La Carretera del Cobre, sin sentido

Tráfico La reordenación de la circulación en la Carretera del Cobre, una reivindicación histórica de los vecinos

Los vecinos llevan más de dos décadas pidiendo una alternativa al tráfico. Más de 1.000 firmas se han recogido por un sentido de circulación. Las estrechas aceras obligan a los viandantes a pisar el asfalto

Imagen del paso del autobús urbano por la carretera provocando que los vehículos tengan que subirse al acerado por la estrechez del vial de doble sentido.
Imagen del paso del autobús urbano por la carretera provocando que los vehículos tengan que subirse al acerado por la estrechez del vial de doble sentido.
M. E. S. / Algeciras

07 de noviembre 2010 - 01:00

Es la calle que teme cualquier conductor novel, la del estrés, la que exige de un mayor virtuosismo al volante, la de los temerarios y la que reúne más quejas ciudadanas. La Carretera del Cobre se ha elevado entre cientos de viviendas construidas de forma particular y hoy es un auténtico embudo para la circulación. Desde hace más de dos décadas los vecinos reclaman una alternativa al tráfico rodado. El presidente de la asociación de Pensionistas La Unión, Blas Oliva, es uno de los máximos exponentes de la lucha por convertir este tramo en un carril de un único sentido.

"La carretera es culpa de todos, pero también de nuestras administraciones porque el egoísmo político ha motivado que se construya como quiera, como aquí lo que impera en definitiva son los votos", sentencia Oliva. Se trata de una calle muy extensa a la par que estrecha, teniendo una hilera del acerado -también de escasas dimensiones o inexistente- destinado para el aparcamiento en línea de los residentes.

El caos circulatorio está a la orden del día en esta carretera. El paso del autobús urbano, un camión o un vehículo de grandes dimensiones altera la normalidad de la que rara vez puede presumir este tramo. Se teme que algún día a causa de algún suceso el escaso espacio para evacuar genere un incidente mayor. "¿No hay nadie con responsabilidad civil para que se solucione de una vez por todas?", cuestiona Oliva.

Alrededor de 1.000 firmas de vecinos se han recogido para que se estudie y ordene finalmente una alternativa al tráfico. Un sin fín de documentos se han enviado al Ayuntamiento de Algeciras por los colectivos vecinales y la asociación de pensionistas, que ha librado con más fuerza esta pequeña guerra, para que se aporten soluciones a esta reivindicación, que ya empieza a tomar tintes utópicos para los ciudadanos. Incluso lo han elevado a los Presupuestos Participativos, como propuesta vecinal, para que al menos sea nuevamente escuchada.

Para el presidende de La Unión esta indiferencia parte de la "falta de voluntad política". Las alternativas por carriles que podrían adecentarse como por Alamillos, la salida por Los Guijos, Cortijo Vides o calles -sin nombre aún- de la zona baja de la carretera que podrían ser útiles para el desvío de tráfico. En definitiva, múltiples soluciones que podrían haberse dado ya, tras más de 20 años en fase de estudio, tal y como alerta La Unión.

La Carretera del Cobre es casi "tercermundista", lamentan los usuarios. Al médico van con media hora de adelanto y aún así llegan tarde, al igual que sufren retrasos para ir a trabajar por las colas que generan los vehículos grandes cuando se encuentran de frente por la calle. La mayoría de los conductores acaba realizando maniobras como subirse al acerado, casi aparcar entre los coches y todo para liberar espacio para el que viene de frente. Y todo ello sumando que las aceras son muy estrechas y las personas apenas pueden andar por ellas, y muchos menos carros o sillas de ruedas.

Muchos vecinos, ya mayores, incluso creen que ni llegarán a ver el tráfico reordenado. Pagan sus impuestos y lo único que reciben es que "te pasan la mano por encima y te dicen: eso está en estudio". Creen firmemente que hay solución y no debe ser drástica. Al igual podría aliviarse la seguridad vial instalando badenes, lo cual también lleva años en estudio, como si de un megaproyecto se tratara. Una pasividad que, al final, sufren los de siempre: los ciudadanos.

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