Manuela Blanco, la niña algecireña que sueña con conquistar el Campeonato de España de adiestramiento de perros

Con solo 13 años, junto a su perra Yuma, ya ha logrado hitos que muchos adultos tardan décadas en alcanzar

Manuela y Yuma.
Manuela y Yuma. / E.S.

A sus 13 años, Manuela Blanco Vargas, natural de Algeciras, se ha convertido en una de las jóvenes promesas del IGP (Internationale Gebrauchshund Prüfungsordnung), un exigente deporte canino que pone a prueba las capacidades de rastro, obediencia y protección de los perros de trabajo. Lo hace acompañada de Yuma I de Villavereda, una pastora alemana de linaje campeón, con la que forma un binomio inseparable.

Su nombre ya suena con fuerza en el mundo del adiestramiento deportivo. En enero de 2024, durante la Monográfica del Real CEPPA en Utrera, la algecireña logró el reconocimiento a la Mejor prueba de protección Körung hembra. Un mes más tarde alcanzó su primer IGP Grado I con calificación de Muy Bueno (Sehr Gut). Y en abril, apenas dos meses después, dio un paso de gigante: el IGP Grado II, con 273 puntos y la máxima calificación de Excelente (Vorzüglich). Un logro que la convierte en la competidora más joven que participará en la Selectiva de Andalucía, el próximo mes de diciembre, donde se decidirán los nombres para el Campeonato de España.

El origen de una pasión

“Siempre me han encantado los animales”, confiesa Manuela. “Yo quería un perro, como cualquier niño. Me gustaba el pastor alemán. Investigando con mi padre descubrí la línea de trabajo y vimos un vídeo juntos. Ahí nació mi interés por este deporte”.

Manuela y Yuma entrenando.
Manuela y Yuma entrenando. / E.S.

Su aventura en el IGP comenzó a los 9 años, bajo la tutela de Enrique Escobar Sánchez, director técnico del Club de Adiestramiento Deportivo De La Vieja Encina (Sevilla) y referente nacional en la disciplina. Desde entonces, padre e hija recorren cada semana más de 500 kilómetros hasta Peñaflor para entrenar con él.

“Siempre me pongo muy nerviosa antes de entrar a la pista”, admite la joven. “Pero cuando miro a mi perra se me pasa todo. Confío en ella, confío en mí, y sé que podemos hacerlo bien”.

El esfuerzo detrás del éxito

El camino no ha sido fácil. Javi, su padre, lo explica con claridad: “Este deporte es de una precisión enorme. Lo más importante es el vínculo entre guía y perro. Manuela sabe cómo está Yuma en cada momento, y Yuma sabe cómo está ella. Eso es lo que hace fuerte a un binomio”.

El sacrificio familiar es evidente. Los entrenamientos comienzan a las siete de la mañana ahora en verano, lo que obliga a salir de Algeciras a las cuatro para llegar a Peñaflor. Además, muchas de las prácticas necesitan instalaciones difíciles de conseguir: “Otros compañeros entrenan en campos de fútbol cedidos por sus ayuntamientos. Nosotros lo hacemos en descampados o, con suerte, en campos arados en Jerez, cuando nos dan permiso. Es complicado, pero merece la pena”, explica Javi.

Manuela y su perra Yuma.
Manuela y su perra Yuma. / E.S.

La dificultad del reto se mide también por la rareza de su edad en este deporte: “En España apenas hay niños. Solo conozco a uno en Valencia. Hay hombres y mujeres que pasan 20 años en este deporte y no logran el Grado II. Manuela lo ha conseguido con solo tres años de preparación”, apunta su padre.

Un futuro prometedor

De superar la Selectiva de Andalucía, Manuela obtendría el IGP Grado III, que le abriría la puerta al Campeonato de España en marzo de 2026, donde competiría contra los mejores adiestradores profesionales del país. “Sería un sueño para ella”, confiesa su padre.

De momento, Manuela compagina los entrenamientos con sus estudios: “Mis padres siempre me han inculcado que saque buenas notas. No sé aún qué quiero ser de mayor, pero tengo claro que quiero disfrutar de mi perra y del camino que estamos recorriendo”.

Un camino que ya está dejando huella y que podría convertir a esta joven algecireña en referente nacional de un deporte minoritario, exigente y lleno de pasión.

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