Luis El Zambo marca su huella de 'jondura' flamenca al recoger la XXXIII Palma de Plata Ciudad de Algeciras
Acompañado de toda su familia, el jerezano manifiesta la responsabilidad de recibir el sentido homenaje de la Sociedad del Cante Grande
Fotos de la entrega de la Palma de Plata 2025 en Algeciras
El cantaor jerezano Luis Fernández Soto, Luis El Zambo, recibió de manos del alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, la XXXIII Palma de Plata, un acto de justicia cargado de jondura flamenca, la que desparramó desde el escenario del teatro Florida, reconocido por cabales, veteranos y jóvenes aficionados. La Sociedad del Cante Grande, personificada por sus presidentes, Carlos Vargas, el gestor actual, y José Vargas, honorífico, volvió a escenificarse, a la espera de una sede cuya recuperación no parece ni siquiera vislumbrarse en el horizonte más próximo.
"Quedan pocos como él" dijo entre dientes uno de los flamencos presentes en el acto cuando escuchó a El Zambo, artista gitano nacido en el barrio jerezano de Santiago, entroncado con familias señeras en el cante y el baile, como son los Parrilla, los Terremoto, los Borrico y los Serna, y por parte de madre, con los Soto y los Sordera. Poca cosa, vamos, que se expresa en su grito por momentos desgarrado, cuando entona la soleá, y por otros instantes contagiosos en ritmo y alegría, entonces por bulerías.
Sus nudillos marcando el compás, sobresaliendo en bulerías mágicas, con todo el aire de Jerez envolviendo el ambiente del teatro algecireño. El Zambo mostró muchas enseñanzas, una historia vieja y rica de los ancestros, y dominó los silencios para esparcir su voz.
Abrió la noche el sanroqueño Manuel Peralta, acompañado a la guitarra por Juan Benjumea, biznieto de Juan Talega, y con las palmas de Guillermo Campos y Juan El de la Loles.
Manuel Peralta es uno de los mejores flamencos del Campo de Gibraltar, que siempre hace disfrutar al público, ya sea cuando canta, tal fue el caso en su paso por la Palma de Plata 2025, o cuando toca en solitario la guitarra o acompañando a otros flamencos como su hermano Antonio El Kuko, entre otros muchos. Se lució con una primera soleá, y siguió por tientos y tangos (A Utrera tú me llevaste y por ahora la ruina tú me buscaste), dominando con su voz el silencio respetuoso y agradecido del publico, que rompió al final en aplausos. Completó su actuación por unas profundas seguiriyas, y bulerías.
En la entrega del galardón, Luis El Zambo, acompañado de toda su familia, expresó su satisfacción y la responsabilidad de recibir un reconocimiento de la Sociedad del Cante Grande.
Cerró la noche la cantaora sevillana Angelita Montoya, un fin de fiesta muy acertado.
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