El centro de acogida de la Cruz Roja atiende a 150 inmigrantes

Un total de 150 personas han pasado por el Centro de Acogida de la asamblea local de la Cruz Roja de Algeciras desde que en febrero se inauguraran estas instalaciones. El centro, que viene a apoyar el servicio de atención al inmigrante que viene funcionando desde el año 2004, ofrece dos tipos de acogida, la de emergencia y la humanitaria.

Los inmigrantes que aquí se acogen proceden, o bien del centro de Internamiento de Extranjeros de Algeciras (La Piñera), o de los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETIS) de Ceuta o Melilla. Se trata de inmigrantes irregulares que han sido previamente interceptados por la Guardia Civil y atendidos por los Equipos de Respuesta Inmediata de la Cruz Roja.

Dado que sólo pueden permanecer privados de libertad un máximo de cuarenta días, en función de su nacionalidad y si no hay convenio de repatriación, estas personas abandonan los centros de internamiento. Es entonces cuando este equipo de la Cruz Roja juega un papel importante. "Nos encontramos con un ilegal que se encuentra en la calle sin ningún tipo de recurso", indica Sonia Roldán, trabajadora social y coordinadora de este departamento. "Nos avisan de que van a ser puestos en libertad veinte inmigrantes, por ejemplo, y los traemos aquí".

En el caso de que se trate de una acogida de emergencia, se ofrece alojamiento y manutención a los inmigrantes para que tengan cubiertas las necesidades básicas. La acogida es por un plazo de quince días. Roldán explica que el objetivo principal es contactar con sus familiares o con la persona de enlace que este tiene en España. Aquí es muy importante que haya un reconocimiento sanitario para comprobar si existe o no cualquier posible patología.

Una vez localizada la familia, se le facilita un billete de transporte y cien euros de ayuda.

En caso de que se trate de una acogida humanitaria, el tiempo de estancia suele ser de seis meses, prorrogables a un año. En este caso, suelen ser familias que provienen de los CETIS del otro lado del Estrecho. Sonia Roldán indica que en estos tres meses se ha acogido cinco familias (una media de cuatro personas por cada), de nacionalidad argelina.

"El objetivo aquí es diferente: hacemos un plan de intervención social. Se les asesora sobre recursos, empleo, formación, relaciones etc. Tenemos que conseguir que esa familia sea capaz de ser independiente y puedan obtener sus propios recursos", apunta. Hace pocos días abandonó el centro la última familia. Se pretende asesorar al máximo, abrirles puertas, facilitarles contactos.

Hasta febrero, aunque había un programa de atención, los inmigrantes recogidos en el CIE se derivaban a otros centros.