Algeciras

Construcción del muelle de Galera (1913-1932) IV. Guerra mundial y temporales

  • En octubre de 1923 la Junta solicitó al general encargado del despacho de Fomento que se procediera a la tramitación del proyecto reformado de prolongación

Los trámites de aprobación del proyecto de prolongación del muelle de la Galera se alargaban en los diferentes departamentos gubernamentales para desesperación de la Junta de Obras del Puerto que, reiteradamente, por ella misma o a través del diputado a Cortes, José Luis de Torres, elevaría peticiones para que se sacaran a subasta las obras de los tres trozos que constituían el proyecto que tanto se estaba haciendo esperar. Es evidente que la inestabilidad política existente desde, al menos, 1918 en la Nación (se sucedieron doce gobiernos y tres Parlamentos entre ese año y 1923) y la crisis social (repercusión de la revolución rusa, efervescencia de los sindicatos, multiplicación de las huelgas, etc.) y económica (contracción de la postguerra mundial, caída de las exportaciones, crisis agraria, etc.) imposibilitaba el normal desenvolvimiento de los ministerios y provocaba la anarquía en las tareas de gobierno. Sería a partir del 12 de septiembre de 1923, con la instauración de la dictadura militar por Miguel Primo de Rivera, cuando la estabilidad pareció retornar a la política nacional y las tareas de gobierno tomaron el cauce de normalidad que había faltado en la etapa anterior. El Directorio Militar y los gobiernos de carácter civil, entre 1923 y 1929, pusieron gran énfasis en el desarrollo de las obras públicas, tanto para paliar los efectos perniciosos en el mundo laboral de la crisis, como para poner las bases que condujeran al desarrollo de otros sectores económicos que necesitaban de la mejora de las redes viarias (incremento de la producción industrial y del turismo). En el puerto de Algeciras pronto se hicieron patentes los efectos positivos del nuevo régimen ordenancista.

Los proyectos de obras se agilizaron y la llegada de buques mercantes, procedentes de numerosos países, se incrementó notablemente, con lo que tal incremento representaba para las arcas de la Junta y la reactivación económica de la ciudad. El 9 de octubre de 1923, la Junta solicitó al general encargado del despacho del Ministerio de Fomento que se procediera a la tramitación del proyecto reformado de prolongación del muelle de la Galera (que se encontraba paralizado en el citado Ministerio desde hacía tres años) a fin de que sea en breve fuera sacada a subasta dicha obra. En la sesión de la Junta del día 15 de febrero de 1924 se da cuenta de haberse aprobado por la superioridad la subasta de las obras que tendría lugar el día 10 de marzo y que se celebró sin ninguna demora, siendo adjudicadas a la empresa holandesa de don Adrián Bos y Recourt. El señor Bos, en visita efectuada a la Junta en la segunda quincena de marzo, comunicó a la misma su deseo de hacer inmediatamente el depósito definitivo y comenzar los trabajos para los que cuenta con poderosos elementos, estimando que podrían realizarse en cuatro anualidades.

Sin embargo, un terrible suceso acontecido entre los días 10 y 16 de marzo de 1925 obligó a retrasar una vez más las obras que la empresa concesionaria había comenzado a realizar para la prolongación del muelle de la Galera, así como las del Rompeolas de la Isla Verde. En aquellos días la bahía de Algeciras sufrió uno de los temporales del sudeste más devastadores de cuantos habían azotado hasta esa fecha la zona. El ímpetu de las olas, con las obras exteriores del puerto aún inacabadas, causó enormes destrozos en el muelle de la Galera, en el Rompeolas en construcción, en los medios auxiliares utilizados en las obras y en el material flotante. El costo de las reparaciones se calculó en unas 420.000 pesetas. En los días que siguieron al temporal se hizo un recuento de las averías sufridas por las diferentes infraestructuras portuarias y en los medios auxiliares para su envío a la superioridad que dio el siguiente resultado:

Sobre el Muelle de la Galera: destrucción de unos 48 metros del muro del frente sur; desplazamiento de varios metros de la coronación en el lado norte y arrasamiento del adoquinado en los tres frentes; levantamiento de la vía férrea del tren de obras en sus últimos 80 metros y destrucción de parte del alcantarillado. Del rompeolas de Isla Verde: levantamiento de la vía férrea del Titán en una longitud de 50 metros. Y del material flotante: arranque de la boya que señalaba el bajo de los Patrones y de la baliza del Navío; embarrancamiento de las chalanas Sancho, con su grúa Priestman y cuchara para dragar y Lepanto; hundimiento en la dársena de Villanueva de las chalanas Algeciras, con su grúa para dragar, Tornado, Andalucía y Guadalupe.

Las averías se repararon aquella primavera y las obras de prolongación se iban a reanudar cuando un nuevo contratiempo vino a entorpecer el desarrollo de los trabajos. Al realizarse los primeros trabajos para la excavación de los cimientos del muro sur se detectó la existencia de un terreno margoso e inestable que amenazaba con provocar deslizamientos, lo que imposibilitaba cimentar sobre él la estructura exterior del muelle. Esta nueva adversidad obligó, por Real Orden de 8 de julio de 1926, a la redacción de un reformado del proyecto de prolongación que fue elaborado por el ingeniero director y firmado el 13 de julio de aquel mismo año.

El 30 de noviembre de 1927 presentó el Ingeniero Director un proyecto de dragado para hacer utilizables los 148 metros construidos y rellenados del muro sur de la prolongación del muelle de la Galera. Esta propuesta viene a demostrar que, a finales del año 1927, más de la mitad de la prolongación del muelle se había acabado de construir. El objetivo prioritario de estas labores de dragado era poder tener en condiciones de calado necesario los 260 primeros metros de muro construidos que quedará terminado al final de enero siguiente, dándoles el calado de la coronación del cimiento aprobado y construido, o sea, 6,60 metros, 7,60 metros, 8,80 metros y 9,60 metros en la B. M. V. E. (bajamar mínima viva equinocial).

Un hecho que tendría importantes repercusiones empresariales y laborales en los años siguientes tendría lugar en el mes de enero de 1931. En la sesión del día 6 de febrero se dio cuenta que, por Real Orden, era aceptada la subrogación por la Compañía Hispano-Holandesa de Construcciones de los derechos y obligaciones que el contratista Adrián Bos tenía contraídas con la Junta y que, hasta esa fecha, regentaba la empresa que construía la prolongación del muelle de la Galera.

Las obras de prolongación del citado muelle parecían no acabar nunca, puesto que de las cuatro anualidades previstas en el proyecto inicial, se habían pasado a siete en 1931 y aún quedaba una parte por construir y algunas zonas por dragar. El 27 de mayo de 1931 se notifica a la Junta que las obras de prolongación continuaban, habiéndose invertido en las mismas en el mes de abril pasado la cantidad de 102.238,20 pesetas. Al mismo tiempo, la Compañía Hispano-Holandesa de Construcciones solicitaba una prórroga de un año para poder terminar las obras subastadas del muelle, petición que vuelve a reiterarse en el mes de julio del siguiente año. Por fin, los trabajos de prolongación del muelle de la Galera estuvieron finalizados a mediados del año 1932.

Antonio Torremocha. Doctor en Historia Medieval. Académico de número de la Academia Andaluza. Director del Museo de Algeciras (1995-2007)

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios