"Las paredes se movían como plastilina"

El gaditano César Román reconoce que el miedo le pudo ante las sacudidas del terremoto en Tokio · A un grupo de flamencos de Jerez les sorprendió el seísmo ensayando, y a pesar del susto actuaron anoche

M.mateo/M.valero Cádiz / Jerez

12 de marzo 2011 - 01:00

Al gaditano César Román Muñoz todavía no se le ha pasado el susto en el cuerpo. Mientras que escribe unas líneas a través del correo electrónico a este periódico, debido a que las líneas telefónicas están fuera de servicio, se suceden más temblores. Sin embargo, nada comparado con lo que sucedió horas antes.

En su apartamento de Tokio se encontraba con la que va a ser su futura mujer, Naoko, recogiendo la cocina. Entonces notaron la primera sacudida. las primeras fueron muy suaves "pero poco a poco fue aumentando en intensidad hasta llegar a ser complicado mantener la verticalidad". El instinto de supervivencia le hizo querer salir de la casa ya que todo el mobiliario iba cayendo al piso, desde libros, platos, vasos, etcétera. Reconoce que era novato en un terremoto "y el miedo me pudo. Veía las paredes moverse como si fueran plastilina y realmente parecía que de un momento a otro iban a ceder".

Sin embargo, en estos casos la experiencia es un grado y su novia Nao, como la llama de manera cariñosa, le mantuvo dentro de la casa. César supo poco después que las autoridades recomiendan en estos casos quedarse en sus hogares y no salir a la calle.

Este joven gaditano llegó a Japón de vacaciones y el amor lo unió definitivamente a este país. En el verano de 2009 conoció a su novia en el avión y ya nunca perdieron el contacto. En diciembre el destino los unió más. Lo despidieron del banco en el que trabajaba en Madrid y después de trabajar en ONG en Camboya, Laos y Tailandia, se trasladó de manera definitiva a Japón en agosto del año pasado para estar con Naoko.

En este tiempo no había vivido nada parecido y lo de ayer le impresionó mucho. Ni siquiera sabe a ciencia cierta cuánto duró el temblor "porque pierdes la noción del tiempo y los segundos se vuelven minutos. Un temblor de esa magnitud no se olvida".

Cuenta que a través de la terraza pudo ver cómo la gente huía de sus casas y bajaba a la calle por las escaleras de incendio: "Lo hacían todo muy rápido y en silencio, pero se les notaba mucho miedo".

Después del primer temblor se sucedieron otros cuantos hasta contabilizar siete, un par de ellos bastante fuertes. Román explica de manera muy gráfica que se sentía "impotente, no sabes qué hacer, porque de hecho no puedes hacer nada. Acordarte de los tuyos por si acaso y poco más".

Explica que la situación en la capital japonesa es complicada porque la gente quedó atrapada en el centro de la ciudad. Ni los trenes Japan Rail ni los metros funcionaban y no había taxis para todo el mundo. Eso sí, a pesar del miedo y la incertidumbre se podía ver en todo momento "la perfecta organización de los japoneses en estos casos".

Este joven gaditano sabe de gente que aún está buscando a familiares en la zona afectada, pero al no funcionar los teléfonos la localización es imposible. Al menos les queda internet y eso les permitió ayer poder avisar a sus familiares de que se encontraban en perfectas condiciones. De la zona más afectada dice que sólo saben lo poco que han podido ver en las noticias japonesas.

La próxima semana viajará a Cádiz y podrá contar su experiencia. Mientras tanto allí estudia japonés y está preparando una serie de fotografías de la vida de Tokyo para ver si puede hacer un reportaje o algo similar para cuando vuelva a España. Más tarde, el 7 de mayo se casará con su novia japonesa en la capital gaditana.

En Jerez, el primer mensaje que la madre de Miguel Ángel Salado dejaba a su hijo por internet fue: "Miguel Ángel, ¿estás bien?". Al rato, su hijo le escribía: "Sí, ¿qué pasa mamá?". Ismael Heredia, Miguel Ángel Heredia, Juanillorro, Miguel Ángel Salado, Rocío Romero, Saray García y Manuel Soto Carrasco 'Maloco' estaban ensayando su espectáculo en un local de Tokio cuando empezaron a notar que la tierra se movía. Pasaron pocos segundos cuando un compañero que ya había vivido estos movimientos en otras ocasiones dijo que éste era "algo más fuerte de lo normal" y decidieron salir a la calle. Cuando se paró la tierra, entraron de nuevo en el local, siguieron ensayando y, aunque parezca mentira, actuaron ayer por la noche.

La otra cara de la moneda son los japoneses que se encuentran en la ciudad de vacaciones. Con el programa del Festival Flamenco en la mesilla de noche y los zapatos a los pies de la cama preparados para taconear en los cursos del Villamarta, un grupo de japonesas se levantó con la noticia de que su país temblaba. Sólo pudieron contactar con sus familiares por internet. La periodista Kioko Shaikaze reconoció que "desde aquí se ve horrible", pero respiró cuando pudo conectar con su familia, igual que hicieron las alumnas Atsuko, Mayumi y Yuki Miyata.

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