Campo chico

La islamofilia de Blas Infante

  • Escribir que las ideas de Infante buscaban dividir a los españoles es propio de necios e ignorantes

  • Abundan los andalusíes de la España islámica entre los grandes hombres de la Historia universal

Averroes (Córdoba, 1126- Marrakech, 1198).

Averroes (Córdoba, 1126- Marrakech, 1198). / E.S.

Hay veces en las que se lee y relee una noticia o una nota simple porque resulta incomprensible su redacción o porque no parece posible entender las reacciones que ha suscitado. Es lo que me ha pasado estos días atrás con un dictado del presidente Juanma Moreno y la reacción del partido político VOX y, en concreto, de algunos de sus militantes. El homenaje a Blas Infante con motivo de su cobarde asesinato a poco de abordar desde Sevilla la carretera de Carmona, en la madrugada del 11 de agosto de 1936, lleva cada año al lugar a unas pocas personas y representantes de instituciones, a recordar unas efemérides trágicas, pero muy significativas, en la Historia política de Andalucía y de España. Para la burguesía andaluza acomodada y la derecha sociológica, Blas Infante era, en el mejor de los casos, un desequilibrado y, por lo habitual, un republicano de izquierdas o, como escribiría Tierno Galván; en uno de sus prontos improvisados, cuando no frívolos; “un socialista malgré lui (a pesar de sí mismo)”. Yo mismo tuve una desagradable experiencia al respecto, en la desaparecida Casa del Campo de Gibraltar en Madrid, cuando en los primeros años ochenta alguien sugirió que diera una conferencia a los socios sobre el andalucismo político y, concretamente sobre Infante; uno de los miembros de la junta directiva, se levantó contrariado y dijo a voces que en esa Casa no se hablaba de rojos (sic). La verdad es que en ocasiones no se tiene consciencia de lo inútil que es echar margaritas a los cerdos.

La derecha política andaluza, en parte y de un tiempo a esta parte, ha asumido sin convicción pero con voluntad democrática, el dictado del Estatuto. En él se declara –otra cosa es que sea un acierto o no− a Infante, padre de la patria andaluza. No fue el único, desde luego, que trató de situar a Andalucía en el consorcio de las regiones y en el contexto de la época que estaban viviendo, pero Infante es, por varios motivos, la figura más relevante y significativa del andalucismo político. En los primeros años de la Segunda República se diseñaba lo que podría ser llamado un Estado autonómico o federal, algo semejante a lo realizado en la Transición hacia la democracia. Los andaluces comprometidos con la causa, trataban de situar a Andalucía en ese tejido administrativo, elaborando sus normas, creando sus símbolos y definiendo su iconografía. Escribir, como ha hecho el grupo parlamentario de VOX en Andalucía, que “las ideas de Blas Infante únicamente buscaban dividir a los españoles y anclar a nuestra tierra en la involución y en la pobreza” no sólo es un disparate propio de quienes son tan necios que se creen en posesión de la verdad sino de los que además son víctimas desgraciadas de su profunda ignorancia.

El presidente Juanma Moreno, cuyos aciertos como gobernante regional son evidentes y están fuera de toda duda, había escrito el día 10 lo siguiente: “En el 84 aniversario del asesinato de Blas Infante, quiero ensalzar su memoria y el legado de una figura clave para #Andalucía. El espíritu de concordia y unidad debe seguir siendo la referencia necesaria que impulse el relanzamiento de nuestra tierra”. Algo así, tan asumible, es contestado por VOX con un exabrupto en el que se cualifica como “islamófilo” –como si fuera un término despectivo, tal vez homologable con “cristianofilo”− a Infante, ilustrándolo ataviado de chilaba. Podrían haberlo hecho conmigo mismo, que no pocas veces me podrían fotografiar de igual manera, y con otros muchos, andaluces o no. Debieran darse una vuelta por Andalucía a ver si por casualidad encuentran alguna huella del islam. Probablemente ignoren que la cultura occidental irradió desde la España islámica −en Toledo, sobre todo, ciudad legendaria del islam hasta 1085− a través de textos árabes traducidos de las lenguas clásicas. Dan miedo esos políticos a los que su ignorancia o desajustes mentales incitan al odio y a la descalificación. Como dijera una vez Nuestro Señor (según Mateo el evangelista): más les valdría no haber nacido. Lo de VOX con el islam se parece mucho a lo de la izquierda troglodita con el franquismo, les encantaría borrarlo de la Historia, pero la reducirían, en tal caso y con un poco de los antecedentes y de los consecuentes, en casi un milenio.

El judío sefradí andalusí Maimonides (Córdoba, 1138-El Cairo, 1204). El judío sefradí andalusí  Maimonides (Córdoba, 1138-El Cairo, 1204).

El judío sefradí andalusí Maimonides (Córdoba, 1138-El Cairo, 1204). / E.S.

Algunos territorios andaluces fueron habitados por musulmanes, nativos de Andalucía, como sus ancestros de varias generaciones, a lo largo de ochocientos años. A no pocos les convendría comparar esa longitud en el tiempo trascurrido, con la que conduce hasta nuestros días desde 1492, cuando los Reyes Católicos conquistan Granada. Ésta no llega a 530 años; aún faltan más de 200 para que los dos períodos sean comparables. Andalucía lleva mucho menos tiempo siendo cristiana que lo fue islámica. La estrechez intelectual y las carencias formativas obnubilan la visión hasta de su propia realidad, que tienen unos cuantos. Abundan los andalusíes de la España islámica entre los grandes hombres de la Historia universal y de la cultura occidental. No tendría espacio para escribir sus nombres; Blas Infante lo sabía, como lo sabían los andalucistas de su tiempo, como debieran saberlo todos los andaluces, y es bien fácil ponerse razonablemente al día; hay mucha bibliografía al respecto y son numerosos y muy importantes los arabistas españoles. Póngase “el legado andalusí” en la red y léase a placer. Debieran saberlo también todos los españoles, entendiendo como tales a los que son llamados así y a los portugueses; la Iberia de los griegos y la Hispania romana son la misma cosa, toda la península es una unidad geohistórica. Al Andalus no se terminaba ni en la raya de Portugal ni en Despeñaperros, ni siquiera en los Pirineos.

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