MONUMENTOS Y EDIFICIOS HISTÓRICOS DE ALGECIRAS

El Fuerte del Tolmo

  • Capítulo 25. La fortaleza y el muelle se construyeron en 1741, lejos de Gibraltar, para abastecer a Ceuta si quedaba aislada durante la guerra contra los ingleses

Plano del Fuerte del Tolmo levantado por D. Lorenzo de Solís en 1740. (Archivo General de Simancas) publicado por Ángel J. Sáez Rodríguez.

Plano del Fuerte del Tolmo levantado por D. Lorenzo de Solís en 1740. (Archivo General de Simancas) publicado por Ángel J. Sáez Rodríguez.

En la década de los años treinta del siglo XVIII, después del fracasado asedio español a Gibraltar en 1727 y a pesar de la firma, dos años más tarde, del Tratado de Sevilla entre España, Inglaterra y Francia, se temía el acoso de los buques de guerra ingleses desde el puerto de Gibraltar a los mercantes que hacían la travesía entre Algeciras y Ceuta si las hostilidades con los británicos volvían a reanudarse.

Este temor se materializó en 1740 cuando estalló una nueva guerra con Inglaterra. Entonces, ante el peligro de que Ceuta quedara aislada, se pensó habilitar un puerto de embarque alternativo a los de Algeciras y Tarifa en la costa del Estrecho para asegurar el abastecimiento de la ciudad norteafricana. Ese lugar debería hallarse cerca de la costa ceutí y fuera del control de los navíos ingleses que fondeaban y actuaban desde el puerto de Gibraltar. De esta manera podría servir de punto de embarque de las vituallas y el armamento necesarios para el abastecimiento y la defensa de una posesión española que se hallaba aislada por la parte de tierra y amenazada de bloqueo y asalto por las cabilas marroquíes.

Ya a comienzos del siglo XVII un informe militar proponía la construcción de una torre almenara en aquel punto de la costa con tres guardas encargados de dar la alarma y avisar a los habitantes de la zona de la presencia de corsarios berberiscos. En el lugar de la costa elegido existía una batería y un muelle con antelación a 1740 que había sido destruido por los ingleses en el año 1739. Como refiere el cronista Correa da Franca en su Historia de Ceuta, “para que tuviesen acogida nuestras embarcaciones y se libertasen de los corsarios ingleses, fue preciso fortificar la cala del Tolmo”.

En el mes de enero año 1740 el gobernador de Ceuta, Pedro de Vargas Maldonado, comenzó a hacer las gestiones para el restablecimiento de la batería y el muelle inhabilitado y la construcción de un nuevo muelle en la ensenada del Tolmo que permitiera el atraque de los buques que habrían de abastecer la plaza norteafricana.

En el mes de septiembre viajó al Campo de Gibraltar el ingeniero comandante de Ceuta don Lorenzo de Solís con el cometido de levantar los planos y alzados de lo que sería el Fuerte del Tolmo. En octubre se aprobó el proyecto con un presupuesto de 18.375 reales más otros 900 para la reconstrucción del muelle que era un elemento fundamental para que se cumplieran los objetivos de la obra. Éstas se llevaron a cabo por los algecireños Joseph de Molina y Francisco de León. Los trabajos quedaron casi finalizados en el verano de 1741. El fuerte se edificó sobre un promontorio rocoso, al suroeste de Punta Carnero, que se adentraba en el mar dejando a cada lado dos pequeñas calas o ensenadas.

Alzados de la batería del Tolmo por D. Lorenzo de Solís. Ceuta, 27 de octubre de 1741 (Archivo General de Simancas). Alzados de la batería del Tolmo por D. Lorenzo de Solís. Ceuta, 27 de octubre de 1741 (Archivo General de Simancas).

Alzados de la batería del Tolmo por D. Lorenzo de Solís. Ceuta, 27 de octubre de 1741 (Archivo General de Simancas).

El conjunto defensivo abarcaba unos 500 metros cuadrados ocupando la cumbre del promontorio costero. Disponía de dos baluartes que lo cerraban en sus ángulos norte y sur unidos por una muralla de cuatro metros de altura con una puerta centrada y un foso que se salvaba por medio de un puente levadizo. La fachada que daba al mar, donde se situaban las piezas de artillería, estaba protegida por el acantilado y carecía de merlones para facilitar el giro de las piezas. Se dotó con una batería constituida por 4 cañones que lanzaban proyectiles de a 24 libras y otros 4 de a 18, ampliables al doble en caso de necesidad. Se edificó también un cuartel para la tropa, estancia y oficinas para los oficiales, polvorín, almacén de artillería y capilla. Para paliar la falta de agua potable con la llegada del verano, puesto que el terreno era árido y carecía de corrientes fluviales permanentes o fuentes, se propuso la construcción de unas balsas en torrentes cercanos para almacenar la poca que caía durante los meses de lluvia. Como complemento y, al mismo tiempo como estructura que justificaba la realización del proyecto, se construyó un pequeño embarcadero de mampostería sobre la cala occidental de la fortificación que permitía el atraque de pequeñas embarcaciones.

En 1742, entendiendo las autoridades militares españolas que el muelle existente era insuficiente para lograr los objetivos propuestos, dado que no podía acoger a navíos de mediano porte ni protegerlos de los fuertes y frecuentes vientos procedentes del Este, se proyectó un nuevo muelle con un presupuesto de 19.436 reales.

Vista panorámica del promontorio costero donde se hallan los restos del Fuerte del Tolmo y de la ensenada del mismo nombre. Vista panorámica del promontorio costero donde se hallan los restos del Fuerte del Tolmo y de la ensenada del mismo nombre.

Vista panorámica del promontorio costero donde se hallan los restos del Fuerte del Tolmo y de la ensenada del mismo nombre.

Aunque el muelle y el fuerte se sometieron a nuevas obras de mejoras, nunca se logró que estuvieran a pleno rendimiento, no sólo por las dificultades que presentaban las constantes reparaciones de las estructuras debido a la adversa climatología y a la acción del mar, sino por la falta de recursos.

En 1761 el fuerte se encontraba en una situación lamentable y su muelle casi en ruinas. Ramón de Villalonga, en 1796, refiere que el Fuerte del Tolmo era tan sólo capaz para 7 cañones de a 24, aunque en ese año sólo tenía montados 2 de a 24 y 3 de a 18. Este ingeniero señala que sería conveniente aumentar su dotación artillera. Su guarnición debería constar de un capitán, un subalterno, 2 sargentos, 4 cabos y 40 hombres de infantería y un sargento y 14 artilleros. En el momento en el que Villalonga hacía el reconocimiento de las defensas de la costa, sólo disponía de un oficial, un cabo y ocho hombres de infantería y un cabo y dos artilleros.

Para garantizar el abasto de la ciudad de Ceuta y de su guarnición a finales del siglo XVIII y librar a los barcos mercantes españoles del ataque de los navíos ingleses, hubo que recurrirse a enviar los cargamentos en barcos bajo pabellón marroquí desde Tarifa, dado el estado de ruina que presentaba el muelle del Tolmo.

Como tantas otras fortificaciones que había sido construidas a lo largo del siglo XVIII en la costa campogibraltareña para contrarrestar el poder naval establecido en la colonia de Gibraltar por los británicos, el final del Fuerte del Tolmo llegó en el año 1810 cuando los zapadores ingleses procedentes de la colonia ―ocasionales aliados y “amigos” de los españoles― acabaron por demoler definitivamente lo que quedaba de la fortificación con la excusa de que podría ser utilizada por el ejército francés en plena Guerra de la Independencia.

El proyecto de rehabilitación que se quiso acometer en el año 1821 y que nunca se llevó a cabo, no sólo porque los ingleses se opusieron a cualquier intento de reconstrucción de los fuertes de la comarca, sino también porque ya había dejado de tener valor estratégico, alcanzaba la cifra de 350.000 reales. En la actualidad, del Fuerte del Tolmo sólo se conservan algunos tramos de la muralla y vestigios de lo que fue su muelle o embarcadero, como se puede comprobar al contemplar la fotografía adjunta.

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