Un cura bajo sospecha: la multa que marcó al padre Jesús Casado y que se borró tras la muerte de Franco
El párroco de La Palma fue sancionado en 1975 por una homilía acusada de “contenido político” y de "carácter marcadamente tendencioso", pero la multa le fue condonada al día siguiente del fallecimiento del dictador
El último adiós al padre Jesús Casado, antiguo párroco de La Palma, tras una vida de entrega a Algeciras
El padre Jesús Casado Benito, entonces coadjutor de la parroquia de Nuestra Señora de la Palma, en Algeciras, vivió en el verano de 1975 uno de los episodios más tensos de su ministerio. Sus homilías de los días 24 y 25 de julio, pronunciadas a las 20:00, 13:15 y también a las 8:30 del día 25, dieron lugar a una denuncia del Ministerio de la Gobernación por supuestamente contener un mensaje de carácter político. Según la resolución gubernativa, el sacerdote “se refirió a determinadas actividades del Gobierno deformando la realidad de los hechos e imprimió con sus palabras un carácter marcadamente tendencioso”, lo que originó “una grave alteración entre los fieles asistentes, llegando incluso algunos de ellos a abandonar el templo”.
El 7 de agosto de 1975, Casado recibió notificación oficial: debía pagar 10.000 pesetas de multa, sustituibles por cinco días de privación de libertad en caso de impago. Un día después, el sacerdote presentó un recurso de súplica ante el gobernador militar delegado de orden público en el Campo de Gibraltar y, subsidiariamente, un recurso de alzada ante el ministro de la Gobernación.
En ese escrito alegó una absoluta indefensión, ya que la notificación del día 7 fue “la primera noticia que tiene de alteración del orden público” y no se le concedió audiencia previa. Sostuvo además que la homilía era un texto publicado y difundido en toda España, que había leído íntegramente, sin añadir comentario personal alguno: “No hice ningún comentario propio ni añadí palabra alguna a dicho texto”, argumentó. Aseguró que la lectura no podía considerarse una deformación de la realidad, pues la información había sido recogida por la prensa nacional y difundida incluso “por el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de Urgel y Solsona, sin que motivara el menor comentario en ninguna ocasión”.
Casado adjuntó copia de ese texto —hoy no localizable— y defendió que su lectura bastaba para concluir que “los hechos que han llegado a conocimiento de vuestra excelencia (…) son producto de la imaginación de cualquier persona que o bien no supo o no quiso captar la intención de aquellas palabras”.
El sacerdote insistió en que no existió “carácter marcadamente tendencioso”, ya que su vocación estaba “muy lejos de convertir una asamblea cristiana en cosa distinta de lo que debe ser”, limitándose a exponer “hechos objetivos y públicos” a la luz del Evangelio.
Las reacciones en el templo
Sobre lo ocurrido en las misas señaladas, Casado relató que solo en la de las 20:00 del 24 de julio una feligresa manifestó su desacuerdo: la esposa del coronel de Artillería, Fausto Rodríguez de Viguri y Gil, que se acercó al presbiterio “en voz baja” para expresar su disconformidad antes de abandonar el templo una vez terminada la lectura. Tres personas más salieron a mitad de la homilía, aunque el cura dijo desconocer sus motivos.
Para recurrir, Casado depositó un tercio de la multa en la Delegación de Hacienda, justificante que adjuntó en su escrito.
Primer revés: la desestimación del 2 de septiembre
El 2 de septiembre de 1975, la Delegación de Orden Público del Campo de Gibraltar desestimó su recurso de súplica. La resolución sostuvo que el procedimiento aplicado —la “sanción de plano”— era el adecuado según lo establecido en el Decreto de 16 de julio de 1965 y el Reglamento de 1947, rechazando la alegación de indefensión.
Además, señalaba que incluso la hoja impresa titulada “Notas para la homilía”, aportada por Casado como prueba de su estricta lectura, podría ser motivo suficiente de reproche, sugiriendo que un texto así podría servir de base para “comentarios propios”.
Segundo revés: el recurso de alzada
El 7 de octubre de 1975, el Ministerio de la Gobernación también desestimó el recurso de alzada. La resolución afirmaba que los hechos estaban “plenamente probados” y reiteraba que el trámite de audiencia no era preceptivo según la normativa vigente. Con ello, Casado agotó la vía administrativa y la sanción quedó firme.
Franco muere, la multa desaparece
Pero el desenlace llegó pocas semanas después. Con la muerte de Francisco Franco el 20 de noviembre de 1975, el gobierno militar del Campo de Gibraltar recibió instrucciones del Ministerio de la Gobernación para condonar la sanción.
El documento, fechado el 21 de noviembre, lo expresaba así: “Cumpliendo instrucción del señor ministro de la Gobernación y con motivo del fallecimiento de S.E. el Jefe del Estado, por respeto a su memoria y como recuerdo de su bien probado amor a la Iglesia de la que tan devoto hijo se declaró en su último mensaje, le ha sido condonada la sanción a que se hace referencia”.
El 12 de diciembre se notificó también la devolución del importe depositado en la Caja General de Depósitos.
Un cura que rechazaba la etiqueta de “polémico”
Años después, en una entrevista, Casado recordaba aquellos episodios como parte de una época compleja en la que algunos lo consideraban un cura incómodo: “No me considero un cura polémico, y tal vez he pecado más de omisión que de acción. La Iglesia debe estar siempre a favor de la justicia y de la defensa de los derechos humanos, denunciando desde la libertad todo lo que degrade la libertad de las personas”.
Ordenado en 1968 en Segovia y vinculado desde entonces a la diócesis de Cádiz-Ceuta, su ministerio se desarrolló en parroquias de La Línea, Tarifa, Facinas, Algeciras y Los Barrios. Fue párroco de La Palma y ocupó cargos como Delegado Episcopal de Cáritas, capellán del Colegio de La Inmaculada y miembro del Consejo Pastoral Diocesano.
Su trabajo pastoral dejó una profunda huella. “De mis momentos más gratificantes —recordaba— eran los encuentros con la gente que acudían en busca de esperanza”.
El padre Jesús Casado Benito falleció el 7 de noviembre de 2024, a los 79 años, tras una larga enfermedad. La ciudad de Algeciras lo había distinguido con su insignia en 2018, en reconocimiento a toda una vida entregada a la comunidad.
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