La I Guerra Mundial (XXX)

historias de algeciras

En la ciudad y el país se clama venganza por los desaparecidos en el hundimiento del 'Ganchogriamendi' mientras el escándalo de la falta de vigilancia sobre la carne de toro sigue

La falta de inspección veterinaria municipal provoca la indignación de los algecireños.
La falta de inspección veterinaria municipal provoca la indignación de los algecireños.
Manuel Tapia Ledesma

12 de febrero 2017 - 11:05

Las sospechas sobre las injerencias de los alemanes en Marruecos cada día se hacen más patentes. Los kabileños reciben armas alemanas que serán empleadas contra las tropas españolas y la salvaguarda de la posición de neutralidad hispana cada vez se hace más difícil. En nuestra ciudad, inmersa en una gran crisis económica como el resto del país, una noticia llena de esperanza a los hogares algecireños: "Han terminado los estudios, proyecto y memoria que el ingeniero del Puerto ha elevado a la superioridad […], don Enrique Martínez ha vaticinado su rápida aprobación […], siendo el resultado felicísimo para el porvenir de nuestra Ciudad. Por otro lado -prosigue el documento consultado-, muy en breve el Gobierno enviará una importante consignación para proseguir las obras emprendidas en el muelle y piedra de la Galera, así como un nuevo saneamiento del río, obra que tan gran provecho ha de reportar al numeroso vecindario de ambas orillas, así como mejorará notablemente el aspecto de la población en sitio tan frecuentado por turistas y viajeros en tránsito".

En el frente todo parece ponerse en contra del káiser: "Tras pronunciar su célebre frase Dios está con nosotros, las lluvias torrenciales caídas las últimas semanas han estropeado las cosechas de Alemania del sur, de modo que la frase se ha quedado sin valor […], Austria, la católica Austria acaba de recibir otro testimonio de la alta consideración que la tiene la divina Providencia, una gran tempestad se desencadenó sobre Viena, causando 31 muertos, 160 heridos y grandes daños materiales". En Algeciras, la pésima situación del control veterinario municipal produce un escándalo: "Ya no es que adulteren los alimentos de primera necesidad con beneplácito del municipio. Ya no es que en obsequio a la empresa del agua se hayan suprimido las fuentes públicas de las aguas del pueblo, ni que los boticarios exploten al pueblo de manera tan cruel e inhumana sin más pensamiento que el de enriquecerse. El infame abandono llega al extremo más terrible contra la salud pública amenazada, pues no es posible tolerar esa incuria municipal que todo lo tolera y todo lo ampara.

Anoche entraron en Algeciras dos toros muertos procedentes de Los Barrios que murieron o desgraciaron en un cortijo. ¿Por qué esos toros no han sido vendidos en Los Barrios? Pues porque la sanidad municipal barreña se ha opuesto a ello. ¿Por qué los trajeron a Algeciras y se han vendido de manera descarada? Porque en Algeciras todo se consiente, todo se tolera, todo, hasta ese crimen contra la salud pública". Difícilmente los asiduos clientes de la tienda de cuerdas ubicada en el número 1 de la calle Pi y Margall (Tarifa) propiedad de Trelles, los asiduos compradores de aguardientes del establecimiento de Francisco Santacana o la clientela viajera del Hostal Sánchez, que habitualmente se hospedaba en tan popular establecimiento, situado en número 8 de la calle General Castaños (antigua Carretas) podrían abstraerse del comentario general de la venta de carnes en posibles malas condiciones en el mercado municipal.

Volviendo a la guerra europea, los germanófilos locales dispersan por la ciudad una nota con el epígrafe "Alerta marinos españoles", en la que pretenden demostrar que Francia perjudica y molesta nuestro tráfico marítimo. La rápida respuesta por los aliadófilos no se hace esperar: "Es una serie de falsedades cuanto quieren argumentar contra la Nación hermana, el libelista ramplón, pero aún habiendo existido el supuesto valía la pena que hubiera tenido en cuenta que aún no se ha dado el caso de que los submarinos franceses asesinen a nuestros marinos, ofendiendo groseramente nuestro pabellón. ¿Pueden asegurar lo mismo de los otros? Que hablen las tripulaciones del Santanderino, Peña Castillo ó Vigo, para citar más".

También en nuestra ciudad se hace publico el malestar existente entre el consistorio y la Junta de Toros, temiendo los aficionados que aquel año no se puedan celebrar corridas en La Perseverancia: "Reunión de la Junta de Toros. El Presidente de la Junta expuso todas las vicisitudes y desgracias con que ha tenido que luchar heroicamente dicha Junta, quejándose del proceder del Municipio. El Sr. Pecino, en términos más radicales y enérgicos, censuró al Municipio por haberse negado de manera vergonzosa á cumplir compromisos sagrados que tenía con la Junta y deberes con el Pueblo, haciendo resaltar el noble proceder del Casino, a pesar de su nada lisonjero estado económico. Lo propio hizo el Sr. Casero, extrañándose que habiendo votado á favor del cumplimiento de lo ofrecido, el Alcalde haya permitido que el Municipio se presente ante el pueblo como informal e injusto". Prosigue el texto sobre la reunión de la Junta de Toros: "Se leyeron las cuentas que fueron aprobadas, resultando una pérdida por acción de 100 pesetas. Se aprobó un voto de gracia a la Junta por el Sr. Roncero que fue aprobado y aplaudido pues aquella hizo cuanto humanamente se puede hacer a fin de salvar sin desmerecimiento de la fiesta la parte económica. Resumiendo: La Junta merece los mayores elogios del Pueblo y los accionistas; el Ayuntamiento, el desprecio del pensamiento recto y honrado".

El escándalo sobre la falta de vigilancia veterinaria en nuestra ciudad prosigue: "Los dos toros que se trajeron muertos de un cortijo de Los Barrios, se ha vendido la piltrafa á 1'50 y todo los demás en tabla alta […], el inspector del ayuntamiento á pesar de los focos y de la luz eléctrica de Manuel Patricio, no ha visto nada. Mas esta mañana estaba risueño y contento, que cuando se voto en el municipio su sueldo de 50 duros […], la gente dice que los toros han muerto de bacera, más hay quién dice que eran alobados; esto haría el hecho más criminal, aunque para serlo basta con el de traerlos. Se solicita la intervención del Excmo. Sr. Delegado de Gobernación, para que castigue con energías á todos los que han intervenido en este atropello a la Ley de Sanidad".

Volviendo a las noticias de la guerra, toda España clama contra el último acto de la marina alemana contra los barcos españoles: "El vapor español Ganchogriamendi de la matrícula de Bilbao, ha sido echado a pique por los infames piratas de los Imperios Centrales. Esta nueva hazaña aumenta el número ya grande de las vejaciones con que contestan esos infames a cuanto bien le viene haciendo España". La indignación en toda la Nación es generalizada: "Una vez más la bandera de la Patria ha sido ultrajada por esa canalla sin conciencia, sin honor y sin dignidad. Una vez más nuestros marinos han sido víctimas de la cobardía de esos infames, solo saben atacar a los indefensos huyendo siempre de la marina de los aliados que los persiguen y acechan para darles caza. España sigue impasible. España sigue callada, sin que sus gobiernos se cuiden de la dignidad de la Patria".

En Algeciras se vive por los aliadófilos con gran intensidad el último hundimiento de un barco español por parte de los submarinos alemanes, expresándose aquellos en los siguientes términos: "La bestia alemana, esa fiera cobarde, aprovecha la falta de patriotismo de los hombres que nos gobiernan para en todas formas ofendernos, burlándose de esa neutralidad que oculta la felonía y cobardía más infame de esos hombres que blasfeman al invocar con esas villanías el sagrado interés patrio […], esto que los malos españoles, los que no sienten la Patria llaman prudencia, es una cobardía, una traición a la Patria; consentirlo es la mayor de las vergüenzas, es la mayor de las cobardías, es la mayor de las vilezas".

Al mismo tiempo que en nuestra ciudad, como en el resto de la Nación, se clama venganza por los desaparecidos en el hundimiento del Ganchogriamendi, el escándalo de la falta de vigilancia sobre la carne de toro prosigue su curso: "Al Sr. Delegado de Gobernación y Presidente de la Junta de Sanidad. Testigo presenciales vieron la carne a las cuatro de la tarde cargada en un carro camino de Algeciras, recibiendo el sol y polvo sin protección alguna sanitaria. Como hay lenguas muy largas y gentes que sus armas son las reticencias venenosas de sus espíritus pequeños hacemos constar que no sabíamos quienes eran los compradores, ni quienes los que en esta las vendieron, y por consiguiente quienes fueran a constar en la denuncia por perjudicados". Afortunadamente, no todas las noticias relacionadas con la Algeciras de entonces eran negativas, un magnífico empresario como Sebastián Miranda, tras realizar las reformas necesarias en el local hizo pública la siguiente nota: "Gran Confitería Repostería y Nevería de Don Sebastián Miranda. Plaza Alta Esquina Alfonso XI. El dueño de este establecimiento pone en conocimiento del público que en él encontrarán exquisitos dulces, helados y licores de todas clases. Especialidad para bodas y bautizos".

En relación a la indignación general contra los alemanes por el último hundimiento de un vapor español, los aliadófilos algecireños publican el cuadro de honor de la aviación francesa: "Los aviadores del ejército francés que más se han distinguido son los siguientes: Sub. Teniente Navare, 12 aparatos derribados; sub. Teniente Guynement, 12 aparatos derribados; Sub. Teniente Nunguesser, 12 aparatos derribados; Subteniente Chaput, 12 aparatos derribados; Sargento Chainat, 12 aparatos derribados; Sargento Rochefort, 5 aparatos derribados; Brigada Máximo Lenuard, 5 aparatos derribados". Además del citado cuadro de honor, el movimiento aliadófilo algecireño hace publicas las manifestaciones del partido minoritario socialista alemán mediante el cual se denuncia: "Llegó lo que tenía que llegar. El hambre habida en Leipzig, Berlín, Magdeburgo y otras muchas ciudades del Imperio, motines de las masas hambrientas delante de las tiendas de comestibles, a los que el Gobierno del Estado de sitio contesta extremando la severidad y echando mano del sable, la policía y las patrullas militares". Prosigue el documento: "Ahora tenemos que fiarlo todo en la próxima cosecha, que es otra engañifa, pues los cálculos más simples muestran que en 22 meses se consumieron dos cosechas, aparte las grandes reservas almacenadas, y todo lo decomisado en Bélgica, Polonia, Lituania, Curlandia (Letonia), y Serbia. No queda ya nada. Los territorios ocupados han sido esquilmados".

En nuestra ciudad vuelven las críticas sobre la falta de intervención municipal sobre dos zonas concretas de la ciudad: "Es de necesidad, Sr. Alcalde, extremar la higiene en todo el pueblo, y sobre todo, como ya se le denunció en su momento, en la calle Baluarte y callejón del Muro, sitios donde como ya se le dijo partieron siempre todas las epidemias de Algeciras. Estamos rodeados de peligro hacia nuestra salud por la permanente cercanía y comunicación con el norte de África, y esos peligros se matan ó se atenúan haciendo a poner en estado de higiene a Algeciras".

Siguiendo con temas relacionados con la guerra europea y nuestra ciudad, comentar la nota que el vicecónsul de Portugal en Algeciras hizo pública, tras la entrada de éste país en la contienda al lado de los aliados: "Por orden de la legación de Portugal en España me es grato anunciar que el Gobierno portugués, en su deseo de manifestar una vez más su afecto á España, ha resuelto autorizar su entrada a Portugal nuevamente y para la próxima temporada de baños de todos los súbditos españoles que allí vayan a veranear, sin que se les pida, como el año pasado, más documento que la Cédula de vecindad, la cual, recordamos que para mayor facilidad no necesita ser legalizada ni por la legación ni por los Consulados portugueses. Es suficiente y basta la presentación de la Cédula al entrar al territorio de Portugal, no se necesita pasaporte especial, como antes se exigía. Algeciras. Juan Otero Onetti. Vicecónsul".

Por aquel entonces, los algecireños siguen muy de cerca las aventuras y desventuras con la Guardia Civil del considerado el último bandolero romántico de la Serranía de Ronda, llamado Pasos Largos: "Ayer uno de los grupos de guardias civiles que perseguían a Pasos Largos tuvo con éste un encuentro. Se hallaba ayer en una choza cuando a las tres de la tarde lo encontró la Guardia Civil; éste se defendió desde dentro de la choza a tiros hiriendo en una mano a uno de los guardias. Pasos Largos, herido de gravedad, escapó y cuando ya se había perdido toda esperanza de prenderlo, éste entró en Ronda presentándose a la autoridad. Después de ser curado por el forense lo llevaron a la cárcel, donde quedó incomunicado. Antes de entregarse recorrió todo el pueblo y visitó a algunos conocidos. Cuando lo llevaban a la cárcel el pueblo lo aclamó dando vivas y pidiendo su libertad; entre las aclamaciones se oyeron gritos subversivos contra la Guardia Civil. Esto evidencia nuestro progreso y está muy justificado nuestro derecho a civilizar Marruecos". El encarcelamiento de Pasos Largos sería muy comentado entre los vecinos de nuestra ciudad como los clientes del café Imperial, propiedad de José García Pérez, situada en la esquina de la calle Munición con Sol; ó en la pequeña tertulia que se formaba en la zapatería de Pepe Pecino, en el número 3 de la calle Rafael de Muro.

Nuevamente y debido a las maniobras británicas en el Estrecho, la guerra europea vuelve a ser protagonista en nuestra zona: "Se comenta que los navíos británicos hacen constantes patrullajes por el Estrecho intentando localizar submarinos enemigos". Los germanófilos de la zona critican la acción: "Al considerar que los ingleses actúan como si el obligado paso al Mediterráneo fuese de su propiedad".

Volviendo al último bandolero de la serranía Pasos Largos: "Nació en una choza del termino del Burgo, donde siempre encontraron amparo el saqueo y el pillaje y donde se combinaba el asalto a la propiedad y al caminante […], en su juventud se casó con una mujer de su clase […], que le fue infiel escapando a tierras americanas, aumentando su rebeldía y rara vez se pasó la semana en que no fuera maltratado bien de hecho ó palabra por los guardias jurados ó por la Guardia Civil privándole de ganarse el mísero sustento. ¿Que sentimientos queremos que pueda abrigar un corazón que durante su paso por la vida no encontró más que tribulaciones, infidelidad y desprecios? Y en el cuerpo golpes de hombres que la ley amparaba haciéndoles por su cargo superiores, y que la mayoría de las veces se excedían en su celo […], un tiroteo en Montejaque, dónde hirió a un guardia y el malherido consiguió escapar. Herido en cuerpo y alma decidió presentarse a las autoridades. Esta no es la historia de un gran bandido, sí de un desheredado de la fortuna que luchaba por un mendrugo". Cuantas pobres víctimas de la crisis económica provocada por la guerra se identificarían con la figura de Pasos Largos, de ahí su popularidad entre los desheredados. Pero esa es...otra historia.

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