Coronavirus

Coronavirus: cómo protegerse de la transmisión por aerosol

El comportamiento de los aerosoles es parecido al humo del tabaco.

El comportamiento de los aerosoles es parecido al humo del tabaco.

Las diminutas partículas o gotículas que salen de nuestra boca o nariz al hablar, cantar, toser o estornudar son las mayores trasmisoras del virus encontradas hasta ahora. Estas partículas, que los científicos han llamado aerosoles, son la gran preocupación de investigadores y ciudadanos desde que empezamos a saber cómo se expandía el coronavirus. Tal es así que aún no se conoce con total seguridad cuánto tiempo pueden permanecer en el ambiente o hasta dónde pueden viajar en aire.

Los aerosoles pueden quedar suspendidos en el aire durante varias horas

El peligro de los aerosoles (en realidad son partículas de saliva y de líquido respiratorio) reside en su invisibilidad debido a lo pequeños que son: menos de 100 μm, (100 millonésimas de metro) y en su capacidad de infección, ya que pueden quedarse suspendidos en el aire durante varias horas si no hay corrientes y es más fácil que sean inhalados y que una persona contraiga el virus.

La importancia de una buena ventilación

Hacerse una idea del comportamiento de los aerosoles es muy fácil. Solo es necesario pensar en el humo que exhala un fumador tras darle una calada a un pitillo o el vapor de un vapeador en una habitación cerrada. Si no hay ventilación, el humo o el vapor se disipan mezclándose con el aire limpio y permaneciendo en esa habitación, aunque no lo podamos percibir.

Los expertos inciden en que hay que evitar los espacios cerrados o muy concurridos y poco ventilados

Estas características han llevado a investigadores, médicos y científicos del todo el mundo a hacer hincapié en que la población debe seguir unas medidas de seguridad sin excepción alguna para evitar la trasmisión del virus como evitar lo máximo posible la estancia en lugares cerrados o que se ventilen poco y, en el caso de que no sea posible, limitar al tiempo al mínimo, y, por supuesto, usar siempre un protector facial, ya sea mascarillas o pantallas de protección.

Mascarilla siempre

En el caso de las mascarillas, en primer lugar, “filtran el aire expulsado por un individuo, capturan gotitas respiratorias y, por lo tanto, reducen el riesgo de exposición para otros. Esto es particularmente importante ya que son más efectivos para capturar gotas más grandes que tienen más probabilidades de tener grandes cantidades de virus encapsulados dentro de ellas. Esto evita que las gotas más grandes afecten directamente a alguien o se evaporen a un tamaño más pequeño y circulen en el aire”, explican los expertos.

Además, reducen la velocidad de la bocanada de aire que se produce al estornudar, toser o hablar y con ello los aerosoles podrán alcanzar menos distancia y evitar así el contagio de otras personas que estén cerca de nosotros. 

¿Cómo puedo protegerme de los aerosoles en el interior?

En primer lugar, es muy impotente no acudir a lugares concurridos. Cuantos menos emisores de aerosoles (personas) se encuentren en un lugar cerrado y si todos ellos llevan mascarilla, menor serán los niveles de concentración del virus.

En segundo lugar, siempre que acudas a un lugar cerrado deberás usar la mascarilla evitando así infectar a los demás o ser infectado por ellos.

Y por último, reducir el tiempo que pasas en estos lugares, más aún si son lugares abarrotados y poco ventilados. De esta forma, la exposición a los aerosoles será menor.

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