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La capilla de San Antón, esa bella desconocida

  • Esta capilla, enclavada entre la plaza Juan de Lima y la calle Teniente Miranda, es la bella desconocida para la gran mayoría de los algecireños

La capilla de San Antón.

La capilla de San Antón.

Situada en el ángulo sudeste del antiguo edificio del Hospital Civil o de la Caridad, en esta zona de Algeciras se hallaba la medieval Puerta de Tarifa, abierta en las murallas de la antigua medina yazirí, en la cual nacía el camino a la vecina ciudad, una prolongación de la actual calle homónima. Probablemente la capilla se cimentó sobre restos de la muralla o incluso de la citada puerta, no olvidemos como la vecina calle Alameda o Cayetano del Toro se construyó sobre la liza del recinto defensivo medieval y sus casas sobre restos de muralla y barbacana.

La construcción del templo comenzó, al igual que el Hospital Civil, en 1748 y concluyó en 1754, gracias a la labor benefactora de Juan de Lima. Es de estilo barroco popular, de gran sencillez en su exterior, pero de apreciable riqueza artística en su interior. En la fachada principal (plaza Juan de Lima), se abre la puerta de acceso, enmarcada por pilastras de orden dórico, discurriendo sobre su dintel una cornisa, base de un frontón triangular partido y adornado con pináculos.

El vano de esta portada se amplió hace décadas para la salida de pasos procesionales, eliminándose un amplio arquitrabe similar al de la portada de la iglesia de la Palma, que discurría bajo la cornisa del dintel. Esta obra desvirtuó el aspecto original y repercutió en la estabilidad siendo necesario el refuerzo de viga y grapas de metal. Sobre la portada, un gran óculo circular abocinado, y bajo él, la inscripción con un texto tan sencillo como expresivo: "La caridad me hizo".

El retablo de la capilla. El retablo de la capilla.

El retablo de la capilla.

Tiene airosa espadaña de tres vanos con arcos de medio punto, adornados con baquetillas, y coronada con cinco pináculos. Se yergue como remate de la fachada, lo que le confiere cierta esbeltez al edificio, de aspecto algo macizo. Esta espadaña, muy deteriorada, precisa ser restaurada urgentemente. Sus huecos cobijan tres campanas, dos de ellas con inscripciones en relieve, según las cuales una de ellas perteneció a la Capilla de Europa.

La Trocha, asociación cultural dedicada a la investigación, defensa y divulgación del patrimonio cultural, lleva tiempo proponiendo el que se aproveche la restauración de la espadaña para sustituir sus campanas por copias en materiales sintéticos e ingresar los históricos originales en el Museo Municipal.

Las dos esquinas de la fachada se rematan con sendos pináculos. En el lateral derecho se encuentra un cuadro de azulejos sevillanos que representa a la Virgen del Carmen, sobre una repisa y cubierto con guardapolvo que sustituyó en 1995 al original, desprendido hacía varios años. Esta imagen de azulejos no se hallaba en la fachada primitiva. La fachada de la derecha, la única visible, pues la de la izquierda se halla adosada al edificio que fuera del hospital y que actualmente ocupa la Subdelegación del Gobierno, presenta alto paramento, en cuya parte superior se abren cinco ventanas con arcos escarzanos muy rebajados, la última se encuentra cegada, sobre las que discurren cuatro óculos ciegos dispuestos entre cada ventana.

El exterior es sencillo, pero el interior muestra una notable calidad arquitectónica y estética. Es de una sola nave, cubierta por bóveda de cañón, dividida en cinco segmentos por arcos fajones que parten de pilastras con capiteles formados por amplia cornisa muy volada, con varias fajas de sección escalonada y molduras denticulares, bajo las cuales destacan unas baquetillas. Esta decoración se sucede a lo largo de la parte superior de las dos paredes laterales, por debajo de los lunetos de la cúpula, en los que se abren ventanas que reciben la luz exterior. La parte inferior de estas dos paredes luce un bello zócalo de azulejos vidriados sevillanos.

El interior de la capilla. El interior de la capilla.

El interior de la capilla.

En la pared interior de la derecha se abren tres grandes hornacinas, apoyadas sobre el zócalo y en la de la izquierda se abren dos sobre el zócalo y una tercera que llega hasta el suelo. Entre estas dos hornacinas hay una gran vitrina, en la que antes se exponía el manto desplegado de Ntra. Sra. Del Mayor Dolor. Estas hornacinas, salvo la anteriormente mencionada, están bellamente exornadas con pilastras de fuste acanalado y capiteles de orden compuesto, en el que se unen los estilos corintio y jónico.

Entre las pilastras discurre un friso con baquetillas y delicadas molduritas, coronado por un frontispicio triangular con un tondo en su tímpano. El interior de las hornacinas se cubre con unas veneras o conchas de Venus, de antigua simbología pagana, que el cristianismo asumió siglos más tarde. A los pies del templo, en su parte superior, se halla el coro con pretil formado por amplia celosía, de perfil alabeado.

En la cabecera se encuentra el retablo que cubre todo el testero del altar mayor. Este es otro de los elementos de su interior, junto con las hornacinas ya comentadas, que posee un gran valor artístico a pesar de su sencillez. Es de estilo barroco popular; el fondo está pintado de color marrón y se adorna con elementos dorados en sus arcos, columnas y cornisas, En los años ochenta se pintó de azul celeste; color, que, con el blanco, simboliza la alegoría de la Inmaculada Concepción. Es de un solo cuerpo y consta de tres calles, la central más ancha que las laterales. Está compuesto por cinco repisas para las imágenes y por cuatro columnas de fustes lisos pintados en azul celeste, con capiteles de orden compuesto muy esquematizados. Dos de estas columnas separan la calle central de las laterales y las otras dos flanquean los extremos. En el ático también hay otras dos columnillas que separan su parte central de las de los lados. Entre el ático y el cuerpo discurre una amplia cornisa dorada. En el centro de la calle central existe un baldaquino o templete, con arco de medio punto sostenido por dos columnillas de fuste acanalado y capiteles de orden compuesto.

En ese templete se halla la imagen de la alegoría de la Inmaculada Concepción, y primitivamente estuvo la imagen de la Virgen del Carmen, destruida en 1931. En las calles laterales están sendas repisas rematadas en su parte superior por arco de medio punto sobre columnillas. Sobre estos arcos resalta una especie de alto copete dorado, con volutas a los lados y una especie de tondo en el centro, de estilo claramente barroco. En el centro del ático hay otra repisa coronada por arco del mismo estilo, acogiendo la imagen de San Antonio Abad o San Antón, patrón del templo. En la zona del sotobanco del retablo se pueden observar dos puertas a cada extremo, que antaño podrían comunicar con una sacristía.

Otro detalle del interior. Otro detalle del interior.

Otro detalle del interior.

Esta capilla tuvo que ser restaurada en la segunda mitad de la década de los noventa del siglo XX y las piedras de su portada, tanto las pilastras como las cornisas, se pintaron años antes de color amarillo, pues hasta aquel entonces lucían la piedra vista.

Cuando en 1935 se erigieron dos nuevas parroquias en nuestra ciudad, esta capilla se convirtió en la parroquia de N. S. del Carmen y así estuvo hasta 1964, cuando se inauguró la actual parroquia gracias al admirado y recordado Padre Flores.

Debido a este traslado, se coinvirtió en sede de la Archicofradía de N. S. Del Carmen, Cristo de la Buena Muerte, N. S. Del Mayor Dolor y San Juan Evangelista. Las imágenes de N. S. del Mayor Dolor, de Castillo Lastrucci, y de San Juan Evangelista veneradas antes en esta capilla, hoy están en la iglesia parroquial, junto con la imagen del Cristo de la Buena Muerte, de Álvarez Duarte. Destacan las imágenes del Cristo de la Buena Muerte y la de la Virgen del Carmen vestida, obra de la gran escultora sevillana Lourdes Hernández Peña y que salía en procesión, portada por los niños y adolescentes de la parroquia. Las imágenes más antiguas son las de San Germán y San Servando, ambas en el retablo del altar mayor. Cerca de la entrada, se localiza la tumba del benemérito Juan de Lima, gran protector del templo.

El almirante Barceló, en el siglo XVIII, donó las coronas de plata de la antigua Virgen del Carmen, y el Niño Jesús, destruidas en 1931. Esas joyas se salvaron del expolio y destrucción, al igual que una Inmaculada Concepción, que, cubierta con mantas sobre una cama del vecino hospital, fue hecha pasar por una enferma… hoy se venera en la iglesia de S. García Abad, bajo la advocación de N. S. de Gracia. Desgraciadamente no se pudo salvar la antigua imagen de Jesús Atado a la Columna, venerada en esta capilla y sacada en procesión junto a la Virgen del Carmen en el siglo XVIII.

Esta capilla es uno de los edificios dieciochescos más bonitos e interesantes de nuestra ciudad y merecer ser conocido, restaurado y conservado.

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