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Obituario
El pasado lunes, 14 de agosto, se incorporó desde Algeciras a esa casa-cuartel que el benemérito Instituto de la Guardia Civil tiene en el Cielo, el subteniente Cañete. Sin duda alguna uno de los mejores ejemplos del legado que nos dejó nuestro organizador y primer inspector general, el duque de Ahumada.
Cañete, como todos le llamábamos, era ante todo y sobre todo un Guardia Civil, con mayúsculas. Camino de cumplir 92 años, continuaba siendo, por su espíritu e ilusión, un magnifico ejemplo para todos.
Nació el 4 de noviembre de 1931 en la localidad cordobesa de Luque. Sus padres eran Antonio Cañete Ruiz, una pequeño ganadero, e Higinia Garrido Arcos, ama de casa, siendo el pequeño de siete hermanos, de los que cuatro eran hembras.
Su vida discurrió en dicha población, con las penalidades y privaciones de todo tipo propias de una guerra civil y su posguerra, hasta que en agosto de 1952, como cualquier otro joven de su quinta y cupo local, tuvo entrada en la Caja de Recluta de Lucena nº 20. En abril siguiente comenzó a prestar el servicio militar obligatorio en el Regimiento de Artillería nº 42, de guarnición en la capital cordobesa. Primero realizó el periodo de instrucción en el campamento “General Cascajo” y tras prestar el sagrado juramento de fidelidad a la Bandera, fue destinado como artillero de 2ª clase a la batería administrativa, donde permaneció hasta agosto de 1954 que fue licenciado.
Atraido por la vida militar decidió seguir los pasos de su hermano mayor, José Gabriel, quien en agosto de 1940, sargento provisional del Ejército de Tierra, había ingresado en la Guardia Civil. Tras superar las correspondientes pruebas, se presentó el enero de 1958 en la 4ª Academia Regional de Úbeda (Jaén) para realizar su adiestramiento durante seis meses, siendo destinado ya como guardia 2º al puesto del penal del Dueso en la Comandancia de Santander.
A partir de entonces efectuaría un largo recorrido de más de tres décadas de servicio activo en el benemérito Instituto que le llevaría en primer lugar a la Comandancia Móvil de Sevilla y al destacamento capitalino del Subsector de Tráfico de Teruel. Estando destinado en tierra aragonesa, contrajo matrimonio en su localidad natal con Elena Pérez Cubero, con quien tendría tres hijos llamados María del Carmen, María del Pilar y Rafael.
Posteriormente pasaría destinado al Destacamento de Alcaudete del Subsector de Tráfico de Jaén, realizando por oposición el curso de cabo. Con dicho empleo recién estrenado pasó a la Comandancia de Algeciras, siéndole asignado en julio de 1965 el mando del puesto de Palmones, ya desaparecido. En marzo siguiente fue destinado al puesto aduanero del muelle de Algeciras, hoy reconvertido en sección fiscal, donde permaneció, ya como cabo 1º, hasta junio de 1977, mes en el que fue promovido al empleo de sargento. Seguidamente, pasó a mandar el puesto de La Cañada, también desaparecido y posteriormente al puesto de Algeciras, igualmente extinto. En febrero de 1979 estuvo destinado en la plana mayor de la Comandancia de Algeciras hasta el mes de julio que pasó nuevamente al puesto de Algeciras, si bien permaneció apenas tres meses ya que en octubre se le destinó al puesto de Isla Verde, hoy sección fiscal de la compañía fiscal de Algeciras.
Coincidiendo casi con su ascenso a sargento 1º fue destinado en marzo de 1980 a mandar el puesto algecireño de El Rinconcillo, actualmente inexistente, pasando el octubre siguiente a mandar el puesto del muelle pesquero.
Corrían entonces malos tiempos para España y para la Guardia Civil a causa del terrorismo criminal de la banda ETA, razón por la cual los miembros del benemérito Instituto eran concentrados temporalmente en las provincias vascas para reforzar las unidades territoriales allí desplegadas. Cañete no fue una excepción y en agosto de 1981, tras realizar un corto periodo de ambientación en la Academia de Adiestramientos Especiales de El Escorial (Madrid), ya desaparecida, fue enviado al puesto de Tolosa, perteneciente a la Comandancia de Guipúzcoa. Allí apenas estaría un mes ya que pasó seguidamente al Núcleo de Reserva de la referida Comandancia, en Inchaurrondo, una de las barriadas de San Sebastián.
Finalizada su concentración en abril de 1982, se reincorporó a su destino en la comandancia campogibraltareña, ascendiendo en septiembre al empleo de brigada y siendo destinado nuevamente al puesto rural de Algeciras, esta vez ya como comandante del mismo. Permaneció en el mismo hasta junio de 1985 que pasó nuevamente al puesto de la Aduana del Muelle de Algeciras, también como su máximo responsable.
Apenas estuvo allí cinco meses ya que a fin de noviembre siguiente fue destinado como jefe de la línea (sección) rural de Algeciras, unidad hoy día igualmente desaparecida, siendo ascendido en febrero de 1986 al empleo de subteniente.
Prosiguió hasta que el 4 de noviembre del año siguiente, al cumplir los 56 años de edad, por imperativo legal, y nunca mejor dicho, de la normativa entonces vigente, se vio obligado a pasar a la situación de la llamada “reserva activa”, sin ocupar destino alguno. ¡Cuántos guardias civiles de gran valía y atesorada experiencia profesional como Cañete tuvieron que abandonar en edad tan temprana el servicio activo a causa de una legislación que actualmente sería muy difícil de asumir y entender!
En 1995, como consecuencia de otro cambio normativo modificó su situación militar por la de “reserva” y el 4 de noviembre del año siguiente, al cumplir ya los 65 años de edad, a la de “retirado”, fijándosele por la Dirección General de Personal del Ministerio de Defensa el haber pasivo correspondiente, es decir, la pensión.
Si bien desde 1996 era ya un guardia civil retirado, durante los casi 27 años siguientes, nunca dejó de asistir a los actos institucionales de la Patrona del Cuerpo, la Virgen del Pilar, haciéndose querer y desear de todos sus compañeros y superiores que le conocieron. El mejor ejemplo de ello, sería el emotivo acto de homenaje que se le tributó, acompañado de su familia, el 8 de octubre de 2012, siendo jefe de la Comandancia de Algeciras el coronel Marcial Vázquez Giner.
Hasta aquí se ha recordado al guardia civil que Cañete fue hasta el último de sus días pero otro tanto se podría hablar del esposo y padre, así como, entre otras cosas, activo colaborador y “rey mago” del Hogar San José en Algeciras de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados; y como miembro del consejo parroquial de San García, en cuya iglesia fue multitudinariamente despedido, representando a la Guardia Civil el coronel Francisco Almansa Aguilar, actual jefe de la Comandancia de Algeciras
Cañete, siempre benemérito y “pronóstico feliz para el aflijido”, tal y como reza el artículo 6º de la “Cartilla del Guardia Civil”, redactada por el duque de Ahumada y aprobada en 1845 por la reina Isabel II, no descansa en paz ya, sino que ha pasado a prestar servicio en esa casa-cuartel que hay en la otra vida. ¡Siempre su espíritu presente entre nosotros!
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