Jarca, el final de la partida

Su centro es uno de los diez acreditados en Andalucía para el tratamiento ambulatorio de la ludopatía El miércoles es el día sin juego de azar y la asociación ayuda a poder dejarlo

El centro de Jarca, donde se realizan las terapias de apoyo y ayuda.
El centro de Jarca, donde se realizan las terapias de apoyo y ayuda.
D. C. Algeciras

26 de octubre 2014 - 01:00

Jarca significa Jugadores de Azar en Rehabilitación del Campo de Gibraltar. Este próximo miércoles 29 de octubre se celebra el día sin juego de azar y, por tal motivo, ayer en la calle Ancha la entidad montó una mesa para dar información sobre esa adicción y sobre la asociación. Es, en definitiva, una ocasión muy adecuada para conocer que el centro de Jarca, situado en la avenida Virgen de la Palma, es uno de los diez que existen en Andalucía acreditados para el tratamiento ambulatorio del juego patológico y otras adicciones no tóxicas. Allí Jarca ayuda a poder dejar atrás la ludopatía; allí acaba la partida.

A Jarca bien llega una persona que termina por asumir, por reconocer, que tiene un problema con el juego, bien llega un familiar pidiendo auxilio para el ser querido al que ve en esa complicada situación. Dos jugadores rehabilitados dan una acogida a quien atraviesa lo que ellos pasaron. Se le escucha, cuenta su historia, puede ver que se puede salir. Asimismo familiares también hacen una acogida a aquellos familiares que ahora sufren como lo hicieron ellos.

Y es que hay que tener en cuenta, por un lado, que Jarca se ocupa del jugador y de las personas que tiene cerca; mejor juntos. Hay terapias de autoayuda dos días a la semana, tres horas en total. Los lunes los jugadores y las familias las hacen por separado. Los jueves son conjuntas.

Y también hay que apuntar lo que es posible ofrecer gracias al trabajo de los voluntarios, en torno a una veintena, gente que ha recorrido el camino que desea culminar quien pega a la puerta requiriendo ayuda. Además la entidad tiene una trabajadora social y una psicóloga para apuntalar profesionalmente el tratamiento.

José David Díaz, presidente de Jarca, explica que abandonar esta adicción precisa de unos tres años. El primer nivel dura seis meses, de abstinencia total de juego. El jugador suelta todo lo que lleva dentro. Después es necesaria una asistencia continuada que se prolonga de dos a tres años, un periodo de crecimiento personal; hay que entender que la persona que llega a la asociación lo suele hacer con la autoestima perdida. "Hay que ir aprendiendo a salir de esto", resume el responsable del centro, que en estos momentos atiende a unas 80 personas entre jugadores y familiares, algunas llegadas incluso desde fuera del Campo de Gibraltar.

Se puede cualquiera imaginar los dramas que se conocen en Jarca. En la fase ludópata una persona no puede controlar los impulsos. Lo dicho, se puede cualquiera imaginar lo que significa, desde mentir a robar para poder seguir jugando.

Jarca también trata cualquier otra adicción no tóxica, ya sea, por ejemplo, a las compras, o a la pornografía, aunque la del juego es la que ocupa estos días; el miércoles es el día sin juego. Ahí está Jarca para ayudar a dejarlo.

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