Los jarrillos de lata están de moda

Se han convertido en un complemento imprescindible, cómodo y ecológico para los romeros de la Villal fiesta numerosa La romería de San Isidro congrega cada año a más de cien carretas, unos doscientos jinetes y veinte mil personas.

Los romeros caminan por la Ruta del Toro hacia la Montera del Torero.
Los romeros caminan por la Ruta del Toro hacia la Montera del Torero.
A. Muñoz / Los Barrios

21 de marzo 2008 - 01:00

La expresión "Eres más apañado que un jarrillo de lata" se hace muy común en Los Barrios cuando llega la romería de San Isidro Labrador. Hace algunos años a algún lúcido romero de la Villa se le ocurrió que este típico recipiente campero se podía llegar a hacer incluso más cómodo para hacer el camino hasta la zona recreativa de la Montera del Torero y le colocó un mosquetón para engancharlo en el pantalón vaquero.

Parece una tontería, pero es una genial idea por varias razones. La primera de todas, la que ya se ha señalado: la comodidad de tener siempre encima un vaso para beber cuando aprieta la sed en esos soleados días de fiesta.

La otra, tiene que ver con la ecología y el cuidado del entorno barreño. Y es que pensando en la gran cantidad de gente que se concentra alrededor del centenar de carretas que desfilan por la Ruta del Toro detrás del Santo, si todos ellos utilizaran los típicos vasos de plástico blanco o transparente, la cantidad de basura no biodegradable que se recolectaría sería aún mayor de la que ya recoge el servicio de limpieza del Ayuntamiento durante esos días. Por no hablar de lo frágiles y voladores que pueden llegar a ser, ensuciando el Parque Natural de Los Alcornocales.

El ahorro es otra buena razón para incorporar el jarrillo de lata en el uniforme romero. El primer año se hará el desembolso para comprar el vaso y el mosquetón, pero es que puede durar toda la vida si se conserva de un año para otro con unas mínimas condiciones de baja humedad para evitar que se oxide, por lo que no sería necesario comprar vasos desechables.

Por otro lado, el toque campero que da una taza de lata colgada de un pantalón vaquero está llegando a convertirse en algo muy característico entre los romeros. Hasta el punto de que todas las tiendas de la Villa agotan las existencias de jarros por la gran cantidad de personas que se animan a adquirir sus nuevos y tradicionales vasos para ir a la Romería.

Por ello, aunque aún queda algo más de un mes para que San Isidro vuelva a procesionar por Los Barrios hasta llegar a su santuario provisional en el campo, llega el momento de pensar en este complemento útil y ecológico para que aquellas peñas y familias que preparan sus carretas durante estos días de vacaciones que aún no tengan jarrillo y mosquetón, se hagan con ellos antes de que vuelvan a agotarse.

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