Martín Rísquez

El PSOE es ya un zombi

La tribuna

El PSOE es ya un zombi
El PSOE es ya un zombi / Rosell

07 de junio 2024 - 00:15

Lo que viene ocurriendo en España desde hace casi un año y el modo en que lo está asumiendo el partido que dirige el gobierno, están convirtiendo al antiguo PSOE en un zombi. Un zombi de esas películas en las que lo único que te pone a salvo de él es salir huyendo en cuanto lo tienes en tus cercanías, porque hablarle, dialogar o intentar razonar no te lleva a ningún lado, ya que te enchufa su discurso (o su abrazo letal) y por mucho que uses razones, argumentos e incluso lo que dicen quiénes se benefician de ese discurso o de sus decisiones, no consigues nada más que la repetición de alguno de los muchos mantras con los que se le ha alimentado.

La factoría de fabricación de los mantras actuales del PSOE se ubica, por supuesto, en La Moncloa, donde el secretario general del antiguo partido que dirigió el proceso más serio de modernización que ha tenido España en los últimos doscientos años dispone de un muy nutrido equipo de fabricación de justificaciones que solo se dedican a esa tarea. Ya no hay inteligencia colectiva que haya elaborado una estrategia y la esté siguiendo para conseguir mejorar nuestro país en el ámbito de la política territorial (como fue la Declaración de Granada), no hay dirigentes que hayan tenido en el pasado altas responsabilidades con los que se debata a la luz de las experiencias y de los conocimientos sobre cómo afrontar problemas y situaciones complejas, no hay filósofos de la política que apunten direcciones, alerten de peligros o señalen inconvenientes de las decisiones que se piensan adoptar. Dirigentes responsables, buscadores de acuerdos territoriales, filósofos y otras especies son hoy personajes sobre los cuales lo que se hace es extender sombras de sospecha y mantras denigrantes de que favorecen a la derecha, de que no saben estar fuera del foco o peores cosas aún.

Claro que todo esto, los ciudadanos que no estamos en la pomada debemos suponerlo, porque, leyendo los medios y a los periodistas que sí parece que lo están (y en el mundo de La Moncloa parece muy claro quiénes son éstos) te encuentras cosas como el escasísimo número de personas con el que se deciden los cinco días de retiro espiritual del presidente, sus conclusiones de tal ejercicio o la aceptación de los cambios más radicales de un día para otro en materia tan sensible a la ciudadanía como la amnistía a los condenados por delitos juzgados en el más alto tribunal del país y tantas otras como se han visto estos últimos años.

Desde la vuelta de Pedro Sánchez a la secretaría general, se han producido en el PSOE cosas como la práctica desaparición de todos los que no coinciden con él de las listas electorales, de responsabilidades públicas y de las internas al partido. La única excepción es Castilla-La Mancha, donde el secretario general y presidente de la comunidad, en una decisión que le honra, se muestra dispuesto a actuar antes como representante de su ciudadanía que de la dirección de su partido, algo que ha sido previamente laminado allá donde había algún indicio de que pudiera ocurrir.

La mezcla entre los fabricantes de mantras y la eliminación de las reflexiones colectivas lleva a esa zombificación. Puede que ni siquiera se haya dado algún tipo de proceso, ya que, a tenor de teorías tan brillantes como la del “puto amo”, cabe pensar que todo es made in Sánchez.

Sea como sea, lo cierto es que cuando se oye o se lee a dirigentes de ese partido hablar de la “política actual” del partido no puedes dejar de señalarles que esa política actual es la misma que era indeseable hace solo unos meses; que su calificación como “fallido” al procés (otra idea de zombi) no coincide con el hecho de que lo ocurrido el día de San Fernando sea calificado como “final del régimen del 78” (aprobación de la Constitución) por parte de los promotores del separatismo; que la “pacificación” de Cataluña (más zombi) hay que confrontarla con el traslado del conflicto a toda la sociedad española y que mal puede hablarse de pacificación cuando se está haciendo entreguismo en la reivindicación económica de los secesionistas, caso éste del zombi “España nos roba” denunciado por Borrell hace años.

Y no sé si considerar también como tal otra idea sobre el papel internacional que, al parecer, anima a nuestro presidente del gobierno. Espero que no llegue a ser el mismo que tuvo, en su momento, su predecesor y avalista Zapatero, entonces intermediario europeo en una crisis venezolana, al dejar tirada a la oposición cuando el presidente progresista Maduro que veta a candidatos a sustituirle cambió las reglas del juego tras perder unas elecciones parlamentarias, cambio dirigido a rebajar el papel institucional de ese órgano para darle más poder a otro creado con las reglas que a él le parecieron. No sé, creo que necesitamos menos zombies y más reflexión.

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