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La medicina que alivia los males

  • Propicio El Algeciras aparca sus problemas con una victoria que lo coloca a dos puntos del cuarto y del tercero Guión Alvi abre la cuenta pronto, los sevillistas se quedan con diez en el 21' y Johny hace el segundo al filo del descanso Ojo Alfaro da el susto al final

Si tiene usted un equipo de fútbol que no cobra ni tiene visos de hacerlo, cuyos jugadores andan enfadados con la directiva y divorciados de la afición, que a su vez está a la que salta con el técnico, mientras que todos ellos están enfrentados con el concejal de Deportes, que no pierde una oportunidad de meter cizaña. Si su equipo pertenece a un club que sobrevive diariamente en un ambiente enrarecido y que quizás hoy se vea abocado a un peligroso desgobierno mientras el Ayuntamiento se lava las manos. Si tiene usted todo esto tiene usted un problema, pero hasta en esas circunstancias adversas hay una medicina que alivia todos los males: la victoria.

El Algeciras consiguió ayer una que oxigena el ambiente en el día previo a la asamblea en la que la directiva ha anunciado que dimitirá en bloque. Un triunfo que suaviza el estado de sitio en el que vive un conjunto albirrojo que se sitúa a dos puntos de la cuarta plaza ¡y de la tercera! Vamos, que vuelve a depender de sí mismo, porque todavía tiene que recibir al San Fernando, ahora tercero, y visitar al Portuense, ahora cuarto. Una victoria que le hace ganar crédito en la carrera por la fase de ascenso a Segunda B, pese a todos los obstáculos que se le presentan en el camino día a día.

El bálsamo se lo tomó en un partido más plácido incluso de lo que pueda parecer por el resultado y hasta por la narración del mismo. Lo abrió un extraordinario pase en profundidad de un Nico Bezares que vuelve a ser el que llegó del San Roque y que recogió Alvi Carrasco para batir de tiro cruzado al meta Julián. Un toque de calidad de los dos jugadores algeciristas reveló la superioridad del equipo de casa sobre un Sevilla C que le ponía empeño y nada más. El portero Julián tuvo que marcharse lesionado, pero el tercer filial hispalense tuvo un handicap aún peor. En el minuto 21 Moi se fue expulsado al ver la segunda amarilla por simular una falta. La roja fue rigurosa y enervó a los visitantes, que se fueron calentando contra el árbitro y contra los jugadores de casa. El partido se convirtió en un cúmulo de empellones del que el Algeciras fue incapaz de sacar un juego claro que lo llevara a la portería contraria siquiera aprovechando la superioridad numérica.

Aunque también es verdad que le permitió no pasar apuros , a la espera de una oportunidad que llegó de la manera más extraña. En un balón suelto en el área los algeciristas tocaron cinco veces en medio de una maraña de adversarios hasta que Johny acertó a empujarla, el balón botó delante del portero y se alojó en el fondo de la red.

La segunda parte se la tomaron los algeciristas con calma, convencidos de que su superioridad sería suficiente para llevarse la victoria. Bien es verdad que la calma se convirtió en relajación y entonces surgió el mejor de los sevillistas, Jesús Alfaro para conceder al Nuevo Mirador esos instantes finales de sufrimiento sin los que sería imposible entender la idiosincrasia de este equipo históricamente.

En el minuto 86 Anhtonio disparó a puerta, rechazó Reina y el hermano pequeño del ex algecirista Juan Alfaro marcó para los sevillanos un gol que habían merecido sólo por empeño y vigor, no por juego.

El '10' del Sevilla C todavía guardaba en la recamara el susto final para la afición, que lanzó un suspiro de alivio cuando vio como su disparo se estrellaba en el palo en el minuto 91.

Era la conclusión de un partido que dejó entrar una bocanada de aire fresco en el algecirismo, que se marchó contento, pero sabedor de que el encuentro más importante lo juega esta tarde en el Auditorio Millán Picazo.

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