Así era El Rinconcillo en 1980: una playa familiar en la que ya abundaban las sombrillas

Una fotografía publicada por Victoria Guerrero en Facebook ha despertado una oleada de nostalgia entre los vecinos de Algeciras al mostrar el bullicioso ambiente de la playa del Rinconcillo en un domingo cualquiera del verano de 1980. La imagen, firmada por el recordado fotógrafo Miguel Ángel del Águila, forma parte del archivo original conservado por sus hijas y ha servido como punto de encuentro emocional para cientos de personas que han compartido sus recuerdos de aquella época dorada.

La instantánea, captada el mismo día que otra publicada días antes sobre Getares, muestra un Rinconcillo abarrotado de sombrillas y bañistas que llenaban la orilla con entusiasmo. En el texto que acompaña a la publicación, se relata cómo Del Águila recorría ambas playas en su "seiscientos verde", cargado con su maletín de piel y cámaras Nikon, para retratar la vida veraniega algecireña para la prensa local. “El Rinconcillo era la playa familiar. Nos desplazábamos en autobuses llenos hasta la bola, con las puertas abiertas porque no se podían cerrar del gentío. Las colas para volver eran eternas, pero las patatas fritas aliviaban la espera”, recuerda la autora de la publicación.

También se rememora una época en la que, antes de construirse la carretera del cementerio, el trayecto hacia la playa era una auténtica odisea por la antigua carretera general, especialmente el temido stop de la venta Peña. “Eso sí que era tener ganas de playa con sacrificio incluido”, se afirma en el post.

El skyline de la playa no ha cambiado mucho desde entonces. Desde hace unos años se echa de menos la araucaria del Bahía, establecimiento que sigue en pie. También se distinguen la urbanización Porto Albo y algunas casas. Al fondo también puede verse la factoría de Acerinox en Palmones.

Recuerdos compartidos

Los comentarios a la publicación no se han hecho esperar. Frases como “La mejor playa del mundo mundial”, “Nivea y agua oxigenada, nuestras cremas solares”, o “El melón al remojo, con caña y red en la orilla” dan cuenta del cariño con el que se vivía cada jornada playera. Los hidropedales, las casetas de madera para cambiarse, las excursiones familiares y hasta los autobuses abarrotados forman parte de una memoria colectiva que, cuatro décadas después, sigue viva.

Algunos usuarios también han señalado el paso del tiempo: “Ahora está mucho más guapa”, mientras otros expresan su melancolía: “Todo se pierde, una pena”. Aun así, el espíritu permanece. Como dice un comentario: “Una playa que ha sido y será referente de nuestra identidad”.

Un derbi entre dos playas queridas

Como apunta la propia publicación de Victoria Guerrero, la dualidad entre Getares y el Rinconcillo siempre ha sido un “derbi bien avenido”. Dos playas distintas, pero igualmente queridas por generaciones de algecireños que las hicieron suyas con toallas, neveras, meriendas y tardes eternas de poniente o levante.