Pitingo, cantaor: "En el mestizaje está el avance"
XI Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía
El onubense anuncia un concierto en el que habrá tiempo para el flamenco puro, pero también para el soul y el góspel
"Cuando conocí a Paco de Lucía me quedé paralizado, no me atreví a cantar", confiesa
Pitingo, que es el nombre artístico de Antonio Manuel Álvarez Vélez (Ayamonte, Huelva, 1980), abre este sábado el fin de semana de cierre del XI Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía con una propuesta que combinará flamenco y soul. Le acompañarán dos guitarristas, entre ellos Jesús Núñez Jesuli de El Puerto, tres coristas de voces, dos palmeros cantaores -uno de ellos su primo José Carpio-, percusión y piano.
Criado en el seno de una familia de payos y gitanos, confiesa que sigue idolatrando a Paco de Lucía, quien lo llamó para que fuera a conocerlo cuando el onubense contaba con veinte años. "Me fui a Valencia, donde él estaba, y ya luego nos vimos más veces, pero me acuerdo que me pidió que le cantara un poquito y me puse a temblar. No pude. Estaba allí Duquende, animándome, pero no me atreví. Me quedé paralizado", confiesa.
Pregunta.¿Cuál cree que es la mayor influencia que recibió de Paco de Lucía?
Respuesta.Cambió el rumbo del flamenco prácticamente. O sea, el de la guitarra, el del cante, todo. Incluso a Camarón, que hicieron una pareja inigualable que no se va a volver a repetir. Pero quizás Paco fuera más importante. Cuidado, que no le quito nada a Camarón, pero el hecho de que Paco apareciera en su vida, eso cambió la forma de cantar de Camarón y de todo.
P.¿Cuánto le han dado payos y gitanos?
R.En el mestizaje está el avance. Me han dado mucho las dos partes y me siguen dando. La parte gitana me ha dado la forma que tengo de vivir, de cantar la llevo en mi sangre por parte de mi madre. Y por la parte paya, pues también me ha dado porque en mi tierra, en Huelva, no había diferencia entre payos y gitanos. Eso es lo bueno de Andalucía, que no hay diferencias entre nosotros. Siempre me quedo con lo bueno de las dos partes.
P.¿Cuánto aprendió con Enrique Morente, Carmen Linares y los Habichuela?
R.Para mí fueron la universidad del flamenco. Aprendí muchísimo, sobre todo a escuchar. No soy un cantaor de los que se meten por medio. Jamás. Un maestro o una maestra están cantando, y hasta que no me lo decían ellos yo no cantaba. Me llevaba una grabadora y lo grababa todo. Y con Juan Habichuela, que en gloria esté, y con Pepe, pero especialmente con el Tío Juan, que tuve un roce especial y era un abuelo para mí, que me decía que tenía tantas facultades que no tenía que correr, igual que Juan Carmona, Carmen Linares.
P.Y Enrique Morente
R.Enrique me decía: tú sientes como sientes, aunque cambies un tercio y lo hagas a tu manera, el cante es como es. "Tú lo conoces, ¿verdad?", me preguntaba. Sí, lo conozco. Lo hacía y luego me pedía que lo hiciera como yo lo haría. Me terminaba diciendo que le gustaba como yo lo hacía. Él siempre estaba porque yo tuviera personalidad. Le debo mucho a todos ellos, y al Pele, a Juanito Villar, y a María Jiménez, incluso a gente de mi generación como Miguel Poveda y Arcángel.
P.Mezcló soul y flamenco casi desde su comienzo. ¿Llegó a sentirse incomprendido?
R.Lo tenía claro porque venía en mí. Empecé a escuchar soul y música gospel desde muy pequeño, y lo que es música negra en general. Igual que en el flamenco me gusta el cante antiguo, en la parte de la música negra también. Me gustan las canciones de los años 60 y 70, incluso música africana. Los coros de gospel, las armonías que hacen. Con 13 años me metieron en un coro de gospel, que eran todos negros menos yo. Son mis amigos desde entonces y los quiero.
P.¿Notó las semejanzas entre músicas entonces?
R.Me di cuenta de que había una similitud muy pronto, con 14 o 15 años, no musicalmente, sino que eran expresiones que venían de las entrañas. Las formas de cantar negros y flamencos son parecidas porque cuando quieren transmitir una pena, una alegría, hasta un insulto, también se transmite. No entendía nada de inglés, pero sabía que algo pasaba.
P.La evolución de la fusión musical le dio la razón
R.Gracias a Dios. Cuando leía una crítica mala -entonces no había internet- empezaba a llorar porque éramos jovencitos. Entonces llamaba a Enrique Morente, y a más personas. Enrique me decía, y se me quedó marcado: "Si todo el mundo hablase bien de ti, yo me preocuparía. Las malas lenguas de uno despiertan la curiosidad de los otros, así que tú despreocúpate porque eso es bueno. A mí me llevan 30 años intentando destruirme". Y seguí haciendo mi música a contracorriente, como los salmones. El otro día me dieron el Potaje de Utrera, uno de los festivales más antiguos del mundo, de los más ortodoxos, y me pidieron que hiciese gospel.
P.¿Escucharemos soul o flamenco en Algeciras?
R.Un poquito de las dos cosas porque el flamenco puro forma parte de mí, y la otra parte la dejo para la mitad. Hay público para todo. Habrá gente flamenca que venga y otra gente que no lo sea, y a cada una hay que darle lo suyo. Jamás he defendido el soul o el gospel como flamenco, jamás, ni lo defenderé. He creado una música mezclando dos culturas, y le he puesto un nombre que es Soulería. Estudiando te das cuentas que los pueblos que han pasado fatigas tienen un canto desgarrador. Mi hijo, que tiene 13 años, se pone a cantar por bulería y me pregunto cómo es posible que lo haga con esa fatiga si no ha pasado hambre.
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