La bella sencillez de María en Algeciras

Cuaresma en Algeciras | Por el camino más corto

La Cuaresma despierta un año más con las dolorosas de la ciudad perfectamente ataviadas para este tiempo litúrgico con la tradicional vestimenta de hebrea

Una excusa perfecta para recorrer las parroquias del municipio en esta cuenta atrás para Semana Santa

La Virgen de la Amargura de Algeciras.
La Virgen de la Amargura de Algeciras. / M. Gil

Es inevitable, en ocasiones, tratar de imaginarse cómo sería la Virgen María a los ojos de su hijo, Jesús, hace algo más de dos mil años. Una joven hebrea que recorría las inmediaciones del templo bajo la mirada de Ana y Joaquín, fiel a su época y tiempo. Una fotografía interpretada en Andalucía cada primavera con la llegada de la Cuaresma y que las hermandades impulsan vistiendo a sus dolorosas, durante este tiempo, con el hábito de hebrea. Una tradición que se remonta al primer tercio del siglo XX y que hoy se ha convertido en santo y seña de los días previos a la llegada de la Semana Santa. Un lujo recorrer Algeciras y sus capillas para disfrutar de sus vírgenes al estilo y forma que debió ser a los ojos de su hijo.

El origen de esta práctica tiene, como mucha de la estética de la tradición cofrade actual, raíz en la capital sevillana. Juan Manuel Rodríguez Ojeda fue a principios del pasado siglo uno de los grandes baluartes a la hora de entender la ornamentación, el arte y la iconografía de la Semana Santa de Andalucía, quien pusiera en valor (animado por necesidad de la época en España), esta indumentaria en algunas de las dolorosas sevillanas que el artista vestía en esas décadas.

Son varios los inicios y orígenes que se le atribuye a esta tradición aunque casi todos, al menos los más fiables, apuntan siempre hacia Rodríguez Ojeda y a la muralla, es decir el barrio de San Julián y a la Hermandad de la Hiniesta en los primeros compases del siglo XX.

Ojeda, vestidor de la dolorosa del Domingo de Ramos, consciente de la apretada situación económica que vivía la hermandad en esos momentos, con poco ajuar y un joyero limitado, tomó la decisión (en aquel momento arriesgada) de presentarla vestida de hebrea. No específicamente como vemos en la actualidad, pero sí bajo esa premisa, que trató de argumentar como que permitía realzar la figura de la Virgen a los ojos de Jesús y su belleza más sencilla y sofisticada.

Indumentaria que poco después reproduciría el artista en la hermosa dolorosa de la Virgen del Valle de Sevilla. Y así, poco a poco, fue creciendo una especie de inercia cada vez más fuerte en Sevilla, un fenómeno también ayudado por la precariedad económica de la posguerra en España, algo que evidentemente afectó en gran medida a las arcas de las hermandades.

La Piedad.
La Piedad. / M. Gil

Pero como en casi todas las modas o tendencias llega un momento en el que se desborda de manera superlativa, se transporta y viaja por todas las latitudes. Y ese momento, cuando se habla de dolorosas, siempre marca el paso la Esperanza Macarena. Precisamente el propio Rodríguez Ojeda llevaría esta impronta a la Resolana, creando así en Andalucía una nueva forma de entender la Cuaresma. La explosión llegó con su presentación en la Esperanza Macarena, rompiendo así todas las fronteras.

Una idea que inicia Ojeda y que perfeccionaría Garduño, pasados los años 60, para popularizarse en toda la región e incluso en toda España, convirtiéndose en tradición esta imagen de María, como mujer judía, para el tiempo de Cuaresma. Ya saben, cuando pasa la Macarena, nada queda igual.

En lo referente a su uso, prendas y hábitos que formalizan esta particular vestimenta, comúnmente, se utilizan telas de raso o terciopelo, con manto azul y saya roja, normalmente, ceñidas a la cintura con un fajín de rayas y colores llamativos, propia de la estética judía del momento. De manera evidente, este estilo ha evolucionado con los años y en la actualidad vemos improntas con colores algo más llamativos, singulares o fuera de los cánones; cada hermandad sigue, lógicamente, su propia línea y estilo en base a la idiosincrasia de cada corporación. Incluso, tampoco es extraño encontrarse esta indumentaria lejos de la Cuaresma, en otras épocas del calendario, e incluso Navidad.

Disfrutar de una ruta algecireña, recorriendo sus capillas y dolorosas de hebrea, es un lujo sólo al alcance de la ciudad y en Cuaresma. Mañana ya es tarde.

stats