Adrián Gavira se ha convertido en uno de los referentes del deporte español a nivel internacional. El sanroqueño, que la pasada campaña comenzó a despuntar en el panorama mundial del voley playa, ha dado un salto de calidad este año, formando, junto a Pablo Herrera, el equipo número uno de España en esta modalidad.

-¿Cómo fueron los comenzos en el mundo del voleibol?

-Empecé, como todos, jugando al voley en equipo. Fue en San Roque, con Lucas Extremera como entrenador. También jugaba al fútbol, pero el entrenador que tenía entonces no quería que practicara otro deporte, así que me decidí por el voleibol y dejé el fútbol a un lado.

-Un acierto, como ha demostrado el tiempo y tu carrera como profesional. Y el salto al voley playa, ¿Cuándo se produce?

-Cuando jugaba al voleibol, en verano siempre jugaba pachanguitas en la playa. Me apuntaba a torneos con los compañeros. Fue con Miguel Ángel Álvarez, un algecireño, quien me animó a centrarme en el volei playa. Antes jugué una temporada en Marbella, pero comencé a disputar el ránking andaluz de voley playa. Durante un torneo en Torremolinos, el seleccionador nacional me propuso formar parte del Centro de Alto Rendimiento de Arona (en Tenerife).

-Ese fue el paso definitivo hacia el deporte profesional para tí.

-Sí. Entré en septiembre de 2004 y desde entonces he seguido allí. Disputaba torneos nacionales. Después empecé con las competiciones internacionales. Los torneos del Circuito Mundial y del Europeo son abiertos, puede jugarlos todo el que quiera, pero es necesaria pasar una fase de clasificación. A base de hacerlo conseguí alcanzar un puesto en el ranking que me permitía ser uno de los fijos en el circuito.

-¿Cómo es la vida en un centro de alto rendimiento deportivo, un día normal en la vida de un deportista de élite?

-La verdad es qu después de varios años esto resulta algo pesado, porque es muy monótono. Aquí estamos todo el día con el voley y casi no hacemos otra cosa. Nos levantamos pronto y por la mañana nos metemos en el gimnasio. Tenemos largas sesiones de pesas, hasta la hora del almuerzo y después, a entrenar, a jugar al volei. Yo vivo en Arona con Raúl Mesa (una de sus anteriores parejas de juego), compartimos piso, pero durante la temporada viajamos mucho. Es algo muy monótono, pero esas temporadas de entrenamiento son necesarias para poder rendir después a un buen nivel en las competiciones.

-Debe ser difícil centrarse en la competición sin tener casi tiempo para entrenar con tantas competiciones durante el verano.

-Sí, durante el verano hay más torneos, como es lógico. En esta época de la temporada ni siquiera volvemos a Tenerife. Para facilitar los viajes vamos al Centro de Alto Rendimiento de Barcelona entre torneo y torneo.

-¿Cómo contactaste con Pablo Herrera para formar equipo? Él tenía una medalla de plata olímpica (en Atenas 2004) cuando aún no eras ni profesional. ¿Te veías a su nivel?

-Nos conocimos en Arona. Cuando yo entré, él acababa de llegar de los Juegos, en los que había ganado la medalla. El año pasado decidió dejar de jugar junto a Raúl [Mesa] y me eligió a mí. Él es uno de los mejores jugadores del mundo y jugar con él es una oportunidad única y un orgullo. Aquí, en Arona, nosotros mismos vamos haciendo las parejas para jugar. Fue él el que me eligió para formar equipo y la verdad es que las cosas nos están yendo bastante bien hasta ahora.

-Una oportunidad también para disputar unos Juegos Olímpicos.

-Ese ha sido siempre mi sueño. De momento vamos bien encaminados. Las cosas marchan bien en los circuitos (el Europeo y el Mundial son los que disputa) en los que competimos y en los últimos torneos hemos logrado buenos resultados. Durante las próximas temporadas debemos mantenernos así para poder estar en Londres. Primero debo centrarme en los torneos de cada temporada y tratar de mantener este nivel hasta entonces.