Historias de Algeciras

La medicina (LXXII)

  • El Ayuntamiento acuerda la creación de comisiones que afectaban directamente a la sanidad de la ciudad

  • A finales del siglo XIX las condiciones de alimentación eran precarias

El muelle de la compañía del ferrocarril, en el Puerto de Algeciras

El muelle de la compañía del ferrocarril, en el Puerto de Algeciras

Y mientras el gremio farmacéutico local solventaba la “confusión administrativa” y se paralizaba la clausura de las populares farmacias de Torres y Almagro, con el envío a la capital de la provincia de la documentación exigida de ambas, la ciudad proseguía su diario devenir sanitario. Tal fue el caso del feliz parto de la señora del que fuera concejal Augusto Almagro, apellido por otro lado claramente relacionado con la sanidad local: “Asistió a la enferma el Profesor José Zurita […] con gran desvelo y acierto a la cabecera de la feliz madre de un robusto niño”.

También por aquellos días y dentro del mismo contexto sanitario pero en el ámbito castrense, se produce el siguiente reconocimiento a nivel nacional: “La Asamblea de la Asociación Española de la Cruz Roja ha concedido al Coronel del Regimiento de Infantería D. Antonio García Mesa, destinado en nuestra ciudad, diploma de gratitud por los humanitarios y filantrópicos servicios que durante su carrera ha prestado á los soldados en general y en particular á los enfermos y heridos”.

Este profesional de la milicia que tan alto reconocimiento recibió a nivel nacional, tenía su domicilio en la calle Cánovas del Castillo número 9, y estaba casado con Dña. Carlota Moreno Soldán. Tras su paso por la milicia decidió quedarse residiendo en Algeciras, convirtiéndose en representante del empresario Ángel Llanos León, domiciliado en la vecina ciudad de la Línea de la Concepción, quién conseguiría hacerse con el Arrendamiento de Consumos de nuestra ciudad, poniendo al frente a su hombre de confianza y de humanitario proceder García Mesa.

Años después, una vez dejado atrás su paso por el Arriendo de Consumos local, se integró en la política de Algeciras, siendo nombrado apoderado, teniendo algún que otro problema en la configuración de las mesas electorales, cuando: “A Don Antonio García Mesa, casado, coronel retirado y vecino de Algeciras […], al ir á entregar los talones firmados con los nombramientos de Interventores y Suplentes que han de intervenir en la elección que se celebrará el Domingo próximo en virtud de haber sido nombrado Apoderado sustituto por el Candidato proclamado por la Junta Provincial del Censo, D. Marcos Núñez Reinoso, en la sección segunda del primer colegio, no le han sido admitido por el Presidente de la Mesa.

El Sr. García Mesa –prosigue el documento consultado– exhibió el Boletín Oficial de la Provincia, número 51, correspondiente al 3 de los corrientes, en el que consta haber sido designado por D. Roberto González Nandín, Representante del Candidato D. Marcos Núñez Reinoso como Apoderado para entregar en el día de hoy los talones nombrando los Ynterventores y Suplentes: Manifestando el Sr. Baglietto Presidente de la mesa establecida en la Plaza de la Constitución número 7, que no le era bastante este documento. Por el Sr. Mesa se protestó de la decisión del Sr. Presidente, reservándose las acciones legales que le correspondan para entablarlas en la forma que proceda”. Posteriormente participó en las elecciones locales con el siguiente resultado: “Electores que han votado según las listas llevadas por los interventores 275. Candidatos que han obtenido votos y número [...], en orden de mayor a menor: D. José Bianchi Santacana, votos 119; D. Pedro López Mañeto, votos 99; D. Luis Furest Sánchez, votos 93; D. Antonio García Mesa, votos 82...”.

En otro orden de asuntos, en la sesión plenaria última celebrada se acordó entre otras, la creación de comisiones que afectaban directamente a la sanidad local, como: “Beneficencia compuesta de cinco concejales que son los señores: Félix Flores, Enrique Alcoba, Juan A. Utor, Juan B. Guadalupe y Andrés Benítez. Cementerio: Alonso Vázquez, Enrique Alcoba, Vicente Gamboa, Andrés Benítez y Bartolomé Oliva. Abastecimiento: José Rodríguez España. Juan A. Utor, Andrés Benítez, Vicente Gamboa y Alonso Vázquez”.

Los nombres se repiten en las distintas comisiones como por ejemplo el de Enrique Alcoba, destacado propietario de nuestra ciudad con viviendas en diversas calle como el número 20 de la calle Jerez, el número 6 de la calle Cristóbal Colón y el también número 10 de la calle Muñoz Cobos; o Vicente Gamboa, propietario de un patio sito en la Villa Vieja, en el lugar conocido como Los Barreros, o los números 3 y 4 de la calle San Pedro (Rit o Joaquín Costa), y 7-12 de la calle Carretas (General Castaños), entre otras.

Coincidiendo con la llegada del tiempo de baños, era tradicional la presencia en Algeciras del médico-dentista Agustín A. Perl, persona muy querida y respetada en nuestra ciudad, que años atrás realizó una gran labor sanitaria coincidiendo con la guerra de Cuba, cuando: “Con unos sentimientos humanitarios que le honran en extremo, ha practicado gratuitamente en los soldados del Regimiento Infantería de la Reina con habitual destino en Cuba, los servicios siguientes: Extracciones de toda clase 113; empastes y rellenos 7; limpieza de dentaduras 4; úlceras bucales 1; sífilis de la boca 3; estomatitis mercuriales 13; abscesos y fístulas 6; 2 dientes artificiales á 1; otras curas 4”.

Prosiguiendo el texto consultado: “Cuando personas tan distinguidas como el profesor D. Agustín A. Pearl, llevan a cabo actos de tanto encomio, como el que se expresa son dignos de la consideración de sus convecinos”. Era tal el afecto que los algecireños profesaban por este dentista que el mismo decidió establecerse en nuestra ciudad, abriendo consulta en el número 42 de la calle Alta (Juan Morrison), frente al callejón de San Juan (que recibe tal denominación porque en él se ubicaba un patio y varias casa propiedad de Manuel Sanjuán Fenech, propietario natural de Gaucín, vecino de Algeciras; siendo su finca más popular la llamada funeraria de Piné, sita –en aquella época– en el callejón de San Juan, y cuya superficie era tal que le permitía tener cuadra y cochera).

Otro personaje relacionado con la sanidad que aseguró su presencia en nuestra ciudad fue la de Antonio Asencio, quién según salió publicado en la circular correspondiente: “Por la dirección general de Sanidad ha sido confirmado en sus cargos, aumentándoles el haber que en la actualidad disfrutan los directores de Sanidad de los puertos de Cádiz, D. Antonio García Villaescusa; Ceuta, D. José Capote y Algeciras D. Antonio Asencio”. Antonio Asencio Pérez, estaba casado y domiciliado en la calle Cánovas del Castillo (Real), en el momento de recibir tal confirmación estaba próximo a la jubilación, siendo quizás su avanzada edad un motivo más para que la administración le permitiera ejercer su cargo en nuestra ciudad hasta su definitiva marcha.

Motivado por la prevención sanitaria, el Ayuntamiento previa reunión de la Junta Local de Sanidad y a instancia del veterinario municipal, procedió a hacer publico el siguiente: “Edicto. Alcaldía Constitucional de Algeciras. En cumplimiento de lo acordado por la Junta Local de Sanidad se previene la necesidad de que las frutas, verduras y legumbres de todas clases que venden en la Plaza de Abastos, se hallen colocadas sobre tarimas con el fin de evitar que recojan las suciedades del suelo.

En su consecuencia esta Alcaldía invita a todos los dueños de los puestos de la indicada Plaza de Abastos, para que se provean de las correspondientes tarimas que deberán tener un metro de altura, señalándose hasta el día 25 del mes actual como plazo para el cumplimiento de este servicio. Los que no lo verifiquen, dejaran de tener derecho, y se les prohibirá ocupar sitio alguno en el referido Mercado. El Alcalde”. En caso de incumplimiento del citado edicto municipal, propietarios como Manuel López Doménech, domiciliado en la misma plaza Palma, 26, dueño de los cajones o casillas número18 y 26; Francisco Siles Sevilla, dueño de la número 25 ó Dolores Fernández, propietaria de la número 24, tendrían que corregir el estado de sus casillas.

Siguiendo con los alimentos, las condiciones de alimentación en aquella época eran tan precarias que un complemento alimenticio que se vendía con una ambigua publicidad, adquirió tal relevancia a nivel nacional, que la empresa que lo fabricaba –se supone que debido a ciertas advertencias sanitarias–, se vio obligada a especificar en su publicidad: “La theobromina fosfatada Luque (de la cual nos ocupamos en anteriores entregas) no es un medicamento, sino un alimento que viene á compensar las pérdidas orgánicas cuando la nutrición está empobrecida ó es insuficiente. De venta en todas las droguerías farmacias y ultramarinos”.

Nuevamente, la Alcaldía algecireña tiene problemas de comunicación con las instancias sanitarias dependientes de la administración: “Establecido el servicio de estadística semestral de mortalidad por enfermedades infecciosas á cumplimentarse por los Alcaldes de esta región, enviándola dentro de los cinco primeros días de Enero y Julio á esta Ynspección general de Sanidad, según lo dispuesto en R. D. de 19 de Julio de 1909; Circulares de la Ynspección general de Sanidad de 12 de Octubre y 18 de Diciembre de 1909; R.D. De 4 de Mayo de 1911; Circular de la Ynspección general de Sanidad de 26 de Febrero de 1912; y R.O. de 16 de Octubre de 1913; y no habiéndose enviado aún por esa Alcaldía de su digna presidencia la correspondiente al segundo semestre del pasado año, ruego á VS se sirva remitirla á la mayor brevedad posible. Dios guarde á VS. m. a. Algeciras. El Ynspector regional de Sanidad. Dr. P. Blanco. Al Sr. Alcalde de Algeciras”.

El asunto se resuelve con el pronto envío de la información solicitada, con la inestimable ayuda del Juzgado Municipal y su Registro Civil: “Tengo el honor de pasar á mano la relación de las defunciones ocurridas en esta Ciudad durante el mes de Julio último á consecuencia de las enfermedades que se refieren en la Real Orden de Diciembre de 1909.

Nombre: Ignacio Gómez Ruiz. Domicilio: calle Juan Morrison. Médico: Rocafort. Enfermedad: Tuberculosis pulmonar//Nombre: Antonia Márquez Cayetano. Domicilio: Ruiz Tagle, 25: Rocafort. Enfermedad: Tuberculosis pulmonar//Nombre: José Trujillo Sepúlveda. Domicilio: Ramón Chíes, 5. Médico: Zurita. Enfermedad: Tuberculosis pulmonar//Nombre: Francisco Bargetón Fabre. Domicilio: Juan Morrison. Médico: Morón. Enfermedad: Tuberculosis//Nombre: Alfonso Viera Rojas. Domicilio: José Román, 23. Médico: Rocafort. Enfermedad. Tuberculosis pulmonar//Nombre: Aurora Amado Valencia. Domicilio: Ruiz Zorrilla, 7. Médico: Acosta. Enfermedad: Tuberculosis pulmonar//Nombre: María Ordoñez Ortega. Domicilio: Ramón Chíes. Médico: Morón. Enfermedad: Tuberculosis pulmonar// Nombre: María Jiménez Mármol. Domicilio: Teniente Riera, 2. Médico: Rocafort. Enfermedad: Tuberculosis pulmonar//Nombre: María Pérez Jiménez. Domicilio: Saenz Laguna, 20. Médico: Morón. Enfermedad: Tuberculosis pulmonar//Nombre: Alfonso de la Poza Santos. Domicilio: Juan Morrison. Médico: Ramirez. Enfermedad: Tuberculosis pulmonar//Nombre: Francisco González Fernández. Domicilio: Carteya, 18. Médico: Ferranz. Fdo. El Juez Municipal: Joaquín Bianchi”.

El nuevo siglo no ha subsanado el desfase entre las administraciones. Cada departamento de la administración general, con sus delegaciones provinciales que solo son responsables de una competencia –por ejemplo sanidad–, seguirán exigiendo a los municipios –que las asumen todas–, que estén al día con sus exiguos recursos. Desgraciadamente esta actitud de exigencia administrativa puesta en practica con todo el arsenal jurídico que el ordenamiento admite circulares, R.O, R.D. etc.–, se mantendrá a lo largo de la nueva centuria, haciendo aún más farragosa la coordinación entre administraciones; pero esa es... otra historia.

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