Algeciras

Cerco al mal olor en Algeciras

  • El Puerto licita un estudio para determinar el origen y alcance del hedor producido por algunas de sus actividades

  • Un grupo de especialistas será el encargado de medir la concentración de olor a partir de muestras de aire

Vista de la zona del Puerto en la que se va a actuar y la ciudad.

Vista de la zona del Puerto en la que se va a actuar y la ciudad. / jorge del águila

Varios días del pasado verano, un fuerte hedor invadió buena parte de las calles de Algeciras. Estos episodios provocaron la alarma de los vecinos, que en sus llamadas al 112 alertaban de un penetrante olor a hidrocarburos. En total, el servicio de emergencias constató 38 incidencias por pestilencia en la ciudad en la segunda quincena de julio, 26 de ellas debido a aguas residuales y 12 de hidrocarburos, dos de ellas de intensidad fuerte.

Las primeras indagaciones realizadas por la Junta de Andalucía apuntaron a dos causantes de los olores: las industrias de almacenamiento de productos petrolíferos en el Puerto de Algeciras y la red de saneamiento y depuración de aguas residuales de competencia municipal, que se encuentra en mal estado de conservación. Después se sumó otro foco, el intercambio de productos petrolíferos entre buques fondeados en el Parque Natural del Estrecho y en operaciones de carga y descarga realizadas en el pantalán del puerto algecireño.

Una empresa dibujará un mapa del mal olor y propondrá medidas correctoras

Ante estos primeros resultados, la Consejería de Medio Ambiente anunció que ampliaría los estudios de olores en la Bahía de Algeciras. Y encargó al Puerto la realización de un estudio sobre este asunto.

La Autoridad Portuaria acaba de sacar a concurso la ejecución de ese nuevo trabajo en la lucha abierta contra la pestilencia que de vez en cuando invade Algeciras. Por 33.800 euros licita la asistencia técnica para la toma de muestras, ensayos olfatométricos y modelización en las terminales marítimas de las instalaciones de almacenamiento de hidrocarburos y de los buques del Puerto. Un trabajo con el que se esperan identificar las principales fuentes de olor, dibujar un mapa del área afectada por él y, a partir de ahí, determinar las medidas correctoras a aplicar para combatir su afección a la ciudad.

El primer paso será la realización de un inventario de los focos existentes en las instalaciones de CLH (tres conexiones en el dique de abrigo Cástor R. del Valle) y Vopak (tres conexiones, dos ubicadas a ambos lados de su pantalán y otra en un muelle anexo). También se incluye la actividad de Sertego, dedicada a la gestión de residuos peligrosos, aceites usados y limpiezas industriales. La empresa encargada de realizar el estudio tendrá que analizar la operativa de las instalaciones, las medidas de reducción de olores existentes (como sistemas de retorno o lavado de gases) y detectar las situaciones potencialmente generadoras de hedor.

A partir de ahí se seleccionarán unos puntos para la recogida de muestras de aire, bien mediante sondas (por ejemplo, en una chimenea) bien por medio de campanas. Además del olor, se medirán los compuestos orgánicos volátiles. Esa toma de muestras tendrá un plazo máximo de dos meses desde la adjudicación del trabajo.

Pero, ¿cómo se mide un olor? Este cuenta con una unidad de medida: la unidad de olor por metro cúbico (UOE/m3). Con ella se cuantifica la concentración de olor y los encargados de medirla son los miembros de los llamados paneles olfatométricos. Un panel está compuesto por varias personas (panelistas) a los que se expone a la muestra obtenida en el campo. Esta muestra ha sido diluida previamente y poco a poco se va concentrando hasta que la mitad de los panelistas detectan un olor. Ese es el nivel 1 UOE/m3, que apenas es perceptible para la mayoría de la población. A partir de ahí se sigue el proceso de concentración hasta que se obtiene un valor para esa muestra de olor y por tanto para el foco del que proviene.

Este proceso es el denominado análisis olfatométrico y se realiza en laboratorio. Con él se obtendrá la concentración de olor en el momento de la emisión, pero habrá que dar un paso más hasta llegar al punto de vista del receptor en la ciudad, los valores de inmisión. Para ello se realiza una modelización matemática teniendo en cuenta múltiples factores. Para cada foco se estudia la dispersión del olor en diferentes condiciones meteorológicas y diferentes horas del día, hasta que se tiene una base de datos con la concentración de olor generada por cada punto de emisión. A partir de ahí se dibuja una suerte de mapa de olores uniendo los distintos puntos con idénticos niveles de olor con unas líneas llamadas isodoras; de hecho, físicamente son muy parecidos a los mapas de isobaras del tiempo.

Ese dibujo de la concentración de olor será el último paso antes de la elaboración del informe con el que concluirá el estudio. En ese informe la empresa tendrá que resumir sus trabajos: describir las instalaciones y sus operativas, identificar las fuentes de olor, detallar los resultados de la toma de muestras y análisis, establecer la correlación de las concentraciones de olor con las de compuestos orgánicos volátiles, determinar el área afectada por los malos olores y, el fin último, proponer medidas correctoras.

El plazo de ejecución total del contrato será de tres meses, por lo que los trabajos deberían estar listos en verano. Además de este estudio, el Puerto está ultimando los pliegos del concurso para la instalación de dos cabinas de medición de la calidad del aire. Y también aprobó recientemente una reducción a dos partes por millón (2pp) del sulfuro de hidrógeno (H2S) en los combustibles líquidos que se operen en las instalaciones del Puerto de Algeciras para reducir los olores procedentes de ellos que acaban llegando a la ciudad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios