Historias de Algeciras

El incendio de la Plaza Alta (y II)

  • Los dos informes periciales elaborados por la compañía de seguros La Esperanza concluyen que hubo varios focos, aunque no pueden determinar el origen del fuego

La calle San Pedro, testigo del incendio de 1905

La calle San Pedro, testigo del incendio de 1905

Leyendo el exhaustivo y detallado informe del perito vecino de Ciudad Real, Sánchez Escribano, cabe imaginarse la impronta que causaría entre los vecinos de las vías más cercanas a la casa siniestrada, como por ejemplo los de la calle San Pedro, entre los que figuraban el comerciante Luis Clara Barceló o el propietario Francisco España Rojas; o los también vecinos del no menos popular callejón de Las Viudas, como por ejemplo el comisionista José Ibáñez Távera, el comandante de infantería retirado José Miralles Ortell, el sastre Salvador Sáez Campillo o el practicante José García Lagares, la constante y casi permanente presencia en las ruinas del incendio de aquel avezado empleado de la Compañía de Seguros La Esperanza, intentando esclarecer lo ocurrido.

Pero prosigamos con el minucioso informe técnico: “Es de notar que las llamas no hicieron presa con respecto al piso bajo en el retrete, siendo así que solo dista un metro escaso á la acumulación del fuego. Sin duda alguna fué debido á la dirección de aire y por lo tanto de las llamas, que eran de dentro á afuera, como queda demostrado, ó sea siempre vertiendo á la calle de San Pedro. Siendo así no se concibe el que ardiera la parte más escondida y menos propensa del fuego vertiendo estas á la parte exterior del edificio. Obsérvese en aquel extremo como prueba que en el indicado sitio fué uno en los de donde tuvo su origen el fuego y que este fué por la parte media inferior, puesto que el madero adhesivo al suelo del cuadro de la puerta del local destinado á bodega en donde existen doscientas y pico de botellas envases y otros efectos, están carbonizados en su totalidad y el frente de la puerta quemado.

Esta aseveración justificare además de las enumeradas, haciendo notar, que el fuego empezó y se localizó en aquella sala parte del pasillo al derrumbarse el suelo-cuadro, lo que evitó el que fuera pasto de las llamas dicha habitación y la cocina del piso bajo, así como la cocina del piso principal, la dedicada á trastadero (trastero) y la habitación destinada á dormitorio de la servidumbre. Otro de los focos debió ser la habitación destinada á fregadero, puesto que en la misma han aparecido totalmente carbonizados todos los efectos allí existentes, a pesar de estar separado el local del salón principal por dos muros que no han sido derruidos. Nótese también como foco por donde debió empezar el siniestro, cuyo punto de partida es el pequeño triangulo que forma la habitación del piso principal que figura en segundo termino encima del salón del Restaurant, á juzgar por la fuerza de las llamas sobre la tapia interior que se elevan á la parte superior y dan comienzo sobre el pavimento.

Hago notar que en los dos pies del arco de madera que existía en el primer tercio del salón y que han sido encontradas sus bases en el descombrado, demuestran palpablemente que el fuego en aquel sitio, tuvo su origen en la parte superior, ó sea todo lo contrario de cuanto se observa en el otro extremo del local, ó sea la parte del mostrador. También llama la atención la forma en que está carbonizada la pared y techo del comedor, cuya puerta principal de entrada la tiene el Callejón de Las Viudas, y el cual departamento aparece limpio de las llamas á la altura de un metro desde el suelo.

No cabe duda pués que la fuerza de las llamas –comienza la parte final del concienzudo informe–, fueron de gran potencia en la indicada habitación y no destruyeron el suelo-cuadro de la habitación superior, lo propio que debió ocurrir en otros departamentos que fueron mucho menos castigados por el fuego. Al mismo tiempo ásese constar muy singularmente, que la habitación destinada al aparato de alumbrado de gas acetileno era de madera y con la cubierta de zinc, construida sobre las paredes del retrete y á distancia de un metro del cuerpo de la casa, así, como que dicho aparato debió de ser el causante de uno de los focos del incendio en la parte interior del edificio. Queda pués demostrado palmariamente por este mi informe y por las aseveraciones y pruebas en él aducidas que el siniestro partió de los diferentes sitios enumerados, tanto en el piso bajo como en el principal, á la vez, y por cuya razón el edificio debió ser pasto de las llamas en corto espacio de tiempo: así como que la dirección de las llamas fueron siempre de la parte interior del edificio con dirección á la calle de San Pedro. Algeciras 19 de Octubre de 1905. Fdo: Francisco S. Escribano”.

Los algecireños se acostumbraron a la triste imagen que afeaba el entorno típico

Una vez cumplido su cometido, el diligente perito de la Compañía de Seguros La Esperanza, abandonó nuestra ciudad portando el pericial informe que haría entrega al llegar a las oficinas sevillanas de la empresa, a la cual prestaba sus servicios, dejando sobre la mesa de su inspector Sr. Vázquez el resultado de sus conclusiones.

La magnitud del siniestro y sus consecuencias económicas, obligó a la compañía –además de la investigación llevada a cabo por el reseñado perito–, a encargar otra segunda observación del incendio que una vez concluida expresó lo siguiente: “Don Manuel Delgado de la Corte, Maestro de Obras y Agrimensor por la Escuela de Primera Clase de Bellas Artes de Sevilla y Don Joaquín Rodríguez García, vecinos ambos de esta Ciudad. Certificamos que nombrados por el Ynspector de la Compañía de Seguros La Esperanza, domiciliada en Barcelona, con objeto de emitir nuestro informe pericial sobre la situación del edificio por incendio en el local de la Plaza de la Constitución y calle de San Pedro número doce, manifestamos que reconocido minuciosamente sobre el terreno y según las características señales, aparece iniciado el fuego por varios sitios si bien no podemos determinar el móvil que lo produjo.

Así mismo certificamos, que estamos conforme en todo y con todos los datos emitidos en el informe del Perito de la Compañía los cuales son reales y efectivos según examen ocular llevado á cabo por los que firmamos. Y para que conste damos el presente en Algeciras á diecisiete de Octubre de mil novecientos cinco. Fdo. Manuel Delgado y Joaquín Rodríguez”.

Ambos informes concluyen en la presencia de varios focos, aportando esta segunda opinión expresada por los dos alarifes vecinos de Algeciras, la frase quizás clave de la investigación y que se explica en sí misma: “Si bien no podemos determinar el móvil que lo produjo”. Tras las operaciones de desescombro de los restos de lo que fue un histórico y familiar inmueble para los algecireños de aquella época, el resultado fue la aparición de un solar cuyas medidas, según el informe técnico consultado, resultaron ser: “Por calle San Pedro 23,40 m y Las Viudas por su espalda, 11,90 m”.

Pasó el tiempo y aquel solar se convirtió en parte del paisaje cotidiano de la Plaza Alta y callejón de San Pedro. Los ojos de los algecireños se acostumbraron a aquella triste imagen que afeaba el entorno típico del céntrico lugar, como así le ocurriría, entre otros, al ex carabinero Clemente Delgado Ramos, quién junto a su esposa Francisca Valdivia Salas, habían abierto años atrás y con sus pocos ahorros, una posada en la calle San Pedro para dar principalmente acogida a los carabineros solteros que carecían del “derecho de vivienda” del que gozaban los casados.

Aquellos jóvenes servidores del orden público, pasados los años, comenzaron a llamar –con toda la guasa posible–, a la oficialmente Posada de Clemente como Hotel Ritz (aristocrático hotel abierto en 1910 en la capital de España). Tan popular se hizo el chascarrillo entre los algecireños que los antiguos propietarios y los que posteriormente aceptaron el traspaso del negocio registraron el establecimiento como Hostal Rit eliminando la Z y la calificación oficial de hotel ya que dadas sus características y reminiscencias del nombre en modo alguno lo hubiera homologado el órgano competente. Quedando la antigua denominación de Posada de Clemente en el más absoluto olvido y de paso marcando para siempre la denominación del popular y transitado callejón testigo del incendio de 1905.

Los carabineros que pernoctaban en la Posada de Clemente la llamaban Hotel Ritz

Tres años después de ocurrida la catástrofe, concretamente en 1908, la hija de Dña. Asunción Gómez Marín la propietaria del edificio siniestrado, y que se encontraba junto a su marido en Melilla, volvió hasta nuestra ciudad para hacerse cargo del inmueble. En su ausencia se nombró como representante de la familia para abordar el asunto ante cualquier jurisdicción, al que fuera depositario del Ayuntamiento algecireño Juan Río de la Vega, eminente funcionario del municipio que tenía su domicilio en el número 5 de la calle Jerez (antigua calle La Palma), quién oportunamente tenía informado a su representada de las vicisitudes administrativas de todo tipo que había generado aquel incendio.

De la presencia en Algeciras de la ya para entonces propietaria del solar María Soledad Duarte Gómez junto a su marido, se observa estudiando la documentación consultada, que se produce la venta del todo o parte del citado terreno –envuelta en la más absoluta oscuridad legal–, a una señora no domiciliada en nuestra ciudad y de la que solo se conoce su nombre María del Amparo Ascanio y Sili. Ese mismo año de 1908, los herederos de la firma local Hijos de Ramón Méndez, propietarios del comercio abierto en la calle San Pedro, esquina callejón de Las Viudas 1, se dirigieron al consistorio local en los siguientes términos: “Don Luis y Don Julio Méndez Estefano, dueños de la mitad pro-indiviso de una casa ruinosa en el número 11 (el incendio había obligado a una renumeración) de la Plaza de la Constitución, recurren al Ayuntamiento en escrito de 18 de Agosto de 1908, solicitando se compeliera a la dueña de la otra mitad, Dña. María del Amparo Ascanio y Sili para reedificar la misma que se hallaba derrumbadaes (se había realizado el desescombro como anteriormente se ha reseñado, pero al parecer, se habían mantenido en pie las paredes y muros en ruina) por efectos de un incendio ocurrido en ella, y constituía una fealdad en lo más céntrico de la población”.

Aquel escrito promovido por los hermanos Méndez Estefano, motivó la creación de una comisión para estudiar el asunto, concluyendo: “Resolución de la Comisión de Policía Urbana […] Que en tiempo y forma se notificó a los dueños localizados y por Edictos publicados en el Boletín Oficial de la Provincia, y periódico local Las Noticias a la dueña no localizada. Tan solo respondieron los señores dueños localizados –prosigue el informe de la citada comisión municipal que no hace más que corroborar la ambigüedad en cuanto a la propiedad del solar–, quienes estaban dispuestos a la demolición y reedificación; se pasó el expediente al Yngeniero Municipal para la tasación y evalúo de su mitad, de una parte de finca en 4.000,50 pesetas; para proceder a la enajenación pública en subasta, á cuyo objeto la Comisión de Policía Urbana, redactó el pliego de condiciones que serviría de base al edicto correspondiente en el Boletín Oficial de la Provincia, y sitios de costumbre por tiempo de 30 días.

Procediendo el Ayuntamiento a la subasta de la parte correspondiente a la Sra. Ascanio, a las dos de la tarde del día 4 de Mayo del corriente, siendo rematada dicha parte por los hermanos propietarios de la otra, siendo los únicos postores y en la cantidad de 4.000,50 pesetas, que hicieron entrega en la depositaría municipal. Autorizándose al Sr. Alcalde y Síndico, para que en nombre del Ayuntamiento, otorgasen la correspondiente escritura de venta, en favor de los rematantes, extremo este que acreditan dichos señores con la certificación expedida por el Secretario interno, D. Manuel Pérez Petinto y Costa, en 26 del corriente.

Finca: Casa señalada con el número 11 de la Plaza de la Constitución de esta Ciudad, esquina o frente á la calle de San Pedro, y otro a la de las Viudas, con puertas accesorias a las mismas calles, la principal mide 11’30 m; y la de la calle San Pedro, 11’90 m. Esta gravada con la carga de misas que la impuso el fundador de la Capellanía á que pertenece D. Diego de Arcos Escalante, y lo fue de una misa por cada ducado de los que ganare al año la casa, sin que tenga otras cargas”.

En un corto futuro desde los hechos narrados, otros incendios principalmente relacionados con la industria del corcho, nuevamente pondrán de manifiesto la necesidad de que Algeciras cuente con un servicio de bomberos, habría que esperar a la llegada a la Alcaldía de don Emilio Morilla Salinas –aquel que fue testigo del incendio de 1908 desde su popular establecimiento de La Plata– para organizar sin presupuestos a un grupo de operarios que sin apenas equipo se les denominó pomposamente Cuerpo de Bomberos de Algeciras, configurando el germen de lo que sería pasados los años el servicio contraincendios de nuestra ciudad. Y en cuanto al solar, sobre él se levantó un magnífico edificio con las características arquitectónicas propias de su época y que vino a mejorar la imagen de la aún llamada por entonces Plaza de la Constitución.

Décadas más tarde, otros bellos edificios de la céntrica Plaza Alta serían derribados victimas de intereses espurios; pero esa es...otra historia.

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