Las obras en la avenida Blas Infante de Algeciras suprimen las paradas de autobús junto al parque y obligan a subir la cuesta

El cierre de las marquesinas junto al María Cristina fuerza a los usuarios a caminar hasta 400 metros en pendiente para tomar el autobús, en pleno verano y sin fecha concreta de normalización

El cartel a final de calle Ancha —ese que decía “calle cortada por obras excepto garajes y transportes públicos”— apareció el lunes con un esparadrapo encima tachando el último renglón.
El cartel a final de calle Ancha —ese que decía “calle cortada por obras excepto garajes y transportes públicos”— apareció el lunes con un esparadrapo encima tachando el último renglón. / G.S.G.
G.S.G.

05 de julio 2025 - 21:17

Algeciras/El pasado lunes, 30 de junio, con los fuegos artificiales de la Feria Real aún en el aire y el mercurio de julio marcando territorio, los usuarios del autobús urbano de Algeciras descubrieron que sus paradas habituales junto al parque María Cristina habían desaparecido. Ni magia ni espejismos: obras. Y con ellas, una coreografía improvisada de carros de la compra, quejas a media voz, subidas y bajadas con más sudor que gloria.

La culpa —o al menos su coartada oficial— la tiene la última fase del proyecto para implantar la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en el centro de la ciudad. Un plan que, paradójicamente, arranca eliminando sine die las paradas más céntricas del transporte público: la de Capitán Ontañón, frente al parque, y la de Blas Infante, junto a la oficina de Mapfre. Según el Ayuntamiento, era necesario. Según los usuarios, inesperado. Según las cuestas, empinado.

En su nota de prensa, la Delegación de Movilidad Urbana, que dirige Jacinto Muñoz Madrid, pedía "disculpas por las molestias" y ofrecía paradas alternativas en las cercanías. Cercanías, entiéndase, relativas: una cuesta arriba de unos 350 metros hasta la Plaza Andalucía, y otra cuesta abajo de igual distancia hasta el edificio Rotabel, en la avenida Virgen del Carmen. Ambas opciones, eso sí, con vistas y riesgo de insolación.

“No fastidies”, murmuraba un caballero visiblemente molesto al leer el cartel pegado con celo sobre el panel electrónico de la parada anulada. “¿Pero qué es esto?”, protestaba un joven en chanclas que iba camino de la playa. Mientras tanto, una señora con el carrito a cuestas miraba resignada la cuesta que le esperaba: la misma que habrá que subir con la fruta del día, bolsas del mercadillo o niños pequeños.

Paradas alternativas: una cuesta arriba de 400 metros hasta la Plaza Andalucía, y otra cuesta abajo de 350 hasta el edificio Rotabel, en la avenida Virgen del Carmen.
Paradas alternativas: una cuesta arriba de 400 metros hasta la Plaza Andalucía, y otra cuesta abajo de 350 hasta el edificio Rotabel, en la avenida Virgen del Carmen. / G.S.G.

Mientras, dentro de un autobús detenido en el paseo marítimo, a la altura de la rotonda de Blas Infante, estalla una discusión. Una mujer esperaba apearse arriba, en la avenida Fuerzas Armadas. El conductor, tenso, responde: “Mejor bajarse a 500 metros que ir andando desde El Rinconcillo”. El argumento, discutible. Otro viajero, con una bolsa de pescado, se apea sin preguntas y lanza un conciliador “Vayan con Dios”. Paz momentánea.

No es fácil conseguir respuestas sobre la duración de esta “molestia temporal”. Consultadas este viernes por Europa Sur, fuentes municipales solo han logrado articular un enigmático “hasta dentro de unos días”, que suena más a mantra que a calendario. La vaguedad apunta a la empresa ejecutora de las obras, Albaida Infraestructuras, una constructora almeriense responsable de lo que oficialmente se denomina: Proyecto de actuaciones en las calles Blas Infante, Capitán Ontañón, Fuerte Santiago y avenida Virgen del Carmen para la implantación de zonas de bajas emisiones y la transformación digital y sostenible del transporte urbano.

Suena a futuro limpio, aunque de momento lo que hay es más bien una ciudad levantada. El contrato fue adjudicado por 1.332.293 euros, financiados por fondos europeos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, ese que tanto promete en papeles y tanto cuesta en pasos. El plazo de ejecución es de ocho meses.

Un autobús gira desde la avenida Blas Infante hasta las Fuerzas Armadas de Algeciras.
Un autobús gira desde la avenida Blas Infante hasta las Fuerzas Armadas de Algeciras. / G.S.G.

¿Y qué se está haciendo? En la avenida Blas Infante se ampliarán aceras, se reducirá la mediana y se dejará un solo carril por sentido, ambos al mismo nivel que la acera. La calzada será de adoquines y se suprimirá el giro desde Alfonso XI hacia Fuerzas Armadas. La mediana será más estrecha, ajardinada, pero sin parterre. La estatua de Alfonso XI se desplazará unos metros, lo justo para que los peatones tengan un paso más ancho… siempre que lleguen hasta allí.

La transformación, en teoría, hará la ciudad más habitable, más transitable, más verde. Pero entre tanto, bajo el sol, con un carrito de la compra o una niña de la mano, Algeciras se vuelve una cuesta arriba literal.

Mientras tanto, el cartel a final de calle Ancha —ese que decía “calle cortada por obras excepto garajes y transportes públicos”— apareció el lunes con un esparadrapo encima tachando el último renglón. Una imagen que resume bien el momento: una tirita y a seguir caminando.

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