El lugar donde el algecireño halló la tranquilidad

La casa de Toledo de Paco de Lucía

  • Esta casona del siglo XV donde el genio creó su ‘Cositas buenas’ es ahora un hotel mágico

Rincón de la casa de Paco de Lucía en Toledo.

Rincón de la casa de Paco de Lucía en Toledo. / Hotel Entre dos aguas

“Decidí venirme a vivir a Toledo porque esta es una ciudad que te traslada en el tiempo, una ciudad donde sales a pasear a la calle y vuelves a casa con una sensación muy bonita, de paz, de vivir en otro tiempo. Recordar a los judíos, a los árabes, a los visigodos, cartagineses, romanos, todos los que estuvieron aquí se pueden ver en la ciudad, hay una paz que yo necesito para mi trabajo, para componer, para inspirarme, a mi siempre me gustó todo lo árabe”.

Paco de Lucía se enamoró de Toledo en la frontera del cambio de siglo. Buscando esa tranquilidad que tanto valoraba, el algecireño se topó con una vieja casona con quinientos años de historia, propiedad de la familia Maeso, situada en el número 2 de la Plaza de Santo Domingo.

El lugar había sido años atrás una corrala, un patio de vecinos en el que habían vivido hasta cuatro familias. Uno puede trazar un triángulo mágico con un vértice en este lugar, otro en el Monasterio de Santo Domingo el Antiguo, donde está enterrado El Greco, y un tercero en el número 8 de la Calle de San Ildefonso, donde está la casa en la que vivió Gustavo Adolfo Bécquer en el siglo XIX.

Hay algo especial en este rincón de la capital de Castilla-La Mancha y no sólo porque un genio algecireño con una guitarra creara aquí Cositas Buenas (2004), calificado por la crítica de “obra maestra”, un disco memorable con ocho temas inéditos, como un trío con la guitarra de Tomatito y la voz recuperada de Camarón, que otorgó al maestro ese año el Grammy Latino a mejor álbum flamenco.

Paco de Lucía se encargó personalmente de la restauración de la casona junto con Gabriela Canseco, la artista mexicana que se había convertido en su segunda esposa. Aquí encontró la tranquilidad y la inspiración y pasó grandes temporadas, hasta que empezó a cansarse de que jóvenes guitarristas llamaran a cualquier hora a su puerta y de que los grupos de turistas se le quedaran mirando desde la calle mientras disfrutaba de una terraza que era su rincón favorito y se marchó. En 2007 fue la última vez que la visitó.En 2016 hacía ya dos años que el mundo lloraba al maestro. La casona estaba abandonada. Un joven toledano, Rafael Carmena, la conoció por casualidad –la familia de Paco de Lucía le había dejado la llave al padre de un amigo suyo para que la enseñara por si alguien quería alquilarla– y allí, en sus habitaciones, tuvo una idea.

Para empezar, devolver a la vivienda el esplendor que Paco de Lucía le había dado. Luego convertirla en un hotel-boutique, un lugar lleno de encanto y de magia que respetara también este legado del maestro. Dicho y hecho. La familia de Paco de Lucía aprobó la idea, se involucró en el proyecto y dio al joven Rafael Carmena todas las facilidades para que cumpliera su sueño. Tanto es así que le donaron la guitarra que acompañó a Paco de Lucía durante la gira de 2004, la de la presentación del disco Cositas buenas y que ahora preside el patio principal.

El lugar se llama Entre dos aguas y tiene cinco habitaciones: Río Ancho, La Barrosa, Luzía, Almoraima, La Maestro y Cositas Buenas. Es un pequeño hotel especial para gente especial. “Hace poco se ha marchado un americano con lágrimas en los ojos. Algunos clientes lloran de emoción cuando escuchan la música en este espacio”, explica Carmena en referencia al viejo estudio.

En abril de 2015, el propio Paco de Lucía mostraba su casa y sus lugares favoritos de Toledo en un reportaje en Informe Semanal.  

El responsable de Entre dos aguas quiere contactar con el Ayuntamiento de Algeciras para poner en la recepción folletos de Algeciras y poder dar información, ya que muchos de los visitantes preguntan por la ciudad que vio nacer al maestro. El propio Carmena estuvo aquí para conocer todos los rincones cuando se embarcó en el proyecto “por casualidad e inconsciencia”. Por casualidad se refiere al modo en el que conoció la vivienda y quedó maravillado un hombre al que le gusta el flamenco pero que no es ningún experto. Por incosciencia “porque no sabía la de permisos que serían necesarios para poner en marcha el hotel”, explica.Como mandan los cánones de estas antiguas casas manchegas, el sótano es un lugar importante de la construcción. Éste esconde una sorpresa: el estudio de grabación en el que artistas como Alejandro Sanz, Tomatito o Diego el Cigala coincidieron para Cositas Buenas. Aquí hay, como por otras zonas, una foto del maestro en la estancia, para que quede patente su eterna presencia. En sus paredes aún están las planchas de espuma que lo insonorizaban.

Por todo el lugar hay guitarras, bustos –aquí también, Camarón– esculturas, fotografías de Paco de Lucía tomadas hace años en algún lugar de esta misma casa y hasta unos botines donados por la familia y con los que recorrió estas estancias que ahora seducen por su respeto al que tiene el privilegio de dormir donde lo hizo un genio.

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