Historia de Tarifa

Historia del pósito de Tarifa

El pósito de la plaza de Santa María, terminado en los primeros años del siglo XIX.

El pósito de la plaza de Santa María, terminado en los primeros años del siglo XIX.

El pósito y los graneros

Durante el reinado de Felipe II (1556-1598) se regularon los pósitos como instituciones supeditadas a los ayuntamientos, pero con administración autónoma. Su función consistía en facilitar a los agricultores menos pudientes trigo para la siembra, que debían devolver con creces, esto es, con un moderado aumento respecto de lo prestado. Además, suministraban harina a los panaderos a precios reducidos en momentos de escasez o carestía. El almacén para guardar el grano también se denomina pósito.

De tiempo inmemorial, Tarifa contaba con dos de estos graneros. Uno en la planta alta del local que todavía conocemos como Torre del Pósito, integrado en la muralla y dando a la calle de la Santísima Trinidad. En su planta baja estaba el matadero y la carnicería. Debido a que el calor de la matanza y la humedad hacían que el trigo se picara, el Ayuntamiento terminó por trasladar en 1603 el matadero a la Puerta del Mar.

Otro era el pósito del baluarte, en la plaza de Santa María, junto al castillo. Era la casa en que residía el alcaide mientras Tarifa fue villa de señorío. Al pasar a la jurisdicción real en 1596, allí vivieron los corregidores durante algún tiempo, quedando su planta alta como granero. El edificio llegaba a finales del siglo XVII en pésimas condiciones, habiéndose utilizado en ocasiones como cuartel, hasta que finalmente quedó inservible.

Durante el XVIII, el Ayuntamiento dispuso de un tercer granero en la plaza del Mesón, o de los Mesones, en la casa situada entre la antigua cárcel y la calle Aljaranda, donde antes estuvo la alhóndiga. A comienzos de aquel siglo cedió el solar, manteniéndolo como propiedad municipal, al eclesiástico Juan López para poner escuela. Este le añadió sin licencia una planta alta, que se le requisó para destinarla a granero.

El pósito de la calle de la Trinidad se ocupaba frecuentemente como cuartel, sobre todo desde 1704, tras la pérdida de Gibraltar, alojando a algunos de los muchos soldados que acudieron al primer asedio del Peñón y luego permanecieron de guarnición en Tarifa. Y el pósito de la plaza del Mesón también sirvió a veces de cuartel. No obstante, ambos locales estuvieron almacenando trigo hasta comienzos del siglo XIX.

Restos del pósito antiguo en la confluencia de las calles Santísima Trinidad y Carnicería. Restos del pósito antiguo en la confluencia de las calles Santísima Trinidad y Carnicería.

Restos del pósito antiguo en la confluencia de las calles Santísima Trinidad y Carnicería.

En 1807, el Consistorio acordó dedicar estos dos pósitos a escuelas de niños, aunque el de la calle de la Trinidad fue ocupado en 1814 para alojar tropa. En su planta alta se instaló el cuartel de Artillería de la guarnición de Tarifa, que en 1822 pidió la cesión de todo el edificio. También se alojaría aquí la Milicia Nacional tarifeña. Así y todo, la carnicería permaneció en su planta baja, en deplorables condiciones higiénicas, hasta que fue trasladada a la nueva plaza de abastos, inaugurada en marzo de 1835.

Estos dos locales perdieron su funcionalidad como graneros tras reconstruirse de nueva planta el pósito del baluarte a comienzos del siglo XIX. Entonces el Ayuntamiento pensó en venderlos, aunque no resultó una tarea fácil. El de la plaza del Mesón se subastó en 1851, rematándose en Antonio de Campos. Pero más laboriosa fue la venta del de la calle de la Santísima Trinidad por su localización y por el mal estado que presentaba, amenazando ruina desde finales de 1837.

El pósito nuevo, del siglo XIX

La capacidad de los dichos tres graneros era del todo insuficiente, además de que nunca presentaban las condiciones convenientes. En consecuencia, el Ayuntamiento se veía obligado a alquilar cuartos altos o soberados en casas particulares, suponiéndole un gasto extra.

En 1763 ya se planteó la necesidad de un nuevo pósito más espacioso, resolviendo que la mejor opción era demoler el viejo edificio de la plaza de Santa María, que solo valía como palco para ver las fiestas reales de toros. Se reconstruiría en el mismo sitio, dotándolo de una balconada dando a la plaza, con subida independiente del almacén de granos. Así, las autoridades locales podrían seguir ocupándola en las ocasiones de las corridas de toros celebradas aquí.

Pero esa proyectada reconstrucción no tuvo efecto de momento. En vista de ello, a instancia del corregidor Isidro Peralta y Rojas, el cabildo aprobó en 1768 trasladar la carnicería a la planta baja de la casa en la plaza del Mesón, por ser sitio más fresco al estar su espalda apoyada en la antigua muralla árabe. De este modo, todo el edificio de la calle de la Santísima Trinidad quedaría para granero, solucionando así el problema, “pues con este canje se consigue el remedio de todos los males propuestos”. Pero esta actuación tampoco se llevó a cabo, por lo que algunos años después el mismo corregidor propuso la reedificación del pósito del baluarte. Sin embargo, la obra no se terminaba de acometer por falta de fondos.

Plano del castillo fechado en 1611 señalando la “casa del pósito” del baluarte, a la derecha, y la “torre del pósito”, inserta en la muralla. Plano del castillo fechado en 1611 señalando la “casa del pósito” del baluarte, a la derecha, y la “torre del pósito”, inserta en la muralla.

Plano del castillo fechado en 1611 señalando la “casa del pósito” del baluarte, a la derecha, y la “torre del pósito”, inserta en la muralla.

Hubo que esperar a la corregiduría de Pedro Lobo y Arjona (1795-1807) para ver realizado el ansiado proyecto. Al parecer, los trabajos empezaron en 1798, pero pronto fueron suspendidos al no conseguirse el maderamen necesario. Ocurrió que el transporte de mercancías se interrumpió a causa de la guerra y de la peste declarada en Marruecos, afectando a Cádiz capital y a algunos de los pueblos cercanos a Tarifa, como Medina Sidonia.

Las obras no se reanudaron hasta comienzos de 1801, cuando el dicho corregidor ordenó la demolición de paredes y edificios que amenazaban ruina en el viejo casco urbano tarifeño. Entre los inmuebles afectados se encontraban los restos del antiguo convento de la Santísima Trinidad, que había sido clausurado en 1769, “respecto de estar ya totalmente arruinado”. Contando con la autorización del obispo de la diócesis gaditana, se aprovecharon sus maderas y demás material de derribo para la finalización del pósito, y lo restante se empleó en la reconstrucción de la iglesia de San Francisco.

Por tanto, el nuevo pósito se levantó en los primeros años del siglo XIX, dirigiendo la obra Pablo Díaz Becerra, maestro mayor de obras de Algeciras. En agosto de 1802 todavía se estaba construyendo, quedando terminado y operativo antes de 1807. Ocupa casi todo el lateral oeste de la plaza de Santa María, junto al castillo.

El resultado fue un edificio recio y funcional, sin aditamentos ornamentales superfluos, como corresponde a este tipo de construcciones. Tiene forma rectangular, de 37 metros de largo por 17 de ancho, con dos plantas y tejado a dos aguas. Su fachada está orientada al este, y se adorna con tres balcones.

La planta baja se divide en dos salas, separadas por la entrada principal y las escaleras de acceso al piso superior. Su techo es de bóvedas sobre arcos apoyados en recias columnas cuadradas de piedra con rebaje en sus esquinas. La planta superior, que era realmente el granero, lo conforma una gran sala corrida, con arcada central longitudinalmente. Solo con este piso superior se cubrían las necesidades de almacenamiento de granos.

Los cuartos bajos se destinaron a escuela de niños casi desde el principio y prácticamente durante todo el siglo XIX. Así, cuando en 1844, el comandante general del Campo de Gibraltar requirió la cesión del edificio para acuartelar tropas, el Ayuntamiento se negó a cederlo aduciendo ser la escuela pública, con más de doscientos alumnos. En su lugar, se le ofrecía el viejo granero de la calle de la Santísima Trinidad.

Esta casa recién reconstruida ocupa el solar en el que estuvo el pósito de la plaza del Mesón esquina con la calle Aljaranda. Esta casa recién reconstruida ocupa el solar en el que estuvo el pósito de la plaza del Mesón esquina con la calle Aljaranda.

Esta casa recién reconstruida ocupa el solar en el que estuvo el pósito de la plaza del Mesón esquina con la calle Aljaranda.

A mediados de la centuria incluso se barajó la posibilidad de que albergase la Casa Consistorial. De hecho, los regidores se habían reunido en algunas ocasiones en su planta baja. Pero se descartó esta opción por el elevado coste que suponía su acondicionamiento y por estar allí ubicados el granero, el cuartel de la Guardia Civil y la escuela, para los que habría que buscar otros locales.

A pesar de su solidez, el edificio sufría el normal deterioro por su uso, debiendo hacerle reparaciones más o menos considerables a lo largo del tiempo. Cuando en 1836 fue reformada la plaza de Santa María por el maestro de las reales obras de Tarifa, éste se prestó a mejorar la fachada, cambiando los balcones “con otros del buen gusto”. No obstante, dado que todo el edificio se encontraba bastante deteriorado en 1847, el Ayuntamiento acordó una reforma de más envergadura, que no se realizó hasta 1859. Y en 1865 hubo que hacer otro buen arreglo en la planta baja y renovar la puerta de la entrada.

En cualquier caso, la ejecución de esta importante obra supuso un gran acierto, y no solo para guardar el cereal, sino también porque ofrecía al Ayuntamiento múltiples posibilidades para sus necesidades operativas. Así, una de las salas bajas sirvió durante años como almacén para material de la feria. También fue cárcel temporal de presos en tránsito.

Vicisitudes del pósito en el siglo XX

Los pósitos pasaron en 1906 a depender del Ministerio de Fomento, creándose las Delegaciones Regias de Pósitos, siendo transformados en verdaderos bancos de crédito agrícola gestionados por los ayuntamientos. En febrero de 1909, la Delegación Regia emitió una orden disponiendo la enajenación de todas las fincas propiedad de los pósitos nacionales. Por tanto, el espléndido edificio tarifeño también se puso a la venta mediante subasta pública, que fue anunciada en Tarifa, Algeciras, Los Barrios y Vejer.

Sorprende que ningún postor se presentara a las varias citaciones de subasta, siendo a la postre adquirido por el propio Ayuntamiento por solo 1.200 pesetas (poco más de siete euros) en la quinta convocatoria, realizada el 27 de diciembre de 1909. Esta compraventa fue escriturada el 1 de febrero de 1910 e inscrita en el Registro de la Propiedad de Algeciras.

La sala alta del pósito ha venido sirviendo últimamente como archivo municipal. La sala alta del pósito ha venido sirviendo últimamente como archivo municipal.

La sala alta del pósito ha venido sirviendo últimamente como archivo municipal.

En 1929, al estar construyéndose el nuevo colegio en la plaza de Santa María, el alcalde Carlos Núñez Manso ofreció el pósito al Ejército con el fin de que viniese un regimiento de guarnición militar, pensando en que así se favorecía la economía local. Sin embargo, la escuela de niños siguió allí hasta 1931. Fue ya en 1935 cuando, a propuesta del entonces alcalde, Francisco Terán Fernández, se cedió el edificio temporal y gratuitamente para servicios operativos del Regimiento de Infantería Álava 22.

Durante la Guerra Civil (1936-1939) y después se utilizó como cárcel provisional para presos políticos. En 1953, el Consistorio valoró recuperar su uso, pero se optó por que de momento continuase ocupándolo el Ejército, si bien ahora cobrándole un tanto de alquiler. Al mismo tiempo, en esa década de 1950 siguió como penitenciaría o “Depósito municipal de presos” en espera de juicio.

Una vez que los militares lo desalojaron, se destinó a almacén. Más tarde, en la planta baja se instaló la biblioteca pública, que fue trasladada desde el local en la Alameda que ahora ocupa la oficina de turismo. El piso superior del pósito se acondicionó como museo, que al cabo fue desmantelado para destinar este espacio a archivo municipal.

En 2009 se llevó la biblioteca al antiguo colegio Miguel de Cervantes, en la misma plaza. La planta baja del pósito se dispuso para albergar la Radio y Televisión de Tarifa (RTVT) y el Centro de Educación de Adultos. Posteriormente, el archivo también se ha reubicado en una sala de dicho colegio, aunque todavía no ha terminado el traslado de toda la documentación.

Aparte del castillo, el pósito es el edificio público civil más robusto y de mayor prestancia en Tarifa, y como tal debe ser valorado y cuidado. Ni que decir tiene que sería la sede idónea para el museo municipal que tanto se echa en falta.

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