Cultura

Usos del trabajador en pijama

  • Paco Roca, la gran figura del cómic nacional, autor de obras maestras como 'Arrugas' o 'El invierno del dibujante', es el protagonista hoy de una nueva entrega de las Tardes de Cómic en El Palillero

"Mi sueño infantil era trabajar en pijama. Cuando mi madre me levantaba de la cama para ir al colegio, me quitaba el pijama y me ponía la ropa de la calle, yo clamaba, como hacía Scarlett O'Hara, 'juro por esta tierra valenciana que piso que nunca me quitaré el pijama'... y lo conseguí. Yo trabajo en pijama. Tengo cuatro pijamas más uno de grandes ocasiones, para salir a la calle y eso".

"¿De qué color?" "Azul y blanco, muy normal, el pijama tipo... Es el que utilizo para las presentaciones. Lo que te decía, que saco la colada y la ropa mía que tiendo son pijamas y eso me hace pensar que, bueno, que estoy muy solo. Que me paso el día trabajando solo y en pijama". "Pues Paco, yo que trabajo en una oficina, qué no daría por trabajar en pijama". "Ya, ya, conseguí lo del pijama, pero..." Pero, dijo Santa Teresa, lloramos más por las plegarias atendidas...

Paco Roca (Valencia, 1969) es uno de los grandes del cómic español, alguien que ha conseguido elevar al dibujante de historietas a la categoría de artista. Por supuesto, artistas siempre han sido y tenemos y hemos tenido muchos. No hay más que mencionar a un Ibáñez (Mortadelo) o a un Carlos Pacheco (Supermán), por mencionar sólo el gran star system.

Paco Roca ha ido más allá. Premio nacional con su novela gráfica Arrugas (35.000 ejemplares vendidos), un sobrecogedor relato sobre el alzheimer, o cronista de un tiempo gris con El invierno del dibujante, que narra la peripecia de los dibujantes de Bruguera que en los 60 se sacudieron sus contratos leoninos para crear una nueva revista, Tío Vivo... y fracasar, el dibujante valenciano ha llevado el cómic a los territorios de lo honorable. El lo dice abiertamente: "Hago cómics para quienes leen cómics y para quienes no los leen". Hoy está en Cádiz, dentro del magnífico ciclo Tardes de Cómic (El Palillero, 18,30) organizado por el Área de Familia del Ayuntamiento, para hablar, en una entrevista abierta sobre su nueva publicación, Memorias de un hombre en pijama.

El hombre en pijama no es otro que él y todo surge de un encargo del diario valenciano Las Provincias.

Como dice el título, son unas memorias, una autobiografía de "un hombre muy aburrido. Creo que era Cuatro la que estaba haciendo una serie de gente conocida. El programa consistía en pasar 24 horas con un personaje y me llamaron. Me preguntaron que qué era lo que hacía yo a lo largo del día y se lo expliqué. Ya sabes, lo del pijama y eso. Les debió parecer de una pobreza televisiva tal que no me volvieron a llamar. Y yo lo entendía. ¿Cómo van a hacer una hora de programa conmigo?".

Hay algo de pose en todo esto. La trayectoria de Paco Roca da para varias horas televisivas. Por edad, Roca es un lector de cómics de los años 80, una época dorada de la edición con revistas históricas en las que el autor valenciano descubre nuevas formas de narrar alejadas del género tradicional del superhéroe. Allí, en el Cimoc, en el 1984, en el Totem, en el Creepy, están Richard Corben o Robert Crumb. "Corben o Crumb, que es como preguntar Beatles o Rolling". "Corben, sin duda. Me gustaba cómo dibujaba a las tías. Era como en las películas de Russ Meyer, algo totalmente underground. Pero sobre todo era su fuerza al narrar, su modo de contar las cosas como en una película. Eran escenas de cine".

Cuando deja de ser lector y pasa a ser autor, ya en los 90, el panorama editorial es radicalmente distinto. Un páramo. No queda nada de los años dorados. Roca encuentra trabajo realizando cómics eróticos para Kiss Komiks, que, aunque no era su meta, "me sirvió de mucho. Disfruté. Ten en cuenta que empezaba a ser profesional, tenía plazos de entrega. Empezaba a creérmelo. ¡Esto es un trabajo!".

De Kiss a El Víbora, una publicación legendaria. Por entonces, Roca ya idea fórmulas distintas de expresión a través del dibujo. El juego lúgubre llama la atención a los grandes mercados, sobre todo el francés, trazando paralelismos entre Dalí y Drácula. Y, como casi todos los dibujantes de esta nueva edad de oro del cómic que han surgido en la última década, el trabajo de Roca llega a España vía Francia.

"Estas cosas están cambiando, se ha dado la vuelta. La industria francesa era muy fuerte, pero ahora la española está casi a la par. Ahora, con una editorial española, Astiberri, mi forma de trabajar es más cómoda porque pienso en el público español y no en lo que puede gustar al público francés, con el que, al fin y al cabo, no convivo".

Ahora se siente orgulloso de que novelas gráficas tan castizas como El invierno del dibujante tengan distribución en Italia o Francia.

"Durante muchos años nos hemos tragado la Historia de los demás. No pasa nada porque ahora ellos conozcan la nuestra a través de temas universales como el fracaso o el miedo".

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