In memoriam

Paco Rubiales

  • Fue un líder social, un referente en el ámbito parroquial, un amigo leal y una inteligencia poco común

Francisco Rubiales, durante una eucaristía.

Francisco Rubiales, durante una eucaristía. / La Línea Cofrade

Este jueves comunicaba Europa Sur la muerte de mi amigo Paco Rubiales. La noticia ha trascendido a las esferas parroquiales y muchas personas de distintos orígenes y procedencias nos llaman a los compañeros que aún sufrimos su pérdida.

Paco pertenecía -como Juan Antonio Álvarez, Ginés Serrán Pagán, conocido artista ceutí de dimensión universal, Rafael Pulet, yo mismo y otros nombres propios- a la generación que llamaron de “vocaciones tardías”. Éramos un grupo de seminaristas, que en los años setenta resultábamos raros al sistema eclesiástico. Lo habitual eran otros itinerarios para llegar al sacerdocio.

Vivíamos en el antiguo palacio episcopal cercano a la Parroquia de Santa Cruz, donde nos visitaba con bastante frecuencia nuestro querido obispo D. Antonio Añoveros. Fue él, junto al padre Sebastián y a José Antonio Hernández quienes más nos ayudaron en esa etapa ilusionante, aunque llena de contradicciones entre nuestras vivencias personales y la realidad de una iglesia que tardaba en avanzar al ritmo de los tiempos.

Vivimos luego en Sevilla, dirigidos por Antonio Brajones, quién supo orientarnos hacia un sacerdocio cercano a los que sufren y distantes de cualquier tipo de clericalismo trasnochado.

De Sevilla marché a Roma. Volvimos a encontrarnos en Algeciras. La heroína ya causaba estragos. Paco formó parte de ACAT, que aún hoy tiene abierta la comunidad terapéutica El Manantial en Castellar. Yo me dediqué al movimiento asociativo y mis relaciones con Paco Rubiales eran casi diarias. En la lucha contra las drogas en nuestra comarca, la Iglesia católica hizo un magnífico papel de concienciación sobre el problema y la búsqueda de alternativas terapéuticas para adictos y familiares. Recuerdo a Luis Marquijano, al cura Andrés Avelino y a Pedro Gómez, por no nombrar a multitud de mujeres y hombres que compartieron esta lucha.

"Paco, Pedro Gómez y quien escribe continuamos durante años en esta lucha por hacer ver a la humanidad y a un sector de la Iglesia que las palabras del Evangelio son una invitación a la libertad, a la justicia, a la igualdad"

Paco fue un líder social, un referente en el ámbito parroquial, un amigo leal y una inteligencia poco común. Es cierto que los recuerdos están llenos de vacíos y de ausencias. Es verdad que no somos perfectos. Reconozco, no obstante que nuestra generación superó tantas pruebas que algunos decidieron marcharse antes de ser ordenados. Paco, Pedro Gómez y quien escribe continuamos durante años en esta lucha por hacer ver a la humanidad y a un sector de la Iglesia que las palabras del Evangelio son una invitación a la libertad, a la justicia, a la igualdad. Una llamada a no aceptar el orden que imponen las leyes económicas, la filosofía imperante que hace de los seres humanos hombres y mujeres individualistas, ególatras, que buscan su propio beneficio olvidando a los que menos tienen.

Gracias, querido Paco, por tu amistad, gracias por tu presencia en nuestras vidas. Que el Señor te reciba con toda la ternura con la que tú nos supiste tratar.

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