Los malos humos, a la calle
Los hosteleros tienen que recordar a algunos clientes despistados la entrada en vigor de la Ley Antitabaco. Algunos fumadores se muestran realmente enfadados al tener que salir a la calle para consumir cigarros
La climatología ha empezado el año dando un poco de cuartelillo a los fumadores campogibraltareños, que no han dudado en mostrar su enfado con la entrada en vigor ayer de la nueva Ley Antitabaco. Ayer, todo aquel que quiso echarse un cigarrito tuvo que optar por consumir en las terrazas, si las había, y si no, salir fuera a llenar los pulmones de nicotina fresca.
Antonio Ángel González, un cliente de un bar de la plaza Alta, se queja de tener que salirse de la terraza habilitada con toldos para poder fumar. La Ley también prohibe el uso del tabaco en aquellos espacios públicos que cuenten con más de dos paredes y un techo. "Esto me parece una incongruencia, que se pueda comprar tabaco en el bar y que te tengas que salir a la calle para fumar. Lo veo fatal", explica contrariado González. Y es que la imagen de clientes con un cigarro en la mano y el cafe o la cerveza en otro, ya es cosa del pasado.
María Dolores Costa, dueña de la Freiduría Costa, piensa que realmente la gente está cada vez más concienciada en que no se debe fumar en espacios públicos cerrados. Ella es una de las personas a las que la Ley Antitabaco le ha ayudado a tomar la decisión de dejar de fumar definitivamente. Está a favor de la ley pero no entiende porqué el local tiene que pagar una multa de 600 euros en caso de que alguien fume dentro. "Si el cliente no me hace caso, qué puedo hacer. No veo justo que el infractor pague unos 30 euros de multa y el bar una cantidad desorbitada desde mi punto de vista", relata.
Mientras tanto, en la terraza de la freiduría, uno de los clientes muestra su enfado porque no puede fumar en el toldo habilitado para guarecer del frío y pide con educación que le anulen el pedido. Esta escena se repetirá durante un tiempo hasta que todo el mundo asimile la norma. Por lo pronto, la estampa navideña de ayer fue la de terrazas inusualmente llenas en comparación con los interiores de los locales. Todos los hosteleros preguntados coincidieron en que se iban a reducir los beneficios pero que aún era pronto para hacer cuentas.
Dolores Infante toma café en la terraza de la cafetería Ópera y confiesa que si pudiera fumar dentro no estaría afuera con el frío que hace. A Tania Martínez, sentada en la misma mesa, le ocurre lo mismo. Ambas coinciden en que les parece bien que no se fume en las zonas cercanas a los colegios o en los parques infantiles pero no que no haya ninguna zona en bares y restaurantes donde se pueda fumar. En este local una de las camareras cuenta que han puesto unas mesas en el exterior un poco más resguardadas del frío bajo un techo, pero que los clientes se seguían quejando de la temperatura, "así que muchos salen a fumar y luego vuelven a entrar".
La propietaria del Café del Foro está en contra de que la Ley sea tan restrictiva y piensa también que debería seguir permitiéndose zonas en los bares donde fumar. Bajo su punto de vista, esta ley va a provocar pérdidas importantes en el sector, y además, considera que se trata más bien de una maniobra del Gobierno para distraer.
En el Gambrinus, según relata uno de los trabajadores, Alejandro Abeledo, hasta tres mesas abandonaron el local ante la imposibilidad de fumar dentro. "Esto va a ser un desastre. Hoy porque no ha hecho mucho frío y la gente se ha conformado con salir a la terraza, pero cuando llueva qué van a hacer", se pregunta Abeledo.
En otros bares, los clientes han cumplido a rajatabla la nueva norma. Damián Hernández, del restaurante Las Duelas, relata que a primera hora tan sólo uno de los clientes habituales entró con el cigarro encendido y tuvo que recordarle que ya no podía.
Algo que sí se ha notado desde el primer día de aplicación de la Ley es que el ambiente en los locales no está cargado de humo. "Se nota mucho, sobre todo cuando ya se queda vacío el restaurante, que no huele a tabaco", comenta Lidia Llaves, camarera de los 100 Montaditos. En vistas de la situación, más de uno pedirá a los reyes magos voluntad para dejar de fumar.
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