Algeciras y el fallido intento para atraer trasatlánticos en los años 30

Historia del Puerto de Algeciras (1906-1980)

Tras la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, la escasez de materiales de construcción fue constante

Desde principios de los años 30, numerosas gestiones buscaron captar el tráfico de los grandes buques de pasajeros hacia Nueva York

El puerto de Algeciras en los primeros años de la Guerra Civil (1936 y 1937)

El trasatlántico 'Conte Grande' de la compañía italiana Lloyd Sabaudo, uno de los que estaba previsto que enlazaran el puerto de Algeciras con Nueva York en los años treinta del siglo XX
El trasatlántico 'Conte Grande' de la compañía italiana Lloyd Sabaudo, uno de los que estaba previsto que enlazaran el puerto de Algeciras con Nueva York en los años treinta del siglo XX

Algeciras/A la situación de postración de la economía nacional como consecuencia de la Guerra Civil, y cuyas repercusiones se evidencian con el contenido de las Actas de la Junta en los años siguientes al 1 de abril de 1939, vino a sumarse la contracción del comercio marítimo internacional provocada por la Segunda Guerra Mundial. El puerto de Algeciras sufrió un importante descenso en la entrada de buques y un estancamiento de los tráficos, a excepción de la pesca que, apoyada en la explotación de los caladeros canario-sahariano y marroquí, había situado a este puerto en un puesto de privilegio por las toneladas de pesca desembarcadas entre los puertos españoles.

Una de las consecuencias de la situación bélica que se detecta en la actividad del puerto durante los años de posguerra es la escasez de materiales para las obras portuarias. En la sesión de la Junta celebrada el 25 de octubre de 1942, el contratista de las obras de los dos almacenes que se construían en el muelle de la Galera solicitaba una prórroga de diez meses para la terminación de los trabajos justificando su petición “en las dificultades que tiene en la adquisición de hierro necesario para las mismas”. La falta de este metal se prolongó sin que los esfuerzos de la empresa encargada de las obras lograra abastecerse ni en puertos españoles ni extranjeros, lo que le llevó a solicitar una nueva prórroga en agosto de 1943, no accediendo la Junta, rescindiéndose el contrato con pérdida de fianza por medio de Orden Ministerial de 2 de septiembre de aquel año. En el mes de noviembre sería el contratista de las obras de la lonja de contratación de pescado el que renuncie a la continuación de los trabajos alegando la falta de materiales.

Todavía en el mes de agosto del año 1945 era evidente la escasez de materiales de construcción. En la sesión celebrada el 28 de agosto de ese año se notificaba la paralización de las obras del muro de ribera por falta de carbón. El 10 de febrero de 1944, la Dirección de Puertos comunicaba a la Junta otra de Presidencia del Gobierno estableciendo normas para la restricción en el consumo de carburantes líquidos “para que, con su aplicación, los organismos oficiales limiten al mínimo sus necesidades para cooperar a la economía que las dificultades actuales imponen”.

Proyecto del edificio para Sede de la Junta de Obras del Puerto aprobado el 23 de abril de 1946 (Archivo de la APBA).
Proyecto del edificio para Sede de la Junta de Obras del Puerto aprobado el 23 de abril de 1946 (Archivo de la APBA).

El desarrollo de la Segunda Guerra Mundial y la proximidad de la base militar británica de Gibraltar al puerto de Algeciras, iban a implicarlo en los combates navales que tuvieron lugar en la bahía en el año 1942. Desde el verano de 1940 el buque cisterna italiano Olterra, de 4.995 toneladas, al que había sorprendido la declaración de guerra de Mussolini en aguas españolas, permaneció embarrancado cerca de la playa de Campamento-Puente Mayorga con parte de la tripulación de marinos mercantes en su interior.

El 'Olterra', buque mercante italiano que, atracado en el muelle de la Isla Verde, en el año 1942 fue transformado en base de la que partían los torpedos humanos para atacar a los navíos ingleses en el puerto de Gibraltar.
El 'Olterra', buque mercante italiano que, atracado en el muelle de la Isla Verde, en el año 1942 fue transformado en base de la que partían los torpedos humanos para atacar a los navíos ingleses en el puerto de Gibraltar.

A principios del año 1942, la Marina Italiana decidió utilizarlo para llevar a cabo una misión secreta conocida con el nombre de Flotilla “Gran Oso”. Con ese objetivo se procedió a su reflote y traslado al puerto de Algeciras, donde quedó atracado en el muelle del dique norte. En los meses siguientes, una vez sustituida la dotación de marinos mercantes por oficiales y técnicos de la Armada italiana, se realizaron trabajos de acondicionamiento con el fin de preparar al buque para que pudiera contener los famosos torpedos humanos conocidos como los “Maiali”, abriendo una compuerta en su casco, bajo la línea de flotación, por la que saldrían, durante la noche, los torpedos tripulados. Éstos, que serían dirigidos por un grupo de marineros mandados por el teniente Licio Visintini, se dirigirían al puerto de Gibraltar donde harían estallar sus cargas junto a los cascos de navíos de guerra anclados en los muelles gibraltareños. (Véanse los excepcionales y muy documentados trabajos sobre este tema del profesor e investigador Alfonso Escuadra). El puerto de Algeciras participó en aquellos días en la contienda, no cabe duda que con la complicidad y el apoyo de las autoridades españolas, aunque es probable que sin el conocimiento de la Junta de Obras del Puerto.

La escuadra inglesa fondeada en el puerto de Gibraltar al que accedían los torpedos guiados italianos en 1942.
La escuadra inglesa fondeada en el puerto de Gibraltar al que accedían los torpedos guiados italianos en 1942.

Gestiones para atraer a compañías de trasatlánticos entre 1927 y 1939

Desde el año 1927 la Junta, a través del ingeniero director, venía haciendo gestiones acerca de las compañías italianas que enlazaban Europa con América para lograr que sus trasatlánticos hicieran escala en el puerto de Algeciras. En noviembre de ese año se presentó un proyecto para el dragado del muro sur del muelle de la Galera con el fin de “conseguir que se establezca en este puerto el servicio directo del Sur de España a New York que la Compañía Italiana Lloyd Sabaudo viene realizando hasta ahora desde Gibraltar a New York,restando de este modo esas entradas al puerto de Gibraltar y acrecentándolos intereses del de Algeciras”. Los trasatlánticos de Lloyd Sabaudo que iban a hacer escala en Algeciras eran el Conte Biancamano, que necesitaba calados superiores a 8,77 metros y el Conte Grande, con el mismo calado.

El 13 de septiembre de 1931, la Junta acordó solicitar de la Dirección General de Navegación la escala en Algeciras de los trasatlánticos de la citada línea “por ser nuestro puerto el más indicado para los que parten de la costa de levante”. Nueve meses más tarde, ante la falta de respuesta, la Junta solicitó a la Cámara de Comercio su apoyo en la petición al embajador de Italia para que fuera escogido el puerto de Algeciras como escala de las líneas de navegación de dicha nación en sus rutas de América y, un mes después, el 30 de junio de 1932, fueron convocadas las principales entidades de la ciudad para unificar sus gestiones en conseguir que las Compañías Trasatlánticas Italianas hicieran escala en el puerto. Las gestiones realizadas por la Junta, el Ayuntamiento y la Cámara de Comercio lograron, al fin, que a principios de marzo de 1933 el representante de las compañías italianas de navegación realizara una visita al puerto con el objeto de conocer todo lo referente a las posibles escalas de los buques de las compañías por él representadas. Esta visita tuvo, como única consecuencia, el que el 25 de marzo el agente consular de Italia en Algeciras se interesara por el tipo de tarifas de practicaje establecidas en el puerto en relación con la línea de trasatlánticos italianos que se proyectaba que hicieran escala en este puerto.

El Muro de Ribera (luego Paseo Marítimo) cuyas obras quedaron paralizadas durante la guerra y la posguerra (Archivo de la APBA).
El Muro de Ribera (luego Paseo Marítimo) cuyas obras quedaron paralizadas durante la guerra y la posguerra (Archivo de la APBA).

A principios del año 1936, el consignatario Francisco Gil Pineda solicitó la cooperación de la Junta con la finalidad de conseguir que hicieran escala en el puerto los buques italianos pidiendo que se eximiera de los arbitrios que tendrían que abonar los pasajeros que embarcaran o desembarcaran de dichos buques con el fin de equiparar el coste de la escala que efectuaban en Gibraltar. La Junta de Obras del Puerto informó favorablemente esta petición y propuso la exención de los arbitrios que por ella pudiera percibir “si no de manera definitiva por lo menos con carácter temporal, dada la apurada situación económica que sufre la Junta, situación se vería compensada por diferentes conceptos que percibiría al incrementarse el tráfico de viajeros”. Una noticia publicada en el mes siguiente parecía que iba a desbloquear los obstáculos que impedían, hasta el momento, la arribada de los trasatlánticos: la Embajada de Italia había elevado una petición al Ministerio de Estado solicitando facilidades y relación de impuestos para que los buques de la Compañía de Navegación Italia pudieran hacer en el puerto de Algeciras la escala que, hasta esa fecha, venían haciendo en el de Gibraltar. La Junta determinó que “quedasen exentos del pago del arbitrio los pasajeros que embarquen o desembarquen de dichos buques, dispensa que tendría un carácter temporal, proponiendo ir aumentado el importe del arbitrio progresivamente”.

Se realizaron algunos intentos más para rematar las conversaciones mantenidas con la Compañía Transatlántica Italiana y lograr que Algeciras fuera puerto de escala en sus rutas entre Europa y América del Norte. En la sesión celebrada el día 27 de agosto de 1937, en respuesta a las preguntas que, sobre el asunto, presentó el Comandante de Marina, la Junta propuso ratificarse en lo acordado en la sesión de febrero de 1936, dispensando del pago de la parte que le correspondiese en el impuesto de transporte de mercancías y pasajeros, además de la concesión de un local en los muelles como oficinas de empresas de navegación con carácter gratuito y también con igual carácter conceder los atraques de los pequeños vapores dedicados al transporte de pasajeros de los muelles a los trasatlánticos.

De nuevo aparece el tema de los trasatlánticos en la sesión celebrada el 7 de marzo de 1938, en la que el Ingeniero Director dio cuenta de la entrevista que había mantenido con el señor Carandichi, representante en España de las Compañías Trasatlánticas Italianas sobre la posible escala de los buques de sus representados en el puerto de Algeciras. El señor Carandichi había expuesto los medios auxiliares que se precisaban para poder llevar a cabo dichas escalas, así como los calados necesarios en caso de atraque en el rompeolas, el poder contar con un remolcador de fuerza superior a 700 toneladas y disponer del ensanche del puente de la Isla Verde para permitir el paso de los vehículos desembarcados. La Junta, considerando que las medidas exigidas por el representante de las Compañías Italianas implicaban gastos importantes que no podían ser acometidos por sí misma, acordó que la propuesta fuera sometida a estudio y resolución del Gobierno de la Nación.

La situación originada por el inicio de la Segunda Guerra Mundial en el mes de septiembre de 1939, con el colapso total del comercio internacional y de la navegación civil, postergaría sine die la posibilidad de conseguir las escalas de los trasatlánticos extranjeros en el puerto de Algeciras, asunto que no se volvería a retomar hasta la década de los años cincuenta.

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