Cultura

La religión como manifestación artística

  • El museo de arte sacro de Algeciras recorre la religiosidad de la ciudad a través de sus obras y su historia · Un lienzo atribuido a Zurbarán es la estrella en la capilla de la Alameda

Seguramente la semana que mañana comienza es la ideal para acercarse a conocer el museo municipal de arte sacro de Algeciras. Lo alberga la pequeña capilla del Cristo de la Alameda, un edificio de gran historia, y en él no sólo se pueden encontrar piezas y elementos artísticos relacionados con la religión. El visitante también conocerá el origen y detalles de la Semana Santa en general y de la algecireña en particular, de la que además se da información de cofradías, cultos o imágenes para saber, por ejemplo, que la talla de La Palma no es la primitiva, desaparecida tras la toma musulmana de la ciudad.

La majestuosa custodia procesional que sale en la festividad del Corpus reclama la atención nada más entrar en el museo. La hermandad del Santísimo Sacramento la encargó en 1881. En la Feria de aquel año se instaló una tómbola para sufragar sus gastos.

Antes de llegar a la custodia, no obstante, el visitante pasará por los expositores de platería de entre el siglo XVII y XIX y orfebrería como la que se custodia en las iglesias algecireñas, de distintos estilos y procedentes de talleres de Valencia, Cataluña, Galicia, Aragón y Andalucía. Se muestran variadas piezas, como un marco de relicario, un braserillo, una crismera, un cáliz, etcétera.

Históricamente no está consignada la existencia de un gremio de plateros en la ciudad, aunque funcionaron corporativamente, con primacía administrativa de San Roque.

Girar a la derecha es hallar la que probablemente sea la estrella del museo, aunque no está confirmado. Se trata de un cuadro de Santo Domingo de Guzmán atribuido -según informe pericial de 1905- a Francisco de Zurbarán (siglo XVII). Es un lienzo procedente de Sevilla, depósito de la familia Viego Montero-Carmona. La pintura está recortada y se ha perdido una parte del cuadro en la que podría encontrarse la firma. Un panel explica el proceso de restauración a la que fue sometida la obra en 2005. En cualquier caso, el lienzo se encuentra en la órbita de los pintores de la Escuela Sevillana del siglo XVII.

En la misma sala del supuesto Zurbarán cohabitan otros cuatro cuadros, dos anónimos, de la Virgen de la Soledad y del Cristo de Medinaceli; una Inmaculada Concepción de la Escuela de Corrado Giaquinto (siglo XVIII); y una Aparición de la Virgen a San Antonio de Padua, de la Escuela Madrileña (siglo XVII). Estos lienzos forman parte del legado del Luis Carlos Gutiérrez Alonso, por el que también se enriqueció el patrimonio de platería y, en general, gracias al cual todo el museo ha ganado abundantes e interesantes piezas.

En la sala más alejada de la entrada se guardan los depósitos de la cofradía del Santo Entierro, que abandonan el lugar para procesionar el Viernes Santo. Se trata del palio, la saya, la corona y el manto de María Santísima de la Soledad. Allí se podrá descubrir que la saya está confeccionada con un traje de torear donado por Jesulín de Ubrique en 1998.

El museo -que abre por las mañanas de lunes a viernes- sólo contiene una sala más, de cerámicas, de Triana o Talavera y por supuesto también de motivos religiosos.

La propia capilla, de fachada neoclásica, es un elemento más, e importante, museístico. Data de 1776. El templo, saqueado en 1931, se reconstruyó en 2001.

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