Editorial
Una moción disparatada
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Más de 53.000 estudiantes de Bachillerato y FP de un millar de centros educativos de Andalucía, Ceuta, Melilla y siete ciudades marroquíes se someterán desde mañana, en Distrito Único, a las pruebas que le permitirán el acceso a la Universidad, la denominada PEvAU. Pese a la inquietud con la que los jóvenes suelen afrontar esas pruebas que determinarán su futuro más cercano, más del 96% de los estudiantes consiguen aprobar los exámenes en esta primera convocatoria. El próximo 13 de junio se conocerán las notas en los distintos portales web de las universidades públicas andaluzas e inmediatamente se abrirá el plazo para la preinscripción en los distintos grados que se quieran cursar. Y es a partir de entonces cuando arranca la auténtica selectividad porque un elevado porcentaje de jóvenes, finalmente, no accede a los estudios que desea. El año pasado, la Universidad de Sevilla, la más demandada de Andalucía, informó de que sólo un 25% de los demandantes pudo matricularse en la primera opción. No resulta por tanto extraño que la Fundación Conocimiento y Desarrollo (FyD), constituida por algunas de las empresas más importantes del país, asegure que la tasa de abandono en el primer año de estudios en la región llega al 22% en el caso de los hombres y casi al 14% en las mujeres. La universidad hace tiempo que dejó de ser la gran vía de inserción laboral, aunque el 70% de los egresados trabaja como máximo a los cuatro años de graduarse. La Formación Profesional y, sobre todo, la Dual, a la que todavía sólo accede un 7% de los alumnos que optan por estos estudios, cobra cada vez más auge. Y ése es el gran debate que debería abrirse con más fuerza en las universidades públicas de Andalucía: si sus planes de estudio se ajustan a un mundo laboral en constante evolución, que demanda profesionales con una formación que no se adquiere en sus aulas. Más de 53.000 jóvenes inician su camino mañana.
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