El barrio casi céntrico

Algodonera Charca

La Algodonera Charca convive con lo positivo y negativo de situarse en pleno centro

El vecindario está marcado por la falta de aparcamiento

El barrio casi céntricoAlgodonera Charca
El barrio casi céntricoAlgodonera Charca
María E. Selva

03 de septiembre 2017 - 02:07

El barrio de la Algodonera Charca es probablemente uno de los mejor situados de toda Algeciras. Sus vecinos viven a dos pasos del centro pero con las comodidades de tener una salida rápida a la autovía. Unas 5.600 personas llenan de vida este núcleo poblacional que abarca desde la entrada a La Bajadilla hasta prácticamente el Parque Feria, sumando la avenida Virgen de la Palma y los edificios entre la Comandancia de la Guardia Civil y la rotonda del Milenio, además de los situados entre la Escuela Politécnica y el gimnasio Body Factory.

Sus urbanizaciones son de sobra conocidas en la ciudad como son Villa Estoril o Los Sauces, que forman parte de este vecindario de más de 60 bloques de pisos y con alturas que alcanzan hasta las once plantas. La población es diversa, tanto de matrimonios mayores con hijos hasta parejas jóvenes de clase media. Es una zona que por su cercanía al centro y tranquilidad está muy bien considerada y se nota en el precio de las viviendas, por ello los pisos no son accesibles para la amplia mayoría.

Una fábrica de algodón y un humedal donde bebía el ganado dan nombre al vecindario

El nombre del barrio tiene un origen muy básico, ya que en la zona existió una charca -en los bajos de la calle Mezquita- y una fábrica de algodón -donde hoy se sitúa la escuela infantil Manuel Tinoco-.

La Charca es considerado semicentro y eso le beneficia por su cercanía a los servicios municipales de gestión y tramitación. Aunque no todo es positivo, en los últimos años han caído el número de sucursales bancarias. La atención sanitaria pública la tienen tanto en el ambulatorio central como en La Bajadilla. Además cuentan con unos vecinos muy especiales como son el centro ocupacional y una residencia del colectivo Apadis. En cuanto a educación el barrio tiene colegios de referencia como Puerta del Mar, la escuela infantil Manuel Tinoco y los institutos cercanos de Isla Verde y Baelo Claudia. A dos pasos también está la Escuela Politécnica de Algeciras de la Universidad de Cádiz.

Por su localización estratégica el barrio también es puente de paso para muchos ciudadanos del Campo de Gibraltar, que desembocan con las líneas de autobús metropolitanas en la Charca y caminan hasta el centro comercial Puerta Europa. Por lo que el goteo de personas y trasiego por la avenida, antigua N-340, es constante.

De supermercados y pequeñas tiendas no se pueden quejar, tienen de todo a mano, aunque como en todos los barrios a las grandes superficies mejor se va en coche. Además cerca está el mercado de abastos Hotel Garrido. Como puntos de referencia en hostelería sin duda destaca el Mesón Jairo, por su solera y porque es el único que se mantiene desde los comienzos del barrio. Algo parecido ocurre con el Durante, el punto neurálgico para los desayunos.

Viviendas

En la bajada de la calle Séneca había pequeñas casas hasta que llegó el boom de la construcción con los primeros bloques, los de la urbanización Al-Hadra en la década de los 80. Luego llegaron Los Sauces en 1982 y seguidamente Villa Estoril y Villa Romana. Los bloques de la avenida Virgen de la Palma son mucho más recientes, el último se entregó en 2013 y son de los inmuebles de mayor precio de Algeciras según datos del Catastro.

Los vecinos recuerdan que tardaron poco en venderse los pisos de las diferentes urbanizaciones por su localización y vistosidad. Los bloques de Fuerzas Armadas son más antiguos, pese a la cercanía al barrio.

Servicios

El primer servicio a reseñar es el autobús. Prácticamente nadie toma la línea que le lleva a su casa si está en la zona de la Marina, no sólo porque estén cerca del centro sino por el rodeo que da por la ciudad antes de realizar un tramo que en quince minutos andando se salda, aunque los mayores no siempre tienen la facilidad para realizar estos tramos andando. Por ello a la parada de la Charca muchas veces llega vacío el autobús.

Hay dos parques en el barrio y ninguno es para mayores. En cuanto a limpieza y desbroce, la asociación vecinal que dirige Ana María Rodríguez no puede realizar grandes críticas ya que reconoce que cuando la maleza crece más de lo normal da aviso a los operarios y se limpia. Además destaca la inversión realizada por el Ayuntamiento en la plaza de la avenida Virgen de la Palma desde que fuera recepcionada al levantar toda la plaza, que había cedido por el terreno arcilloso. Ahora quedan los accesos de escaleras, estando ya pendiente de adjudicar el proyecto para arreglar las escaleras del edificio Don Juan.

Con respecto a la seguridad, salvo algún episodio muy puntual o casos de pequeños botellones por la cercanía al centro, poco pueden denunciar los vecinos. Es un barrio tranquilo y así viven.

Aparcamientos

Los barrios cercanos al centro tienen un grave problema común, la falta de plazas para aparcar. Los vecinos explican que aunque casi todos los propietarios tienen garaje hoy día lo normal es que haya dos coches por vivienda, por lo que al final alguno se queda fuera. Esta situación se agrava especialmente en los días cercanos a la Feria Real, porque casi todo el barrio está a las puertas de los filtros que establece el Ayuntamiento para que aparquen los vecinos, de modo que les toca lo peor, quedarse sin sitio además de las propias dificultades para llegar.

Contaminación acústica

La Charca tiene mucha afluencia de tráfico por los servicios que tiene alrededor así como por el paso de la N-340. Muchos coches y motos van a una velocidad superior a la permitida en el tramo entre las rotondas de Virgen de la Palma y el Pandero. Eso no sólo genera inseguridad sino también el ruido que ocasiona. A ello se le suma el paso a deshora del camión de recogida de residuos sólidos urbanos, que transita por el barrio a medianoche, pasando incluso de madrugada, con el gran malestar que ello ocasiona para los vecinos.

regulación del tráfico

Uno de los grandes logros de la asociación vecinal fue la creación de la rotonda en la entrada a la avenida La Cañá, lo que permite que los vecinos de la Charca no tengan que llegar hasta la antigua Jefatura de la Policía Local para entrar en la calle Séneca. Ahora vuelven a la carga, ya que están solicitando una nueva rotonda al final de la misma calle, en el cruce con Ramón Puyol que da acceso a la Politécnica. En ese punto hay una pequeña mediana que genera mucha confusión y accidentes. También saben los vecinos que bajo la calle Mezquita, que también desemboca en ese cruce, se ubica la conocida charca y de hecho la circulación por ese tramo tiene un límite de peso. Y más arriba, en el conocido como triángulo de la antigua biblioteca, también realizan los conductores maniobras de escasa visibilidad al conectar con la travesía.

Avenida de la palma

La siniestralidad que registra la avenida, tanto en dirección de subida como de bajada, debería ser motivo de estudio por parte del área de Tráfico del Ayuntamiento. Los vecinos señalan que en Virgen de la Palma no sólo hay vehículos que pasan a gran velocidad al conectar directamente con la autovía, sino que cuando caen "dos gotas" se producen muchos deslizamientos. Como telón de fondo están los pasos peatonales, ya que la calle tiene en torno a cuatro pasos de cebra y muy cercanos entre ellos, lo que obliga a los coches a frenar constantemente, muchos de ellos sorprendiendo a los conductores que vienen detrás.

Demandas

Los vecinos de la Charca demandan más espacio de ocio y de aparcamiento. Como ejemplo está la parcela situada al final de la calle Ramón Puyol, junto al Secano, que está prácticamente en desuso y la comunidad de vecinos ha planteado desde la posibilidad de hacer espacios para garajes hasta un parque canino o para el uso de mayores.

Otra parcela vacía es la situada entre las Mimosas y la cafetería Durante, donde hay un terreno de arena sin adecentar que se usa para aparcar y cuando llueve se convierte en un charco lleno de socavones. La asociación agradece que sí se ha construido un pequeño tramo de acera para que los vecinos no tengan que atravesar la parcela arenosa, especialmente en caso de lluvia.

En cuanto a otras demandas está el incivismo que causa la no recogida de los excrementos caninos por parte de los dueños de los animales. En acerado y asfaltado los vecinos echan en falta especialmente el tramo de acera a la izquierda entre la calle Mezquita y la Politécnica, que se corta y obliga a cruzar la calle.

Vecinos

La asociación de vecinos de la Algodonera Charca se creó en 2003, siendo la que auspició dos años más tarde la creación de la federación vecinal Fapacsa en la lucha contra el catastrazo. Al mando de ambas estuvo muchos años Juan de Dios Regordán, un referente en el movimiento vecinal de Algeciras.

La sede vecinal está en la plaza de la avenida Virgen de la Palma, donde se colocó la imagen de la Patrona por parte del promotor de los bloques hace 17 años. En la sede se imparten clases de baile, pintura tanto en tela como al óleo y los sábados se dan cursos de robótica. La asociación, con unos 800 socios, reconoce que la sede siempre está en uso, ya que se comparte con Fapacasa también.

Historia

La fábrica de algodón funcionó hasta la década de los 70, mientras que la charca era un humedal que se nutría de las aguas del arroyo Granadillo, quedando canalizado en torno a la misma época. A principios de los años 40, cuando aún no existía La Bajadilla, la única población estaba en lo conocido como Hotel Garrido, que recibía el nombre por el dueño de los terrenos, Manolo Garrido, que tomó la zona donde hoy se ubica el mercado de abastos y los alrededores. Los animales en aquellos años atravesaban la avenida La Cañá -antigua cañada real- para beber en la charca. En los años 70 cuando se inició la construcción de La Reconquista los residentes de Hotel Garrido empezaron a poblar la zona y se fue urbanizando el barrio actual tras la creación de la plaza de toros Las Palomas en 1969.

Pero antes de todo se situó en la zona la Comandancia de la Guardia Civil y junto a ella la venta Los Pajaritos -donde hoy está la Seguridad Social-, un paso estratégico en el camino de la salida de Algeciras.

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