Un falucho apresado y un algecireño administrador rinden cuentas

Historias de Algeciras | El Sexenio democrático

El Buque comandado por Lorenzo Martos Sierra es detenido próximo a las Costas de Berbería

En el mismo contexto económico sale a subasta una casa en la plaza baja de Algeciras a nombre de Catalina Romero

González de la Vega, un algecireño con alma linense

La calle de Las Viñuelas
La calle de Las Viñuelas
Manuel Tapia Ledesma

24 de marzo 2024 - 02:00

La férrea defensa por González de la Vega de la nueva población de La Línea en modo alguno significó el olvidar su Algeciras natal, o aquella villa donde además de transcurrir su infancia y gran parte de su juventud, también significó sus inicios en la política, como fue Los Barrios; el impulso de varios importantes proyectos en ambas ciudades así lo demuestra. La Línea en definitiva era su proyecto personal, y como tal, así lo defendió, prosiguiendo su alegato comenzado en la anterior entrega: “El Comandante General del Campo sin necesidad de la declaración del Consejo y de la resolución del Gobierno Supremo, no está llamado á poner trabas ni obstáculos á las construcciones civiles desde que fue derogada la real orden de 24 de Julio de 1862, y demás disposiciones que prohibían las edificaciones y reparaciones de edificios en la Línea y Campamento, siempre que sea detrás del cuartel de infantª.- existente en el primero de estos puntos. Así lo dispuso la orden del Regente del Reino de 14 de Julio de 1869, y desde entonces, los funcionarios del orden militar sólo pueden impedir construcciones delante de dicho cuartel y nada más.= Por las razones expuestas y porque dado el remoto caso de que alguna vez se declarasen del Estado los terrenos de la Línea que son exclusivamente propiedad del pueblo; bajo cuya jurisdicción civil se encuentran conforme á sus legítimos títulos emanados de la Real cédula de 9 de Julio de 1502; el Estado se entendería con las autoridades competentes y las fincas edificadas sufrirían el canon, censo ó gravamen correspondiente, la Comisión opina se dirija atento oficio al Excmo. Sr. Comandante general del Campo para que deje expedita la autoridad del Ayuntamientº y en su caso de VE para entender en o relativo á edificaciones y reedificaciones en la Línea, sin otras trabas que impedirlas delante del Cuartel de Ynfantería, por cuyo medio se evitarán los perjuicios que se están causando y obrará cada cual en el círculo de sus atribuciones con arreglo á la legislación vigente.= Cádiz á 20 de Febrero de 1870.= González de la Vega”.

Y así, mientras el político progresista se pronuncia sobre tan controvertido asunto en la ciudad que le vio nacer suceden 'otros' controvertidos hechos como el que sigue: “Los Sres. Judah Salomon, Levy Mahomet Bounond, Guillermo Glafsford, Abraham Nahon, S. M. Martínez, todos vecinos y del comercio de Gibraltar, representados por José Sarton Torres, quién dijo que en 29 de Marzo anterior (1869) fue detenido en aguas del Estrecho el falucho Delfín, del cual era su patrón Lorenzo Martos Sierra, y matrícula de Ceuta, que conducía siete pasajeros y diversos géneros desde dicha plaza de Gibraltar a Tetuán, no obstante de ir provisto de los papeles necesarios para su navegación. Que dicha detención se hizo de día y próximo a las Costas de Berbería, siendo conducido el Buque primeramente con dirección á Ceuta y luego a esta Bahía, y formulada acta de aprehensión, la Junta Administrativa de esta Aduana (Algeciras) por resolución de esta fecha ha declarado el comiso del Buque y cargo, por suponerse haberse aprehendido dentro de las seis millas que establecen las leyes fiscales de Hacienda. Prosiguiendo el texto del acta levantada: Que el patrón ha consignado ayer su protesta ante el Tribunal de Marina, exponiendo los accidentes de la navegación que le obligaron a tomar la dirección y rumbo en que fue detenido por no ser posible en el Estrecho a los buques que no son de Vapor observar la regla general de no penetrar dentro de dicha zona fiscal; Que los interesados se proponen entablar el recurso de alzada ante la superioridad, exponiendo los fundamentos que existen para que se revoque el Comiso; más, en tanto se resuelve la apelación a voz y nombre de los interesados en el cargo, protestan cuantas veces sea necesario por derecho contra el patrón y tripulantes aprehensores y además contra el del Delfín, para que los gastos, costas, daños y perjuicios que pudieran sufrir contra sus intereses, sean de cuentas de dichos individuos ó de cualquier otros sobre que deba de recaer dicha responsabilidad”.

Y mientras, los damnificados por la aprehensión del citado falucho esperan que se les haga la marítima y comercial justicia, un humilde soldado aragonés se dirige a las más altas y constitucionalistas instancia del Estado esperando que -al igual que a los damnificados del barco 'Delfín'- se le haga castrense y pensionada justicia recibiendo en cambio, su justa pretensión, la siguiente respuesta: “Excmo. Sr. El Sr. Ministro de la Guerra dice hoy al Capitán general de Aragón lo siguiente:- Dada cuenta al Regente del Reino de la instancia promovida desde el pueblo de Olva, provincia de Teruel, por el soldado de Caballería licenciado don Carmelo Pastor y Peiro, en solicitud de volver al goce de la pensión de tres escudos mensuales anexa á la cruz de plata de San Fernando de 1ª clase, que le fue otorgada por el mérito contraído en el combate de 31 de Enero de 1860 en África -heroico e insólito episodio conocido como “la carga de la bayoneta” protagonizado por la Infantería española que cargó contra la caballería rifeña; siendo plasmado en lienzo el citado hecho por el pintor Álvarez Dumont. La obra es propiedad del Estado español desde 1908-, no ha tenido á bien acceder á su pretensión por carecer de derecho, toda vez que la pensión de referencia no tiene carácter de vitalicia [...] De orden de dicho señor Ministro lo traslado á VE.- Dios guarde á VE muchos años. El Subsecretario, José S. Bregua”.

Extracto del acta del falucho Delfin
Extracto del acta del falucho Delfin

Al mismo tiempo que el citado soldado recibe la negativa por respuesta a su pretensión vitalicia de distraer "¡¡3 miserables escudos anuales!!" a las arcas del Estado tras jugarse la vida por su desagradecida patria "¡¡Dios, qué buenos vasallos si tuviesen un buen señor!!", en nuestra ciudad y siguiendo la recta y estatal norma del control del gasto, como así pudo comprobar el valor del heroico e infravalorado soldado de infantería, el vecino de Algeciras José León, decide formal y documentadamente rendir cuentas a su representado bajo el epígrafe de: “Cuentas justificadas que formalizo yo, Don José de León y Marquez, vecino de Algeciras, para acreditar las cantidades satisfechas con cargo á Don Enrique Rojas Pecino, residente en París; y consiguiente inversión de los fondos que pertenecientes al mismo han ingresado en mi poder […] Cantidad del producto de las tres casas en calle de la Alameda de esta Ciudad que pertenecían á Don Enrique Rojas y que de su órden han sido enajenadas en la suma de 13.000 rv.[…] Pagado a la Hermandad del Carmen de Algeciras 1 rv […] Pagado á Don Francisco García Pérez de Algeciras por interés del préstamo de 19 rv, […] Pagado por la contribución de 1869 á 70 de las fincas 98`90 rv./ Pagado por un telegrama á París de 11 palabras 16 rv.[…] Pagado al Maestro Albañil Antonio Arturo por el trabajo de su oficio, hecho en la casa número 30 de la calle Alameda, con inclusión de materiales y jornal de un oficial y peón 87 rv […] Pagado al Maestro Carpintero Rafael España por trabajos de carpintería con inclusión de madera y jornales de dos bastidores de ventanas y composturas de las mismas, una oja (sic) de puerta y faldamento de ocho pares de bancos, y compostura de cuatro pares de puertas 329 rv. […] Pagado al corredor Don Julián Haurat por su agencia en el negocio de las casas vendidas á Nicolás Maresco. Total 9.057, 18 rv”. El administrador José de León Marquez, vecino de nuestra ciudad, se casó en 1845 con la ceutí, Juana Tierno León; sin hijos, tenían su domicilio en el número 6 de la popular calle de Las Viudas (Tte, García de la Torre), que parte en dos al céntrico callejón del Rit. Por su parte el parisino propietario, Enrique Rojas, era hijo del vecino de Algeciras, Enrique Rojas Pacheco, quién a su muerte legó al citado las referidas casas situadas en la calle Alameda.

En el mismo contexto económico y coincidente con el recto proceder de José de León -nada que ver con las famosas cuentas del Gran Capitán- se procedió a: “La subasta de una casilla de la plaza baja de esta Ciudad, señalada con el número 8 y propiedad de Catalina Romero, previo avisos fijados en los días anteriores en los sitios acostumbrados […] y por voz del peón público se convocaron licitadores y se publicaron las condiciones del remate: no se admitirán posturas que no cubran valor de tasación 7.500 rv”. Publicadas diferentes veces se hicieron las posturas y pujas que siguen: "Pelegrino López, 7.500 rv y José Mourelle, 8.000 rv". Y aunque se dieron repetidos pregones convocando licitadores […] se dio la buena en favor de Mourelle: "Por no haber quién diese más de 8.000 reales".

Y mientras José Mourelle afronta los gastos de subasta y venta tras adquirir la citada casilla del mercado ante el departamento municipal correspondiente, en otra dependencia se abre la comunicación que desde la capital de la provincia envía el Gobernador Civil trasladando la orden a todos los ayuntamientos de sus jurisdicción emanada del Ministerio de Fomento, resolviendo la consulta sobre: “Cómo debía llevarse a cabo el aprovechamiento de las leñas y arbolados de las vías pecuarias de la provª.- Se ha declarado por S.A. Regente del Reino que estas servidumbres son propiedad del Estado y que a la ganadería pertenece el disfrute de los pastos de las mismas y que el arbolado y demás aprovechamientos de las mencionadas vías, así como la conservación y administración de aquel corresponde al Cuerpo de Yngenieros de Montes [...] se acordó traslade dicha resolución a los ayuntamientos que se hallen en el caso y que se oiga el parecer del Yngeniero de Montes y del visitador general de ganadería y cañadas de esta provª”. En otro ámbito, pero dentro de las municipales competencias, también llegó la siguiente resolución a la casa consistorial local: “Encontrándose arregladas á lo prevenido en las disposiciones vigentes las diligencias preliminares instruidas por el Ayuntamiento de Algeciras para proceder á la subasta del suministro de raciones á los presos pobres de la Cárcel del partido judicial en el próximo año económico de 1870 á 71 [...] Se acordó aprobarlas y que se devuelvan al Alcalde para la celebración del remate, terminado que sea el plazo de la publicación”.

Extracto del pago
Extracto del pago

Si bien la progresista Administración asegura las raciones para los presos pobres del partido judicial algecireño, parece no observar la misma actitud hacia los miembros del Ejército cuando desde el ministerio competente se expresa: “Excmo. Sr. El Sr. Ministro de la Guerra dice hoy al Director general de Infantería lo siguiente: He dado cuenta al Regente del Reino del escrito de V.E. de 14 del actual haciendo presente la aflictiva é insostenible situación á que se verían reducidos algunos Jefes y Oficiales del Ejército que hallándose á descuento de sus sueldos por deudas, deben sufrir además de diez por ciento decretado por las Córtes Constituyentes; y S. A. teniendo presente que las causas por las cuales el descuento de sus haberes, son la mayor parte de los casos ajenos á la voluntad de los interesados, pues las deudas que han contraído son debidas á las quiebras de los Cajeros, retiros forzosos, reemplazos prolongados, emigración o deportaciones [...] Dios guarde a V.E. muchos años. Madrid 18 de Febrero de 1870. El Subsecretario. José S. Bregua”. Y mientras el estamento militar espera una solución por parte del Ministerio de la Guerra, la cotidiana vida algecireña se cruza entre lo privado y lo público, cuando el líder progresista y alcalde de la ciudad, Manuel Julía Jiménez: “Se constituye en las huertas que llaman de Tarifa, de esta localidad, donde tiene su habitación Teresa Benítez, viuda que fue de José León y León [...] Teresa Benítez confesó ser en deber á Juliá seis mil trescientos noventa y tres reales y diez y siete maravedíes, según deuda contraída en seis de Marzo de 1849”. Demostrando Juliá que el ser revolucionario y adinerado al mismo tiempo, no estaba reñido; o como diría Baroja en sus memorias tituladas: Desde la última vuelta del camino (I)”: “La fuerza del buen gobierno no ha de estar en el dinero, sino en el talento”.

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