Ana María Jiménez ha convertido la frontera con Gibraltar en su hogar cuando cumple medio año viviendo en ella para reclamar una vivienda.

Esta mujer y los utensilios que ha ido acumulando para su vida cotidiana son ya parte del paisanaje de la Verja, donde los agentes de seguridad de uno y otro lado y los que trasitan por ella la asumen con naturalidad.

Ana María Jiménez limpia con una escoba la zona y va a ducharse y a coger agua a las duchas de la playa, donde aprovecha para limpiar los cacharros de cocina.

Afirma que ya ha conseguido casi 2.500 firmas de apoyo que podrían ser más si no exigiera a los que le brindan la rúbrica que aporten el DNI. En estos seis meses estuvo en huelga de hambre, pero la dejó después de que tuviera un problema con la tensión que le obligó a ser atendida por los médicos en el hospital.

Aunque le han ofrecido cobijo lo ha rechazado ya que afirma que se trataba de un centro de desintoxicación y ella lo que busca es una casa pequeña.

Afirma que come de la caridad, ya que en el centro de ayuda al que iba a ducharse y a conseguir un plato de comida hace algunas semanas le dijeron que no podía volver porque no cumple las condiciones que se requieren para obtener estas ayudas.

Ana María Jiménez no parece tener ninguna intención de abandonar esta casa improvisaba en la verja en la que ha colocado un sofá y objetos que recuerdan a un hogar de verdad. "Si preparo mucho esto es cuando no me lo van a dar, pero hay que adaptarse", afirma desde la calle que es su casa.