Algeciras

Jesús Cautivo y Algeciras

  • En 1682 un navío de Ceuta trae a la ciudad la imagen que tuvo que ser rescatada tras invadir el rey Muley Ismail la plaza norteafricana de San Miguel de la Mámora. Poco después fue trasladada a Madrid

Mañana sábado Algeciras vivirá un momento trascendental para su historia religiosa y tradicional con la procesión extraordinaria del Medinaceli con motivo de la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad. Todos conocemos a través de los importantes actos que se van a desarrollar durante ese día y el motivo tan significado de los mismos. A través de este trabajo de investigación, se observará que además de la vinculación religiosa y tradicional con la ciudad de Algeciras, Jesús Cautivo es parte de nuestra historia local.

A mediados del año 1682, un navío procedente de Ceuta llega hasta nuestra ciudad. Rápidamente la marinería y unos monjes de la orden trinitaria comienzan a descargar un total de diecisiete cajas de madera. Testigo del momento fue el que en la documentación consultada, es denominado por los trinitarios como "hermano de religión". Entre aquellas cajas se encontraba la venerada imagen de nuestro Padre Jesús Nazareno, el que posteriormente recibiría la popular denominación en todo el orbe cristiano como Jesús de Medinaceli.

En aquel tiempo -anterior a la toma de Gibraltar-, los hacendados gibraltareños poseían tierras y huertas, en la ciudad de Algeciras, quedando la distribución de las mismas, del siguiente modo: la zona que conocemos como Villa Nueva, incluía los cortijos denominados: Villegas (situados en lo que hoy conocemos como centro bajo) y Varela (situado en el centro alto); entre uno y otro, se encontraba el llamado cortijo de Los Serranos o de La Torrecilla.

La Villa Vieja era toda una posesión del conde de Luque. En las afueras de la ciudad, la distribución, era la siguiente: al sur (es decir, lo que hoy conocemos, como zona de Saladillo o Pescadores) se encontraba el Cortijo de Melchor de Mesa y el llamado de La Juliana. Al oeste, en lo que hoy conocemos, como zona de Bajadilla y Perlita, la Huerta de España y el cortijo de Las Monjas; al noroeste y cubriendo una gran extensión, el conocido cortijo de San Bernabé.

Luego tras lo reseñado, concluimos en que, los algecireños que tuvieron el honor de recibir a Nuestro Padre Jesús Nazareno y al resto de las imágenes, eran gentes muy humildes, dedicadas -principalmente y dada la descripción de la ciudad-, a labores agrícolas, y en menor medida, a la pesca que proporcionaba la cercana bahía.

En cuanto al religioso, muy poco o nada se sabe de aquel "hermano de religión" que prestó su humilde e inestimable ayuda a los hermanos trinitarios, para que las imágenes y con ellas -por supuesto la de Jesús Cautivo-, tuviesen una digna estancia en nuestra ciudad.

Algeciras en aquel final del siglo XVII, tan sólo poseía como edificio religioso un oratorio dedicado a Nuestra Señora de Europa, y del cual Fray Francisco Barranco (fraile conventual del Real Convento de Nuestra Señora de los Ángeles de la villa de Jimena), era capellán. Teniendo su domicilio, al parecer y según la documentación consultada, en una vivienda situada en lo que hoy conocemos como Plaza Alta, y que recibía la denominación de "Casa de Barranco".

¿Cuál fue el periplo de esta imagen hasta llegar a nuestra ciudad?. En tiempos de Felipe III, se conquistó la plaza norteafricana de San Miguel de la Mámora, situada en la costa atlántica. Los frailes capuchinos hacen llegar hasta la nueva ciudad conquistada la imagen de éste popular Nazareno. Casi setenta años más tarde, la plaza es tomada por el rey musulmán Muley Ismail. Francisco de Sandoval y Roxas, testigo ocular de los hechos ocurridos durante la entrada en la ciudad del ejército islamita, en su obra titulada Aviso Verdadero, relata lo siguiente: "Pasaron sus barbaridades sacrílegas, al menos precio de las santas imágenes, a quién rendimos religioso culto y reverencia. Fueron con gran vituperio y escarnio, aquellos sacrílegos bárbaros, arrastrando las imágenes por las calles, para martirizar los corazones de tantos míseros cristianos. Hallándose entre nosotros, el virtuoso padre Fray Pedro de los Ángeles, religioso lego de la Santísima Trinidad Descalza, hijo de Sevilla, cumpliendo con su sagrado instituto, se fue a arrojar a los pies del rey bárbaro, pidiéndole no continuara tan viles acciones con cosas sagradas". Al hermosísimo bulto de Jesús Nazareno, le mandó el rey arrastrar y echar por un muladar abajo. Para mas escarnio y burla, vendieron las imágenes en muy bajo precio a los judíos". Quedaron en libertad 13 personas. Once soldados murieron en el corto asedio. Y otros 250, incluidas las mujeres y los niños, fueron llevados cautivos a Mequínez; conjuntamente con las imágenes y objetos de culto que hallaron en la iglesia, además de los pertrechos de guerra.

Conocidos semanas más tarde estos hechos en la península, el estupor y la repulsa fue general. Las primeras gestiones para el rescate fueron realizadas desde el hospital de Fez -que se encontraba regido por los trinitarios descalzos-, éstas no fueron fáciles; las últimas redenciones realizadas por mercedarios franceses, habían fracasado debido a las extorsiones y agravios sufridos por éstos. Se tuvo que esperar hasta el 5 de noviembre de 1681, para que partiera desde la capital de España, la decimocuarta redención, compuesta por los padres trinitarios: Miguel de Jesús María, Juan de la Visitación y Martín de la Resurrección, los cuales tenían como objetivo, el rescate de los cautivos apresados en Mequínez y entre ellos la imagen de Jesús Nazareno. Posteriormente llegaron a Sevilla donde pararon unos días, trasladándose a continuación hasta Gibraltar desde donde embarcaron con dirección al norte de África.

El día 1 de enero de 1682, los padres trinitarios desembarcaron en la ciudad de Ceuta. Para cuando los tres miembros de la orden llegaron a la sede trinitaria ceutí, las imágenes ya se encontraban en poder de los religiosos en Fez. Procediendo los padres responsables de la decimocuarta redención, a ordenar al Padre Presidente del Hospital de Fez, que "fuesen encajonadas con todo cuidado y trasladas hasta la ciudad de Ceuta".

Estas fueron en definitiva, las imágenes que posteriormente desembarcarían en la ciudad de Algeciras y que fueron acogidas por aquellos primeros algecireños en sus humildes casuchas y chamizos, germen de la Algeciras actual.

Los padres trinitarios también tenían una importante presencia en Gibraltar -al igual que en Ceuta-, utilizando habitualmente como residencia en la futura colonia británica el convento de San Francisco. Entonces ¿porqué llega el barco con las 17 imágenes hasta el fondeadero de Algeciras, si nuestra ciudad carecía de esa presencia? Tan sólo se encuentran dos posibles explicaciones al cambio de rumbo habitual de los navíos que trasportaban a los libertados en tierras sarracenas. Primero la posible amenaza de los piratas berberiscos, y en segundo lugar el mal tiempo. En cuanto a la primera cuestión, la maniobra lógica hubiese sido atracar en Gibraltar o volver a Ceuta, dado que ambas ciudades gozaban de defensas suficientes, como para repeler un intento de abordaje, no siendo éste el caso de nuestra ciudad. En cuanto a la segunda cuestión, un fuerte viento de levante - tan frecuente en esta zona-, sobre una nave del siglo XVII, bien podía hacer que la misma, a pesar de los esfuerzos del piloto, tomase rumbo oeste, y la obligase a dirigirse hasta Algeciras.

Probada la presencia de Jesús Nazareno en nuestra ciudad -conjuntamente con el resto de las imágenes-, estas fueron trasladadas posteriormente a la ciudad de Sevilla, donde estuvieron hasta finales de julio de aquel año. Jesús Cautivo y Rescatado, llega a la ciudad de Madrid en agosto de 1682.

En 1686, los duques de Medinaceli conceden como limosna el solar para construir la capilla para la imagen que empezó a llamarse Jesús Nazareno del Rescate y posteriormente recibió la popular denominación de Cristo de Medinaceli.

¿Estuvieron los padres trinitarios, en Algeciras, con anterioridad a 1682? Desgraciadamente no se ha encontrado documentación que así lo confirme; lo que sí es cierto y está documentado, es que a partir de la presencia de Jesús Nazareno y el resto de las imágenes en el fondeadero algecireño, Algeciras -coincidiendo con el renacer de la ciudad y la presencia de infraestructuras básicas-, empieza a aparecer en las actas que recogen las vicisitudes de las redenciones.

Muchos años después en la década de los años cuarenta del pasado siglo XX, se constituiría en nuestra ciudad la hermandad cuyo titular será el receptor del honor que los representantes del concejo algecireño han tenido a bien otorgarle a esta advocación cuya presencia en nuestro término hunde sus raíces en aquel lejano suceso acaecido en Algeciras en 1682.

Para finalizar, sólo me queda expresar mi felicitación a la hermandad por él mas que justificado honor que va a recibir su titular, y reseñar que la historia de Algeciras no se puede entender sin contemplar el importantísimo aspecto religioso y espiritual que ha acompañado -en no pocas ocasiones-, a la misma.

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