Algeciras

La Coordinadora CIES No se concentra en Algeciras en rechazo al nuevo centro en Botafuegos

  • El colectivo da lectura a un manifiesto a las puertas del Ayuntamiento

La concentración celebrada en la puerta del Ayuntamiento de Algeciras.

La concentración celebrada en la puerta del Ayuntamiento de Algeciras. / E. S.

La Coordinadora CIES No se ha concentrado este sábado a las puertas del Ayuntamiento de Algeciras para rechazar la existencia de estos centros y la construcción del nuevo Centro de Internamiento de Extranjeros, que se está levantando en Botafuegos, junto a la cárcel. Los asistentes han dado lectura a un manifiesto elaborado por la parlamentaria andaluza no adscrita Maribel Mora que reproducimos a continuación.

En Andalucía somos frontera sur de Europa y por ello una de las zonas que más llegadas recibe.

En los CIE de Algeciras y Tarifa se han venido históricamente internando a jóvenes subsaharianos recién llegados en pateras a nuestras costas, después de sufrir un horrible periplo migratorio y de jugarse la vida en el Estrecho, a la vez que mujeres y personas del Magreb.

El Defensor del Pueblo ha venido alertando de que hay menores entre los internos. Archidona fue un buen ejemplo, donde al menos 9 menores se encontraban internados y ahora están bajo la tutela de la Junta de Andalucía. También se interna a potenciales demandantes de asilo o victimas de trata. Seres humanos a los que deberíamos proteger según el derecho internacional y nuestra propia legislación.

En los CIE, por la propia lógica policial que les caracteriza, todos los miembros encargados de su gestión pertenecen al Cuerpo Nacional de la Policía, y no sirven para identificar perfiles de personas vulnerables. Perfiles vulnerables que tendría que ser identificados nada más llegar a España y antes de que se proponga o dicte su internamiento en un CIE Debemos hacernos esta pregunta. ¿Quiénes son las personas que internamos en ese CIE concreto?, y no son más que personas recién llegadas en pateras, muchas de ellas tras vivir un rescate e incluso naufragios muy traumáticos, donde han perdido a hijos o madres, mujeres o compañeros que han muerto delante de sus ojos.

¿Es ese el trato que merecen?, ¿Es humano internar a estas personas tras una situación tan traumática en un centro con unas condiciones de las del CIE? ¿Estos seres humanos no merecerían otro trato que el verse privados hasta 60 días de libertad en unas instalaciones que se encuentran en unas paupérrimas condiciones? 

Más si cabe cuando, según las cifras, son personas que tras pasar esta duro y doloroso encierro que les ofrece nuestro Gobierno durante 60 días, ante la imposibilidad de que los expulsen, son derivados a recursos de acogida humanitaria. Según los datos del Ministerio del Interior en los últimos años no se han expulsado ni al 60% de la personas que han pasado por los CIE del Estado.

¿Entonces que sentido tiene encerrarlos, por qué no pueden ser derivados directamente a estos recursos de acogida humanitaria donde las ONG tiene conocimientos y experiencia para identificar a estas personas y detectar sus situaciones de vulnerabilidad?

En la actualidad, una quincena de argelinos rescatados de un naufragio están encarcelados en el CIE de Algeciras. Entre ellos había un niño de 16 años, que gracias al trabajo de las entidades que aquí estamos denunciando esta barbarie, pudo salir de allí, y ser conducido a un centro de protección de menores.

Estamos hablando de una política migratoria cada vez más costosa y con escasos resultados. Costosa económicamente y costosa en materia de derechos humanos y dignidad de los seres humanos que las sufren. Cada año la represión de la migraciones es más brutal y costosa, ¿Y que ha cambiado desde las primeras pateras que llegaron a estas playas?, NADA, tan solo mayor dolor, sufrimiento y barbarie.

Tenemos que reorientar nuestra política migratoria a las causas que generan las migraciones y no a sus efectos. El viejo CIE de Algeciras y el nuevo macrocentro que se pretende construir, junto a los ahogados en el estrecho, representarán una de las páginas más oscura de la historia reciente de Andalucía.

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