Denuncia que su hijo está detenido en Tetuán por un delito que no cometió

El algecireño I. F. A. tiene 30 años, es de la barriada de La Piñera y lleva desde el pasado 2 de febrero en la prisión de Tetuán por estar acusado de haber participado en una operación fallida de tráfico de hachís.

La madre contó ayer que su hijo tenía una novia marroquí a la que visitaba una vez al mes. Reunía dinero de su trabajo como maquinista de una excavadora de su propiedad y se desplazaba a Marruecos para verla. La conoció comprándose ropa. A la vuelta de uno de esos viajes, en enero, le hablaron en la frontera marroquí de un posible problema con su pasaporte.

No le echó demasiada cuenta y el 2 de febrero le retuvieron. Pensó que algo pasaba con su sello, pero terminó esposado, detenido y acusado de un porte de droga que hubo en diciembre. Le vincularon con un individuo al que confiesa que no conoce. Estuvo cinco días en los calabozos y denuncia que lo torturaron. Habla de que lo arrastraron por el suelo y que le propinaron una paliza en las plantas de los pies.

Estos golpes le llevaron a firmar un documento en árabe en el que era vinculado con el contrabando de la droga. "No tuvo más remedio. O lo firmaba o lo mataban", relataba ayer su madre. Luego fue trasladado al penal de Tetuán hasta que fue juzgado. Hubo un careo con la persona con la que fue relacionada, la cual declaró que no conocía al algecireño, pero que le obligaron a decir que sí sabía de él. El primer juicio salió mal e I. F. A. se enfrenta a tres años de prisión. Ahora está pendiente de una segunda comparecencia y la instancia final.

La progenitora explica que lo está pasando muy mal porque la comida allí escasea y porque es intimidado frecuentemente. "Aquello es como una guerra. Luchan por sobrevivir". Desde que lleva allí ha pasado de estar con 40 internos a unos 100. Duermen juntos y por el suelo. Los familiares ya se han puesto en contacto con los ministerios de Interior, Exterior, Justicia y el Defensor del Pueblo. Hay otros casos parecidos al suyo.

"Nadie tiene nada y todo el mundo pide de todo, por lo que tienes que estar todo el día peleándote para defender lo tuyo". Son las palabras recogidas hace unos días por El Faro de Ceuta. El consulado de España ofrece víveres solo tres días a la semana. "Para el resto de jornadas hay comida en la cocina, pero allí solo trabaja gente yonkie y todos comen de la misma cacerola. Prefieren morirse de hambre a morir de una enfermedad o de algo que cojas". La algecireña viaja para suministrar alimentos a su hijo.