La Policía Nacional detuvo ayer a una séptima persona de las 40 que el sábado rodearon y agredieron a nueve agentes del Grupo de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil que se encontraban fuera de servicio cuando terminaron de comer en un restaurante en El Rinconcillo.

Este nuevo detenido se une a Manuel R.S., que fue arrestado el pasado domingo en su casa tras ser identificado por uno de los dos sargentos que fueron agredidos junto con otros siete guardias civiles, y a los cinco que fueron detenidos el pasado lunes. A todos ellos se les imputan los delitos de atentado contra agente de la autoridad, desordenes públicos y riña tumultuaria. De estos siete, cuatro tienen antecedentes por narcotráfico u otro tipo de delitos. Todos pasarán hoy a disposición judicial.

La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la Comisaría de Algeciras, que ya tiene identificadas o detenidas a 12 personas que participaron en la agresión, continúa las pesquisas para esclarecer lo sucedido y dar con todos los implicados.

Los hechos se desencadenaron sobre las seis de la tarde del pasado sábado, cuando los nueve agentes, miembros de la unidad de los GAR -con sede en Pamplona- desplegada en el Campo de Gibraltar para reforzar la lucha contra el narcotráfico en la zona, salieron de comer de un restaurante situado en El Rinconcillo cuando disfrutaban de su día libre.

Camino del aparcamiento se encontraron con la celebración de una comunión que ocupaba la calle en un restaurante. El grupo pidió pasar, encontrando entonces la oposición de al menos tres personas que estaban junto a un coche que se había estacionado bloqueando el paso de la calle. Se originó entonces una discusión y, según fuentes policiales, una de estas personas propinó un empujón a uno de los guardias civiles.

Los agentes se identificaron entonces como integrantes de las fuerzas de seguridad, momento en el que aparecieron desde la celebración y sus inmediaciones unas 40 personas más, parte de las cuales se enfrentaron a los guardias civiles con botellas rotas, piedras, maceteros, adoquines, bates de béisbol e incluso con la barra antirrobo de un coche. Los guardias civiles recibieron puñetazos, patadas y golpes a pesar de que se habían identificado. Parte de los asistentes a la comunión también pidió que cesara la trifulca.

Ante el cariz que estaba tomando la situación, uno de los agentes hizo uso de su arma reglamentaria y efectuó tres disparos disuasorios al aire, lo que sirvió para que los agresores se disolvieran y los guardias civiles pudieran replegarse. Hasta el lugar acudieron de inmediato en dos vehículos miembros de la Policía Nacional, que se hicieron cargo de la investigación con la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta.

Los nueve agentes se desplazaron por su propio pie a centros médicos para ser atendidos de las heridas.