EL PUERTO DE ALGECIRAS A TRAVÉS DE LA HISTORIA

Mercaderes catalanes y genoveses en el puerto de Algeciras (1344-1369)

  • El Tratado de Algeciras, firmado en marzo de 1344, posibilitó la mejora de los niveles de intercambios comerciales entre los estados cristianos y musulmanes en los entornos del Estrecho

Fragmento de plato de Paterna con motivo de líneas verdes y moradas hallado en Algeciras (Museo Municipal).

Fragmento de plato de Paterna con motivo de líneas verdes y moradas hallado en Algeciras (Museo Municipal).

El esfuerzo militar y económico realizado por el rey Pedro IV de Aragón en el cerco de Algeciras había situado en una posición privilegiada a este reino en el momento de procederse al reparto de propiedades y de obtener concesiones de tipo comercial.

Algeciras se hallaba situada en una zona de gran valor estratégico (paso obligado hacia el litoral atlántico) y gozaba de una larga y reconocida tradición como puerto comercial y de enlace con el Norte de África, lo que la convertía en un enclave de notable interés para los estados mercantiles mediterráneos (Corona de Aragón y Génova) que habían participado en el cerco y conquista de la ciudad y que aspiraban a reforzar los intercambios que ya mantenían con la costa atlántica hispana y magrebí.

El Tratado de Algeciras, firmado en marzo de 1344, posibilitó el establecimiento de una etapa de relaciones pacíficas entre los reinos contendientes y la mejora de los niveles de intercambios existentes entre los estados cristianos y musulmanes en los entornos del Estrecho.

Los términos de Algeciras hacia el año 1350. Los términos de Algeciras hacia el año 1350.

Los términos de Algeciras hacia el año 1350.

Es abundante la documentación conservada en el Archivo de la Corona de Aragón que viene a confirmar la presencia de mercaderes catalanes y valencianos en el puerto de Algeciras, bien como residentes en la ciudad, en torno al Consulado de los Catalanes, fundado en los meses siguientes a la conquista cristiana, bien como comerciantes ocasionales que accedían al puerto algecireño para vender o distribuir sus mercancías con destino a otros puertos del Magreb o de la costa atlántica andaluza.

Se sabe que, en fecha cercana a 1368, el mercader valenciano Francesch Carach llegó a un acuerdo con Pedro Fernández de Zamora, vecino de Algeciras, para que este le transportase en su embarcación hasta Tánger cierta cantidad de mercancías que él tenía en el puerto de la ciudad.

El Consulado de los Catalanes de Algeciras

Un documento de 1345 hace mención al Cónsul de los Catalanes en Algeciras, llamado Jaume Tolsa, que defendía los intereses de los mercaderes de la Corona de Aragón en la ciudad y que había sido hecho prisionero con otros que residían en Algeciras por Alvar Pérez de Guzmán, alcaide de la plaza, en un acto de represalia por un agravio cometido por corsarios valencianos.

En el mismo año, una coca mallorquina, que hizo escala en Algeciras en su viaje comercial con destino a Lisboa, fue capturada por el alcaide mayor de la ciudad, don Alfonso Fernández Coronel, cuando se aprestaba a desembarcar determinadas mercancías en su puerto. Las autoridades algecireñas le confiscaron la carga que transportaba y, aunque intervino en su defensa el Cónsul de los Catalanes, no le fueron devueltas las mercancías, teniendo que intervenir el propio rey de Aragón.

Otro documento, fechado en 1347, identifica a este Jaume Tolsa como Conseller dels Cathalans en Algecira d’Alfadre. Por una carta, fechada el 14 de marzo de 1356, el rey de Aragón comunicaba a este Cónsul que “antes de cumplido el plazo de dos meses todos los bajeles de la Corona de Aragón que se hallaran en dicho puerto retornaran a puertos del rey de Aragón a causa de la guerra que mantenía con los genoveses”. Unos años más tarde, en 1359, vuelve a mencionarse el consulado catalán establecido en el puerto algecireño en una carta enviada por Pedro IV a los cónsules de Algeciras, Cartagena y Sevilla instándoles a que volvieran a Aragón todos los catalanes que residieran en las citadas ciudades “a causa de la guerra que mantenía con el rey de Castilla”.

Carta del rey de Aragón a los cónsules de Algeciras, Sevilla, Almería y otros puertos para que los bajeles catalanes que se hallaran en sus puertos lo abandonaran a causa de la guerra con la señoría de Génova. Carta del rey de Aragón a los cónsules de Algeciras, Sevilla, Almería y otros puertos para que los bajeles catalanes que se hallaran en sus puertos lo abandonaran a causa de la guerra con la señoría de Génova.

Carta del rey de Aragón a los cónsules de Algeciras, Sevilla, Almería y otros puertos para que los bajeles catalanes que se hallaran en sus puertos lo abandonaran a causa de la guerra con la señoría de Génova. / Archivo de la Corona de Aragón

Del contenido de este escrito y de otros documentos conservados en el Archivo de la Corona de Aragón fechados entre 1359 y 1369, se puede deducir que la actividad comercial desarrollada por los mercaderes catalanes y valencianos en el puerto de Algeciras se vio seriamente perjudicada por la guerra existente, en esos años, entre Aragón y Castilla.

En 1362 le fueron requisados al mercader valenciano Joan de Montalba paños y otras mercancías que había llevado a vender a Algeciras y, en 1367, fueron tomadas, también en el puerto de Algeciras, mercancías a los mercaderes Arnau Albeges, Joan Ripol, Joan y Pere Carbon, todos ellos súbditos del rey de Aragón. Estos actos de fuerza debieron retraer a los mercaderes aragoneses, lo que vendría a agravar el desabastecimiento que sufría en aquellos años la ciudad de Algeciras.

En cuanto a los productos comercializados por los mercaderes catalanes y valencianos en el puerto de Algeciras, se hallan, en los viajes de venida, madera, vino, arroz, vajillas de vidrio, pimienta, cerámica de mesa de Paterna, harina, paños, cuchillos y tijeras; en los viajes de retorno transportaban las embarcaciones atún en jarras o mojama de atún y cueros magrebíes. Los líquidos y áridos eran transportados en tinajas, de las que se ha hallado un ejemplar completo en aguas de la bahía conservado en el Museo Municipal de Algeciras.

Escudilla valenciana hallada en Algeciras. Decoración “verde y morado”. Motivo heráldico. Escudilla valenciana hallada en Algeciras. Decoración “verde y morado”. Motivo heráldico.

Escudilla valenciana hallada en Algeciras. Decoración “verde y morado”. Motivo heráldico. / Museo Municipal de Algeciras

La importancia de los intercambios comerciales realizados por catalanes y valencianos en el puerto de Algeciras, suficientemente documentados por las fuentes escritas, ha sido confirmada a través del registro arqueológico. En el Museo Municipal se halla depositado, procedente de diversas intervenciones arqueológicas, más de un centenar de fragmentos y algunas piezas completas de cerámica de mesa valenciana de estilo gótico-mudéjar, de los alfares de Paterna, que, de acuerdo a los estudios realizados en yacimientos levantinos, se han de datar dentro de un período cronológico que abarca desde 1345 hasta principios del siglo XV. En el caso de Algeciras, estos materiales de origen valenciano deben ser datados, por imperativo del proceso histórico local, entre 1344 y 1369.

Según lo expuesto, es necesario poner en relación los abundantes testimonios cerámicos de procedencia valenciana hallados en Algeciras en niveles que amortizan los potentes registros de época musulmana, con la existencia de la colonia de comerciantes catalano-aragoneses y del Consulado de los Catalanes, que tendrían en el abastecimiento de cerámica valenciana de Paterna destinada al servicio de mesa de los cristianos asentados en la ciudad, una de las más pujantes ramas de su comercio.

Los mercaderes genoveses

Sin embargo, los catalanes y valencianos tuvieron que competir en el puerto de Algeciras con los mercaderes genoveses asentados en la ciudad o que utilizaban dicho puerto como punto de escala ―donde el almirante de Castilla, el genovés don Egidio Bocanegra, tenía propiedades― o en los cercanos puertos de Ceuta y de Cádiz. La activa participación de la flota de la Señoría de Génova en el cerco y conquista de la ciudad, había proporcionado una evidente ventaja a sus mercaderes, junto a los catalanes y los comerciantes judíos, a la hora de compartir los beneficios de la victoria.

Grial de cerámica valenciana hallado en Algeciras (sin decoración). Grial de cerámica valenciana hallado en Algeciras (sin decoración).

Grial de cerámica valenciana hallado en Algeciras (sin decoración). / Museo Municipal de Algeciras

En el capítulo anterior se hizo referencia a la donación de unas casas con sus huertas, conocidas como el Alcázar de Manifle, al Almirante Bocanegra, y está documentada la existencia de una calle de Génova en la ciudad tan sólo dos meses después de su conquista. En el privilegio de donación del Alcázar al Almirante Mayor, se refiere: “…que está a las espaldas de las casas que son en la calle que dicen de Génova”. El poseer calle propia era un derecho que podía conceder el rey de Castilla a una colonia extranjera por los servicios que esta le hubiera prestado. Los mercaderes genoveses, además de participar con la escuadra en el cerco, habían construido los trabucos que el rey utilizó durante el asedio a la ciudad entre 1342 y 1344.

La crónica del rey Alfonso XI recoge algunas noticias relativas a la ayuda aportada por los genoveses establecidos en Sevilla y por los mercaderes de Génova establecidos en el campamento castellano durante los veinte meses que duró el cerco y que, en algunos momentos de dificultades económicas o militares, adelantaron al monarca el dinero que necesitaba para poder abonar las pagas que adeudaba a los marinos de la escuadra. Sin embargo, es muy probable que los mercaderes genoveses utilizaran el puerto de Algeciras, más que como el destino final para vender sus mercancías, como un puerto de escala en sus viajes comerciales hacia Sevilla, Lisboa y los puertos del Canal de la Mancha y del Mar del Norte.

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