Suicidio de un recluso jerezano de 33 años, toxicómano y diagnosticado con problemas mentales en la prisión de Botafuegos

“No puedo más”, declaró en una carta manuscrita dirigida a su hija a modo de despedida

En menos de seis años, 35 reclusos se han quitado la vida en la cárcel de Algeciras

Centro penitenciario de Botafuegos, en Algeciras
Centro penitenciario de Botafuegos, en Algeciras / Erasmo Fenoy

Algeciras/El recuento de reclusos llevado a cabo a las 17:00 del pasado domingo en la prisión algecireña de Botafuegos concluyó con un nombre menos en la lista. Un nuevo suicidio, el número 35 en menos de seis años en el centro penitenciario, puso fin a la vida de un interno de 33 años diagnosticado con problemas mentales y toxicómano. Natural de Jerez de la Frontera, los funcionarios de prisiones hallaron su cadáver junto a una carta dirigida a su hija. “No puedo más”, repitió en ella varias veces, un grito sordo y desesperado escrito de puño y letra.

El fallecido estaba en tratamiento psiquiátrico y formaba parte de un grupo de terapia de la prisión, pero fue insuficiente. Botafuegos carece de psiquiatra propio y el profesional que viene una vez en semana durante varias horas apenas si puede hacer algo por su pacientes. “De una población reclusa de 1.300 personas, hay 600 que padecen problemas mentales con medicación”, asegura José Luis Alcaraz, funcionario de la cárcel y portavoz del sindicato Acaip.

Muchos de estos reclusos padecen con frecuencia patologías duales, vinculadas normalmente a toxicomanías, un círculo vicioso del que muchos no pueden salir. “El consumo de drogas está detrás de muchas enfermedades mentales y no es raro que alguien que empieza a consumir con 18 años acabe enfermo al cabo de seis o siete”, señala el representante sindical. “El cóctel de la droga, la falta de una atención sanitaria adecuada y la enfermedad mental se vuelve insoportable”, recalca.

Los 35 presos que se han quitado la vida entre las paredes de Botafuegos dan cuenta del drama. Acaip plantea como única solución el traspaso a la Junta de Andalucía de los servicios médicos de las prisiones. Mal remunerados, con una carga de trabajo enorme y un peso a nivel emocional difícilmente soportable, apenas si hay médicos psiquiatras que opten a trabajar en las prisiones españolas. En la última convocatoria de plazas, la de 2023, los 80 puestos ofertados solo lograron 25 candidatos, de los que tan solo siete se incorporaron finalmente al trabajo.

La Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria manifiesta que la atención psiquiátrica está absolutamente desatendida en la mayoría de cárceles españolas, reduciéndose a la mera prescripción farmacológica. "Está situación tiene una mayor importancia en un medio donde la prevalencia de enfermedades psiquiátricas es mayor, y donde es más necesario un correcto diagnóstico psiquiátrico que, por una parte consiga mejorar la salud psíquica del enfermo, y por otra que evite que la presencia de psicopatología interfiera en su situación regimental", recomiendan.

En las prisiones españolas, también en Botafuegos, existe un Programa de Prevención de Suicidios (PPS) para detectar a reclusos deprimidos o que, por otras condicionantes, pueden intentar quitarse la vida y se aplica en función de los resultados arrojados por una evaluación psicológica previa. Los resultados demuestran que aún es insuficiente.

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