ALGECIRAS MUSULMANA Y CRISTIANA

Urbanismo de la Algeciras musulmana

  • Capítulo 20. La discontinuidad urbana hizo que los edificios y las calles se trazaran sin tener en cuenta ni adaptarse a la trama que tuvo la urbe en su pasado medieval

Plano levantado en 1726. Obsérvese el recinto defensivo de la Algeciras medieval. (Archivo General de Simancas, M.P. y D. XXII-79).

Plano levantado en 1726. Obsérvese el recinto defensivo de la Algeciras medieval. (Archivo General de Simancas, M.P. y D. XXII-79).

En Algeciras se cumplen los esquemas organizativos que caracterizan a la ciudad islámica medieval: existencia de un núcleo donde se halla instalado el poder político-militar (alcázar) y jurídico-religioso (mezquita aljama), en cuyo entorno se distribuyen otros edificios públicos (hospital, baños, mezquitas menores, alhóndigas, arsenal, etc...) y privados (manzanas de viviendas separadas por calles estrechas y adarves) y el zoco que ocupa el laberinto de callejas que rodea la mezquita aljama; todo el conjunto defendido por un recinto murado y comunicado con el exterior por medio de varias puertas (en el caso de Algeciras cuatro en la ciudad antigua y dos o tres en la fundación meriní). Presencia de arrabales y de un espacio periurbano muy activo donde se desarrollan diversas actividades de gran trascendencia social (funerarias en la necrópolis y festivo-religiosas en la musallà) que se solapan con un mundo rural (vega del Río de la Miel, almunias, tierras de secano), muy interdependiente con la ciudad a la cual pertenecía y a la que de alguna manera debía su existencia.

Pero, en el caso algecireño, existe una característica que muy pocos enclaves urbanos medievales presentan y que le otorga un sello de originalidad y, al mismo tiempo, de complejidad funcional. Me estoy refiriendo al hecho de ser Algeciras, a partir de 1285, una ciudad doble, dotada de dos recintos independientes y de edificios y espacios emblemáticos duplicados: alcázar, mezquita, mexuar y, probablemente, necrópolis, cuya autonomía o grado de dependencia no estamos en condiciones aún de conocer, pero cuya ubicación al norte y sur de la ciudad ha sido definitivamente conocida gracias a los trabajos de los arqueólogos Rafael Jiménez-Camino y José María Tomassetti.

La trama urbana de la Algeciras musulmana, además de su condición de ciudad doble, presentaba una característica de la que carecen otras ciudades con pasado andalusí cómo Málaga, Sevilla o Córdoba, que consiste en haber sido arrasada y sufrido un largo periodo de abandono como ciudad yerma durante trescientos treinta y cinco años (1370-1704). Esta discontinuidad urbana hizo que cuando, a principios del siglo XVIII, la ciudad volviera a resurgir de sus cenizas, los edificios y las calles se trazaron “ex novo” sin tener en cuenta ni adaptarse a la trama que tuvo la urbe en su pasado medieval. Sin embargo, aunque en 1704 -cuando los moradores del Gibraltar ocupado por las tropas anglo-holandesas comenzaron a establecerse entre los arruinados muros de la desaparecida al-Yazira al-Jadrá- aún se conservaban en parte las potentes estructuras defensivas de la antigua ciudad: muralla, antemuro, torres de fanqueo, torres-puerta, corachas marítimas y el foso colmatado. Esto posibilitó que en la nueva Algeciras se diera la Ley de Persistencia del Plano, según la cual la planimetría de una ciudad tiende a permanecer a lo largo de los siglos aunque cambien sus moradores y los poderes que las dominan. Los repobladores modernos de Algeciras, al edificar sus casas y establecer el viario urbano, fueron adaptando la construcción de las viviendas y las calles, no a la planimetría urbana preexistente en época medieval, que había desaparecido por completo, pero sí a los límites que marcaban en el terreno el arruinado recinto defensivo. A raíz de las numerosas intervenciones arqueológicas desarrolladas en la ciudad en los últimos veinte años, se han ido exhumando restos de viviendas de los siglos XI al XIV, sectores de calles, edificios singulares (parte de unos baños, tramo de un arrecife o calzada y un horno de alfarería), una de sus necrópolis y tramos del recinto defensivo, lo que ha permitido conocer en parte la estructura urbana de la ciudad medieval y su evolución, las dimensiones, composición interna y distribución de sus viviendas y elementos del viario.

Los repobladores modernos de Algeciras tuvieron que adaptar las construcciones a la Ley de Persistencia del Plano

Lo primero que se debe tener en cuenta a la hora de analizar la trama urbana de al-Yazira al-Jadrá es su topografía, que condicionó, y condiciona aún, su desarrollo urbano. Algeciras musulmana se asentó sobre una gran colina costera situada entre la ribera del mar y el cauce bajo del río de la Miel. Tres espacios la configuraban desde el punto de vista topográfico: una zona baja y llana, en parte inundable, donde se establecieron en el siglo X las atarazanas y el puerto interior, sólo urbanizada a partir del período taifa o almorávide; una meseta situada, a unos 22-23 metros sobre el nivel del mar entre lo que hoy ocupa el Callejón del Muro y la calle Sevilla, el acantilado y el tramo de murallas colindante con la necrópolis; y dos laderas, una que enlazaba la zona baja con la meseta y otra que ascendía hasta la cumbre de la citada colina, situada a 39 metros sobre el nivel del mar, donde se localizaban el alcázar y la mezquita aljama. En la zona baja, urbanizada tardíamente, las casas y el viario se establecían de manera regular, de la misma manera que en la meseta limitada por el tramo de murallas de la Prolongación de la Avenida Blas Infante. En cambio, sobre la ladera de la colina (actual barrio de San Isidro) y la ladera que ascendía hasta la citada meseta (Calles Prim, Juan Morrison, Rafael de Muro, Cánovas del Castillo, General Castaños, etc.), las viviendas se adecuan a las curvas de nivel o se aterrazan (casas excavadas en las calles Buen Aire y Cánovas del Castillo) para adaptarse al acusado desnivel.

Plano de Algeciras levantado en el año 1857. (Servicio Geográfico del Ejército). Véase como se adapta la trama urbana al recinto amurallado medieval. Plano de Algeciras levantado en el año 1857. (Servicio Geográfico del Ejército). Véase como se adapta la trama urbana al recinto amurallado medieval.

Plano de Algeciras levantado en el año 1857. (Servicio Geográfico del Ejército). Véase como se adapta la trama urbana al recinto amurallado medieval.

En lo que respecta a la ciudad emiral (siglos VIII y IX), lo que ha permitido conocer las excavaciones es la casi total ausencia de estructuras edificatorias, a excepción de algunos restos de cimientos localizados en los números 51-55 de la calle Gloria muy arrasados por remociones y construcciones posteriores; aunque los niveles de ocupación de este período están bien datados merced a la aparición de una serie de feluses de la Conquista y del siglo IX y la recuperación de cerámica emiral. No obstante existió un escaso nivel de urbanización de la ciudad en este período lo que explicaría la facilidad con que los normandos, en el año 859, asaltaron y saquearon Algeciras. La urbanización de la ciudad está documentada a partir del período taifa (1035-1086). De esta época se excavó una construcción “de importantes dimensiones” -en palabras de los arqueólogos que dirigieron la intervención- en el solar del número 5 de la calle Comandante Gómez Ortega. En la calle Gloria, nº 51-55, se exhumaron los restos de tres edificios datados, por la cerámica asociada, en el siglo XI, así como vestigios de una probable calle. Pero sería con la ocupación almorávide (1086-1145) y, sobre todo, durante el período almohade (1145-1328), cuando al-Yazira al-Jadrá, se transforme en una ciudad bien urbanizada cuya evolución positiva -con algunos períodos de crisis- se prolongará a lo largo de los siglos XII, XIII y primera mitad del XIV.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios