AVES RARAS

El enigmático viaje de un pato de media luna desde América del Norte hasta Algeciras asombra a los ornitólogos

La cerceta aliazul o pato de media luna entre dos azulones en la playa de Los Ladrillos.

La cerceta aliazul o pato de media luna entre dos azulones en la playa de Los Ladrillos. / Miguel Ángel Mora Quintana

La temporada de huracanes en el Atlántico y de tornados en América del Norte y Centroamérica ha sido especialmente activa en 2023. Durante el invierno, varios frentes han barrido el océano que separa Estados Unidos y España. Quizá este fenómeno meteorológico haya sido la causa de que un ejemplar de cerceta aliazul (Spatula discors), más conocido como pato media luna, haya aparecido en Algeciras, en los alrededores de la antigua playa de Los Ladrillos. Es una de las hipótesis que circulan estos días entre los corrillos de ornitólogos. 

Esta ave de llamativas alas azules vive en lagunas y pantanos de agua dulce de América del Norte, desde Alaska hasta Nueva Escocia al este y Texas al sur, donde se reproduce. Durante el invierno emigra en bandadas hasta el sur de Estados Unidos, México, América Central y América del Sur, llegando hasta Uruguay y Argentina. 

Si bien es cierto que pueden volar grandes distancias sobre el océano, existen muy pocos registros de cerceta aliazul en la España peninsular por lo que el sorprendente avistamiento de un macho en Algeciras ha llamado profundamente la atención de los aficionados a la ornitología en toda Andalucía. Todos se preguntan cómo este pato, inconfundible por su media luna blanca delante del ojo y descubierto por la estudiante de biología Rosa González Alcalde, ha llegado hasta aquí y cómo se comportará a partir de ahora.

Por el momento, convive con un grupo de "azulones", el más habitual y abundante de nuestros patos, establecidos desde hace años en la playa de Los Ladrillos y el Paseo de La Cornisa. 

Vídeo de Álvaro Díaz en su cuenta de @WildOnNatura

Las incógnitas de la cerceta aliazul

Miguel Ángel Mora Quintana, estudiante de Ciencias Ambientales y miembro del Grupo Ornitológico de la Universidad de Cádiz (Gouca), ha visitado recientemente Algeciras junto a cuatro compañeros para ver con sus propios ojos al pato de media luna. "Se ha asociado a los azulones que habitan en el puerto porque es lo más parecido a su especie que ha encontrado por aquí. Así se siente más protegido y le resulta más fácil encontrar alimento", explica este joven apasionado de la Naturaleza. 

Sobre las teorías que explican la llegada de una cerceta aliazul hasta Algeciras, Mora Quintana apunta que este ejemplar ha debido de desviarse durante la migración postnupcial o invernal, es decir, desde América del Norte hacia tierras sureñas cuando se encontró con un temporal o un tornado que lo alejó de su destino. "En casos así, muchas aves mueren ahogadas y otras terminan posadas en barcos, descansando, lo que las aleja aún más de sus rutas. No podemos saber a ciencia cierta qué le ha pasado a este pato, sólo especular". 

La cerceta aliazul que convive con los azulones de la playa de Los Ladrillos y el Paseo de La Cornisa. La cerceta aliazul que convive con los azulones de la playa de Los Ladrillos y el Paseo de La Cornisa.

La cerceta aliazul que convive con los azulones de la playa de Los Ladrillos y el Paseo de La Cornisa. / Miguel Ángel Mora Quintana

"Otras dudas que nos surgen es qué pasará cuando avance la primavera. Obviamente, este ejemplar no va a regresar a América. La cuestión es si hará una migración hacia el norte de Europa y, en ese caso, si volverá a Algeciras o alrededores cada invierno. La otra posibilidad es que se establezca todo el año con los azulones y se vuelva sedentario, ya que aquí tiene alimento", plantea este estudiante de la UCA.

Miguel Ángel Mora Quintana descarta que se trate de un ánade doméstico, escapado de alguna granja o lago artificial. "En primer lugar, el invierno es una época propicia para encontrar rarezas gracias a los temporales. Por otra parte, es un ejemplar joven, menos experimentado durante las migraciones, aunque ya ha mudado y tiene el plumaje de macho adulto. Finalmente, nos han contado que no come el pan que le lanzan los paseantes, algo que sí hacen los azulones". Estos tres motivos le invitan a pensar que el pato de media luna sea salvaje. Tampoco está acostumbrado a la presencia humana ni porta anilla, añade. 

"Dudo mucho que críe o llegue a hibridar con los azulones porque estos últimos son el doble de grandes que la cerceta aliazul, aunque cosas más extrañas se han visto", aventura Mora Quintana. Tratándose de un rara avis, cualquier cosa.

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