Maritimas

El catamarán 'María Dolores' engulle a un voracero a 1,5 millas de Tarifa

  • Los 4 pescadores que iban a bordo creen que es un "milagro" que sólo estén doloridos Denuncian ante la Capitanía y la Guardia Civil

La tripulación del pesquero Rinconcillo denunció ayer ante la Guardia Civil y ante la Capitanía Marítima que el ferry HSC Maria Dolores, de la naviera Intershipping, le engulló cuando navegaba a milla y media de Tarifa. Los pescadores, que afortunadamente salieron del suceso con apenas dolores de espalda, se quejaron de que el capitán del transbordador no había parado a asistirles ni a ver lo ocurrido, a pesar de que el accidente pudo haberles costado la vida.

"Nosotros íbamos navegando y el barco se ha echado en lo alto de nosotros. Hemos pasado por debajo, nos ha dado cuatro o cinco porrazos, nos ha hundido y nos ha escupido cerca de dos metros para arriba. Verte así... te quedas bloqueado", contó todavía nervioso uno de los marineros, Sebastián León.

Atendió a este diario en el muelle pesquero de Tarifa, mientras el armador, Jonathan Delgado, y otro de los pescadores acudían a la Capitanía Marítima a presentar la denuncia. "Ni disculpas ni nada, ni el capitán, ni la empresa. Pedimos la prueba toxicológica de los que van en el barco ese, para ver si van en condiciones a la mar. Porque pasar lo que ha pasado... eso no puede ser", lamentó León.

"Yo dije: cuerpo a tierra, y me tiré al suelo. Cuando vi que había pasado me dije 'ay, Dios'", contó otro de los pescadores, Juan González.

El suceso ocurrió entre las 11:15 y las 11:30 de la mañana, cuando los marineros, todos de Algeciras, iban a buscar la marea propicia para pescar voraces. Así lo hacen desde hace un par de años a bordo del Rinconcillo, un barco de 12 metros de eslora que aseguran que se detecta en los radares que lleva un ferry como el Maria Dolores, que suele hacer la ruta entre Tarifa y Tánger-Ciudad. "Tiene aparatos suficientes para ver un bidón de basura o una tabla en el mar", criticó el pescador.

Sebastián León explicó que una vez se vieron fuera del barco comprobaron que la radio funcionaba y llamaron a Salvamento Marítimo, que les asistió hasta su regreso al puerto de Tarifa. Aunque no les hizo falta remolque porque el motor funcionaba. "Ha sido para habernos matado. Un milagro. El barco está reventado y nosotros tenemos la espalda y el cuello doloridos", explicó.

Los efectos del suceso se pueden ver en el pesquero y también en el casco del catamarán de alta velocidad, donde están los arañazos de haber engullido al Rinconcillo. El armador del barco, Jonathan Delgado, no supo dar una cifra de los daños sufridos en el pesquero. Ahora lo llevará al varadero y, una vez en seco, podrá valorar cuánto le cuesta reparar la embarcación.

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