El gran poeta italiano Dante Alighieri estaba un día en la iglesia, cubierta la cabeza por una caperuza como era costumbre entonces, y en el momento de la elevación no se descubrió, y por eso fue acusado de impiedad ante el obispo. Éste le llamó y Dante le dio la siguiente explicación: "Señor, tenía en aquel momento el alma tan entregada a Dios que no me daba cuenta de lo que hacía mi cuerpo. No la tendrían así mis acuasdores puesto que hasta se dieron cuenta de lo que hacía yo". Y el obispo no admitió, desde luego, la acusacióncultura.

l Al escritor Bernard Shaw cierta señora le quiso invitar con una sencilla fórmula: "La señora tal, su admiradora, estará en su casa mañana entre las cinco y las ocho". Y Shaw le contestó con esta otra sencilla fórmula: "Yo también en la mía".

l La famosa cortesana francesa Ninon de Leclos, en uno de sus frecuentes apuros económicos, le escribió a un buen amigo pidiéndole que le hiciera un préstamo. Le mandó mil francos y una carta en la que le deccía: "Os envío mil francos con veinte mil cumplidos". Ninon le dio las gracias con otra carta: "Muchas gracias, aunque lo hubiese preferido al revés: veinte mil francos y mil cumplidos".