Eduardo Urbano, fundador de Cárnicas Urbano y un hombre bueno
In memoriam

Algeciras/Cada vez que Eduardo Urbano Ramos pasaba por el número 9 de la calle Montereros, en el corazón del barrio de San Isidro, echaba la vista atrás y recordaba el tiempo en que en apenas unos metros de casa un matrimonio llegado de Baena (su padre, Eduardo, era de este pueblo cordobés y su madre, Puri, de Algeciras) echó adelante una familia extensa de cuatro hijos con el esfuerzo diario detrás de un puesto de carne en la Plaza de Abastos Ingeniero Torroja, la misma a la que hasta sus últimos días ha acudido para disfrutar de su ajetreo, sus colores y su genuino ritmo de vida. La Plaza de Abastos, el barrio San Isidro, la Plaza Alta y la playa del Rinconcillo formaban parte del mapa donde ha atesorado momentos felices en sus casi 80 años de vida.
Aprendió el oficio de su padre desde niño, que le enseñó a distinguir las mejores carnes, que eran un producto de lujo en esa Algeciras de los años más duros de la dictadura. Por las tardes, ya cuando su padre abrió la cafetería Manila, observó desde el número 6 de la avenida Virgen del Carmen, frente al antiguo campo de fútbol El Mirador, un local conocido por generaciones enteras de algecireños, el crecimiento imparable de una ciudad que se conocía como la palma de la mano y a la que, desde su posición, contribuyó a impulsar como importante empresario de la comarca. Era habitual verlo a diario, en sus largos paseos, saludar a decenas de personas que se cruzaron en su camino a lo largo del tiempo y a los que ayudó siempre que pudo. Era, en el machadiano sentido de la palabra, un hombre bueno.
Cárnicas Urbano, la empresa a la que dedicó sus desvelos hasta que los achaques le llegaron a este hombre alto, de porte imponente y fuerza prodigiosa, es el resultado de la evolución de una pequeña empresa que surgió a mediados del pasado siglo. En 1948, se abrió al público la primera carnicera familiar, y a ésta se le fueron sumando nuevas carnicerías repartidas por la comarca del Campo de Gibraltar cuya distribución llega hoy a toda España. Su cabeza era, hasta sus últimas horas, una hemeroteca de recuerdos, nombres, anécdotas e imágenes de la Algeciras que ya sólo habita en los álbumes de fotos.
Fiel a la lectura diaria del Europa Sur, presumió siempre de Algeciras y los paisajes de su comarca, de sus personajes e historias, contadas a través de estas páginas.
Eduardo Urbano Ramos ha fallecido este viernes en Algeciras a los 79 años. Sus hijos, sus hermanos, toda su familia, amigos y seres queridos le recordarán siempre. Le despiden este sábado 8 de febrero en el tanatorio de Los Pinos, a las 17:00.
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