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Un camino de ida y vuelta de cien años

  • Los clubes albirrojo e hispalense comparten a muchas de las mayores figuras de su historia

No es casualidad que el Algeciras optase por el Sevilla como el club ideal para disputar el partido del Centenario, como tampoco lo es que la entidad hispalense haya puesto tantas facilidades. La relación fraternal entre ambas entidades se remonta a la década de los cuarenta, cuando el Sevilla, ya instalado en la élite del fútbol nacional, reclutó jugadores algecireños, un recorrido que también se produjo a la inversa con jugadores sevillistas. Desde entonces han sido muchos los jugadores que han vestido ambas camisetas.

El Sevilla ha sido el destino de los jugadores algecireños más importantes de la historia. El pionero en este sentido fue un centrocampista de leyenda, Andrés Mateo. Llegó al Sevilla en 1941 y en casi una década en la entidad hispalense conquistó la Liga (45/46) y la Copa (1948). Era la primera etapa dorada de los hispalenses después de la Guerra Civil. A aquel equipo se sumó otro algecireño, el zaguero Miguel Belmonte, además del linense Campos, que tras su etapa sevillista se marchó al conjunto albirrojo.

Si para Andrés Mateo su paso por el Sevilla supuso el trampolín a la selección española, a punto estuvo de serlo también para otro algecireño que está en la leyenda sevillista: Lorenzo Pérez, Loren. Este delantero militó en dos etapas en el cuadro sevillista, anotando una temporada en Primera división quince tantos que casi le llevan a jugar con la selección, algo de lo que sólo le privó una lesión. Fue en los años cincuenta, época en la que el gallego Varela y el coriano Romero también emprendieron rumbo al Sevilla desde las filas algecirisitas.

A finales de los sesenta , otros dos algecirieños históricos dieron el salto de la entidad albirroja a la sevillista. Juan López Hita y José Márquez Polo llegaron juntos a la capital hispalense, aunque el primero de ellos, apodado El expreso de Algeciras, tuvo una carrera más asentada allí, donde permaneció durante más de una década, disputando más de 300 partidos, y alcanzó la internacionalidad con España. Polo, goleador trotamundos, cambió antes de aires antes que su compañero.

A punto se quedó el último algecireño que debutó con el Sevilla. Fue Manolo Capa, quien jugó en el filial sevillista y disputó algunos amistosos el verano de 1975 con el primer equipo, en el que no logró permanecer, pero llegó a Algeciras, donde ya permaneció para siempre. El caso más reciente de salida de un jugador del Algeciras al Sevilla fue el de Biri. El futbolista de la Estación de San Roque llegó al Sevilla en la campaña 79/80 procedente del club algecireño, al que pronto regresaría.

La vía inversa, de Sevilla a Algeciras, la han tomado otros muchos futbolistas en estos cien años de historia albirroja: Alcázar II, Alonso, Arteaga (que sigue en activo, en el Córdoba), Arturo, Bomba, Manolo Cardo, Cipri, Guerra, Herrera I, Herrera II, Ledesma, Merayo, Oñoro, Tolo Plaza, Rico, Salustiano, Samways, Tevenet (ahora entrenador del San Roque de Lepe), Valencia y Ventosa, además de otros que han escrito su nombre en letras de oro en la centenaria historia algecirista.

El que más ha calado en Algeciras viniendo desde la entidad hispalense es el coriano José Antonio Asián. El Chato llegó a Algeciras en 1978 y en la entidad albirroja vivió de todo, tanto como futbolista, como miembro del cuerpo técnico y como primer entrenador. Ascensos, descensos y sobre todo, la condición algecireño adoptivo para la ciudad en la que vivió durante más de veinte años el ahora entrenador del Alcalá.

Los argentinos Murúa y Brizzola, el paraguayo Villalba, el delantero Juan de Dios (uno de los héroes de Barbastro) y Manuel Ángel, entre otros de los arriba citados, vivieron una etapa dorada en el Algeciras después de haber militado en el Sevilla, reforzando el nexo de unión entre ambos clubes.

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