Algeciras celebra el Corpus Christi en un domingo "que reluce más que el sol"
RELIGIÓN
La Custodia y las tallas de San José y Nuestra Señora del Buen Remedio recorren las calles del centro junto con muchos niños que han cumplido este año con el sacramento de la Primera Comunión
Las imágenes de la celebración del Corpus Christi en Algeciras
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"Tres Jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el Día de la Ascensión". De aquel viejo refrán, poco queda en pie. Salvo el Jueves Santo, el resto de celebraciones litúrgicas han perdido su carácter oficial y festivo. "Ganarás el pan con el sudor de tu frente", eso también lo decía el Génesis, por ello, el Corpus Christi, que oficialmente este año ha caído el 8 de junio, se ha trasladado al domingo.
No hay mal que por bien no venga. El pasado jueves caían en Algeciras chuzos de punta y el sol brillaba más bien poco. Nada que ver con el día de verano que el destino reservaba para este domingo. Veintiocho grados a la sombra, marcaba al mediodía el termómetro de la Plaza Alta.
Justamente allí, en el epicentro de la ciudad, ante un altar al aire libre, se ha celebrado la Santa Misa, a cuyo término ha comenzado la procesión de la Custodia, acompañada este año por Nuestra Señora del Buen Remedio, patrona de la Orden Trinitaria, y la imagen de San José que se venera en la iglesia de Nuestra Señora de la Palma.
Anoche, alrededor de las once, un cortejo de niños y jóvenes llegaba, desde la Cuesta del Rayo, hasta la Plaza Alta, con su talla del Buen Remedio a cuestas. Una estampa alegre y de otra época.
Desde primera hora de este domingo, el párroco de La Palma y vicario episcopal para el Campo de Gibraltar, Juan José Marina Janeiro, supervisaba el montaje para la celebración del Corpus a la vez que desayunaba en un bar de la calle Muñoz Cobos, en las traseras de la parroquia, popular por sus churros. No se ha quitado Marina las gafas de sol en toda la jornada, ni siquiera para oficiar la Misa, concelebrada por sacerdotes del Arciprestazgo local.
Verdaderamente la luz en la Plaza Alta era cegadora. Algunos feligreses han llevado paraguas para protegerse del calor. Sobre el escenario, Nuestra Señora del Buen Remedio corrió mejor suerte: la posición de la talla estaba en sombra, mientras que la de San José ardía bajo el sol. De fondo, los chorros de la fuente de las ranas parecían un espejismo, un oasis de frescor. El perfil de una luna menguante coronaba el cielo, a pesar de ser las doce de la mañana. Las niñas, vestidas de Primera Comunión, agitaban los abanicos durante la lectura del Evangelio.
Autoridades civiles y militares han acudido a este acto religioso que, cada año, honra el Cuerpo y la Sangre de Cristo, así como la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. El alcalde en funciones, José Ignacio Landaluce, ha encabezado la representación institucional.
Cuando finalizó la Santa Misa, Marina se despojó de la casulla para trasladar al Santísimo y que la procesión pudiera dar comienzo. Se echó de menos en todas estas labores al bueno de Diego Valencia, el sacristán fiel y atento. Bajo los tambores de la banda de música Amando Herrero, la Custodia, adornada con racimos de uvas, espigas, banderas de España y flores blancas, se perdió por las calles del centro durante algo más de una hora.
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