón, donde es flor emblemática nacional, es de las pocas presentes en los jardines y comercios en el Día de Difuntos (2 de noviembre).

También goza de tradición funeraria el ciprés columnar, al que mucha gente relega a la condición de 'árbol de cementerio', ignorándose que, originariamente, en la antigua Grecia se empleó para honrar la memoria del guerrero que regresaba victorioso a su patria; se plantaba, como monumento vivo, un ciprés en un lugar céntrico de su ciudad o pueblo. De allí pasó a Roma, donde se empleó... dedicado a los héroes muertos en batalla. Y más tarde en los cementerios cristianos y monasterios por susimbólica longevidad; por algo su nombre botánico, tomado del latín, es el de Cupresus sempervirens, ciprés siempre verde.

En la actualidad, este bello, resistente y duradero árbol, sobrio y elegante, destaca en el paisaje mediterráneo y se emplea cada vez más como realce ornamental en chalés y urbanizaciones por su marcada verticalidad estética, contrastando con el rigor geométrico de las edificaciones.

Por otra parte, entre los jardineros y hortelanos, por tradición, aún se transmiten diversas 'supersticiones benéficas' aplicadas a los cultivos, como la de que sembrando ajos entre las demás plantas desaparece el pulgón chupador de la savia. O que los mechones de pelo y pieles de plátanos son beneficiosos para los cultivos, pero las virtudes fertilizantes que puedan tener son obvias, pues la tienen todas las materias orgánicas en descomposición, porque liberan los elementos químicos que contienen, necesarios para el desarrollo de las plantas. El mejor fertilizante es, precisamente, el estiércol, pero por su escasez se ha tenido que recurrir a los abonos químicos.

En cualquier caso, por ignorancia, las supersticiones sobre algunas plantas y sus propiedades metafísicas, transmitidas de generación en generación, se mantienen de forma testimonial en el siglo XXI. Una de ellas, en este caso con supuestos alcances religiosos y económicos, es la de ponerle unos tallitos de perejil, en agua para que se mantengan frescos, a una imagen de San Pancracio, para que éste corresponda al devoto proporcionándole salud, trabajo o éxito comercial, según el caso.

No hace muchos años, este pintoresco y extendido rito popular era practicado, sobre todo, por comerciantes modestos y amas de casa. Se originó, según la leyenda, cuando una mujer, con tan apurada situación económica que no disponía de dinero para ofrendar un ramo de flores a San Pancracio, lo suplió con perejil, la modesta hortaliza culinaria... ¡y le tocó la lotería! Y de este caso se extendió la creencia de la virtud metafísica de la combinación San Pancracio/ramito de perejil.

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